No todos sanan de la misma forma

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Después de una larga noche en vela con los sentimientos a flor de piel, el llanto cesó y dejó que su cuerpo descansara un poco, al menos hasta que alguien tocó su hombro para despertarlo.

—¿Nam? —El sobresalto del joven lo alertó, ambos estuvieron bajo emociones muy fuertes, pero él se había puesto peor. — Tranquilo, no fue tu culpa.

Las pesadillas lo habían estado invadiendo, cada instante libre en su cabeza lo hacía ver una y otra vez la muerte de sus amigos, especialmente la de Seok Jin y Kook.

—No puedes decirme eso. Sé que nadie me culpará, pero bajo cualquier mirada ajena que escuche lo sucedido ésta semana, sabrán que fui partícipe de manera indirecta. —Talló sus ojos ligeramente hinchados. — La muerte no es algo ligero de cargar, Tae.

—Chicos, tenemos que apurarnos. Ya está todo listo para el funeral —susurró Suga sin entrar a la habitación. Se notaban sus ojos cristalizados, aún no podía aceptar la muerte de Hoseok y Wong, nadie.

—¿Y Seok Jin?

—Nam, has preguntado por él varias veces, no creas lo que tu mente te muestra... él está bien. —V acarició la coronilla de su amigo, tratando de darle consuelo que quizá no obtendría de manera fácil, pero por lo menos quería intentar dárselo.

Nam Joon asintió débil de luchar contra el vacío intenso que se albergó en casi todo su cuerpo. Se levantó con ayuda de ambos jóvenes, sus fuerzas no le ayudaban por la falta de alimentos y agua que el chico se había negado a ingerir desde el accidente. Caminó apartándose de sus amigos, hasta llegar al baño y después de unos segundos el fluir de la regadera se escuchó.

—¿Y Nam? —preguntó con la mirada alrededor del cuarto.

—Se metió a bañar. ¿Cómo te encuentras Seok Jin? —cuestionó Tae Hyung, acercándose hasta él.

Desde la muerte de su amigo y su primo, la actitud de Kim Seok Jin había vuelto a ser la del inicio, la de antes de conocer y tener amigos. Una actitud sarcástica, llena de superioridad, altanería, egolatría y narcisismo.

—Igual que hace diez minutos, cuando me preguntaste. —Observó a sus acompañante sin mucho detenimiento, porque no pudieron sostenerle la mirada. — Váyanse.

—Jin, tú entiendes que no fue culpa de Nam, ¿verdad? —susurró Yoon Gi.

—¡SÁLGANSE YA! —ordenó, exaltando a los chicos que dudaron en obedecer, pero que aún así lo hicieron.

Al verlos salir, azotó la puerta y la cerró con llave, se aproximó hasta el baño, entrando sin tocar. La tina escurría agua por los lados y Nam Joon no estaba, la regadera seguía llenando la bañera, se acercó y metió de inmediato las manos, empujándolo más.

El forcejeo empezó, uno quería respirar, salir a la superficie, pero el otro presionaba con vehemencia, sin importarle la resistencia de su oponente. Seok Jin estaba ante esa situación con el semblante frío y Nam Joon destilaba en ese preciso momento: desesperación.

Cuando sus movimientos disminuyeron su fuerza, su conciencia empezó a vibrar y su vista a nublarse. Dejó de luchar.

Antes de caer inconsciente su cuerpo recuperó el aire. Kim Seok Jin lo había jalado con fuerza. Jin caminó hasta una toalla para secar sus manos.

—¡MALDITA SEA JIN! —exclamó aspirando el oxígeno como si fuese a acabarse.

—Querías morir, ¿no? —dijo con la vista puesta sobre sus propias manos—. ¿Por qué otra razón harías esa tontería?

—Mira quién lo dice —chistó sin ánimo.

—Por eso mismo puedo identificar cuando alguien quiere morir, porque yo varias veces lo hice, buscando ese fin.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora