Revelaciones en pausa

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Bajaron del taxi para poder entrar al hotel, pero había muchas patrullas y ambulancias, se acercaron a los transeúntes que prefirieron quedarse a satisfacer su curiosidad.

—¿Disculpe? —Seok Jin llamó la atención de una joven universitaria que grababa el suceso—, ¿qué pasó?

—El recepcionista se volvió loco y empezó a apuñalar a todos en sus habitaciones.

Los chicos sintieron un escalofrío que les recorrió cada parte del cuerpo, Kim Seok Jin pensó en lo que hubiera pasado si no sacaba a sus amigos esa noche.

—No le crean, a mi hermana le encanta hacer bromas. El hombre solo apuñaló a los hombres. —Eso no arregló absolutamente nada, incluso se pusieron pálidos, bueno, Yoon Gi, solo siguió como Yoon Gi.

—¡Niñas!, las estaba buscando —mencionó una señora mayor, parecía ser su madre. Observó a los jóvenes y sonrió. — Es genial lo qué pasó ¿verdad?

Los chicos se miraron absortos, sin esperar ese comentario, ante sus ojos la señora estaba loca, pero muy loca. No les sorprendía que sus hijas tuvieran tan poco tacto al hablar. Las muchachas rieron por el rostro de ellos.

—Tenemos que irnos —comentó la más chica.

—Esperen, estos jóvenes lucen asustados. ¿Qué les dijeron? —Se miraron cómplices y se alzaron de hombros sin emitir alguna palabra. — Conozco a mis hijas. No murió nadie, un hombre salvó a un niño de una banda de secuestradores que se alojaban en el hotel. — Les alivió en cierta parte, pero aún así consideraron que el lugar no era tan seguro para ellos.

Las tres se despidieron rápido y siguieron su camino, aunque no prestaron mucha atención, estaban sorprendidos mirando cómo subían a la patrulla a la viejita pervertida que había acosado a Nam.

—Les dije que esa señora sí existía —susurró triunfante.

Esa misma noche salieron con todas sus cosas, en busca de otro sitio para dormir, pero todos estaban llenos, trataron de volver por esa noche al hotel en el que estaban, tampoco hallaron lugar.

—¿Alguna vez han dormido en la calle? —preguntaron Nam Joon y Suga quienes ya se habían cambiado en un callejón, porque no los quisieron dejar pasar al baño de hombres y no se arriesgarían a salir como chicos de uno de mujeres. Jimin y Seok Jin negaron, siempre habían tenido todas las comodidades de una casa, nunca la necesidad de dormir fuera de ella.

—¿Han ido de campamento?, bueno, supongamos que es como el servicio militar. —Jin sintió un escalofrío, pero se centró solo en la idea de dormir a la intemperie.

Buscaron un lugar con poca luz, estaban indecisos, no sabían si la oscuridad les brindaría seguridad, aunque pensaban más en estar cómodos sin que nadie les mirara mal. Encontraron un espacio solitario, aparentemente tranquilo, pusieron sus mochilas como cabecera y y usaron sus ropas más calientes, se acomodaron en parejas para soportar el frío: Seok Jin con Nam, Jimin con Suga, pero no los dividía mucha distancia a las dos parejas.

Se escuchaban las respiraciones unos de otros, por suerte en lo que llevaban ahí, nadie más había pasado.

—¿Kim Seok Jin?, ¿estás dormido? —susurró Kim Nam Joon—, ¿Kim Seok Jin?

—¡Está dormido!, ¿no escuchas como ronca? —gritó Yoon Gi.

—Jin no ronca.

—Yo no ronco —contestó adormilado el chico que se encontraba abrazado a Nam.

—No me importa, solo dejen dormir, les daré unos periodicasos para ver si así se duermen. —Se acurrucó más contra Park Jimin, quien lo abrazó y le puso unos tapones como los que acostumbraba usar en los aviones. El silencio en sus oídos lo calmó, en menos de cinco minutos ambos se quedaron dormidos.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora