Durmiendo juntos

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Eran las dos de la mañana y Nam aún no podía dormir, se había volteado para el lado de la ventana, donde no podía mirar a Seok Jin quien dormía plácidamente pese a estar en el suelo. Sentía necesidad de aprovechar y mirarlo, pero contuvo sus impulsos por primera vez, aunque debido a ello estuvo cambiando de posición evitando al muchacho en el piso.

Se rindió de dormir y se sentó al borde de la cama, hundido en sus pensamientos sin saber en realidad lo que estaba pensando, solo estaba ahí como un maniquí con respiración agitada.

—¿Necesitas algo? —escuchó una voz adormilada que le erizó cada centímetro de su piel. Giró y notó que aún estaba acostado, pero con los ojos abiertos.

—No fue mi intención despertarle —susurró apenado, volviendo a la cama, pero boca arriba.

—¿En serio?, te mueves mucho como para no querer despertarme. —Nam agarró una almohada y cubrió su rostro ruborizado. — ¿Quieres algún té? —preguntó levantándose.

—No, no, no es necesario —su voz apenas era audible, aún tenía la almohada contra su rostro—. Debe ser muy incómodo dormir en el suelo, ¿quiere que intercambiemos? —Seok Jin río tiernamente.

—¿Acaso no conociste a mi madre?, es capaz de estarnos viniendo a visitar para asegurarse de que su invitado está durmiendo en una cama. —Negó con su cabeza y un dedo levantado. — Además esto ayuda a la espalda. Supongo.

Jin se acercó a Nam Joon que no se percató porque seguía con el rostro cubierto, pero logró sentir nervios cuando la cama comenzó a hundirse, como si alguien estuviese encima, alguien aparte de él.

Sus manos se contrajeron apretando más la almohada hacia él, el chico que se había puesto de rodillas sobre la cama se quedó estático al notar la tensión en los brazos de su huésped, giró la cabeza en confusión y observó las venas que se habían pronunciado en Nam.

Tocó su brazo levemente, apenas un roce y eso fue suficiente para que la almohada se impregnara más al rostro de su amigo. Seok Jin tomó la esquina y se la quitó bruscamente, sobresaltando al joven.

Sin dar oportunidad a que sus ojos se posaran en el chico que ponía sus sentidos a flor de piel, se giró hacia la ventana tapándose con la cobija completamente.

—Será mejor que duerma.

—¿De repente te dió sueño? —preguntó sarcástico Jin. No recibió respuesta, tenía una leve molestia por ello, no le gustaba ser ignorado—. Quizá debería dormir contigo.

Aceleró el corazón de Nam. Sintió el aire entrar, la cobija había sido levantada y unos brazos se abrieron paso hasta su torso, pero continuó callado con los ojos cerrados con mucho esfuerzo. De pronto el rostro de Jin se posó en su cuello, no tardó en dormirse, su aliento abanicaba la mejilla del joven acorralado que sentía la respiración tranquila sobre su rostro.

Una parte de él dudaba que estuviese dormido, pero así parecía, incluso unos leves pucheros se notaban en los labios del bello durmiente al verlo de reojo.

Trató de ponerse boca arriba para apartarlo, sin embargo se volvió a acercar inconscientemente acomodándolo en su pecho, le gustaba verlo tranquilo.

Cuando se dio cuenta de lo que hizo se maldijo por no poder pensar antes de actuar. «Era quitarlo, no acomodarlo». Se regañó internamente.

La cabeza de Seok Jin estaba sobre su pecho y su mano descansaba tranquila sobre su abdomen, se atrevió a acariciarla con la yema de sus dedos. Se sentía tan bien con la cercanía, no quería dejar de verlo dormir, pero tanta tranquilidad que le trasmitía Jin, lo venció y también cerró los ojos dejando su mano sobre la de él.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora