Se mantuvo en movimiento, tratando de calmar sus emociones y sentimientos que no tenían dirección, haciéndolo sentir dolor indeterminado en el cuerpo. Llamó a todos sus amigos que contestaron de inmediato, sus malos presentimientos los llenaron de impaciencia, queriendo llegar a una velocidad poco factible en esa circunstancia.
-Vamos Jin, vamos, tú eres fuerte -susurró, sentándose y posicionando sus codos sobre sus muslos, haciendo un puente con sus manos para recargar su barbilla. Jaló su cabello, desesperado, sin parar de mover partes de su cuerpo de manera involuntaria.
Dos chicos conocidos lo abordaron en cuánto llegaron.
-¡Nam!, ¿qué pasó?
Se mantuvo ausente por un rato, hasta que fue consciente de la presencia de sus amigos. Trató de ordenar sus ideas para hablar sin preocupar, sin embargo, la situación simplemente lo era.
-Al parecer lo drogaron, pero también se encontró un veneno... por fortuna, la dosis no fue la correcta para ser letal. -Su rostro evitó alteración, aunque sus manos lo delataron más de una vez.
-Eso es bueno, ¿no? -indagó Suga de inmediato, buscando más esperanza que el tono de Nam Joon no le daba.
-El tiempo qué pasó el veneno en su organismo, podría tener consecuencias, así que aún no me han dado mucha esperanza -respondió, sabiendo lo que esperaban de él. Algo que no pudo darles.
-¿Puede morir? -interrumpió Yoon Gi con vehemencia.
-No, pero aún no saben qué daños pudo haber causado... no ha despertado.
Sus amigos se miraron con cansancio, estaban hartos de tener que lidiar con la maldad de la gente, ¿por qué no podían dejarlos en paz?, ¿por qué querían destruirlos?
Sus mentes estaban jugando sin consentimiento, sin poder parar o darles tregua, realmente habían tratado de alejar los malos pensamientos, ahí entendieron que sin importar la positividad, había cosas pasando, cosas que no se podían borrar con voluntad.
La madre de Jin llegó agitada, fue la última en recibir la llamada, pero estaba mucho más cerca que Tae Hyung que luchó por no asustar a Kook y pese a su inestable preocupación, se tomó el tiempo de llevarlo al departamento, después que el pequeño rindiera declaración en contra de An mi Suk, pidiéndole permiso a los oficiales que los escoltaban. Entendió que era algo necesario y que por más que quisiera estar a lado de Seok Jin, no podía saltarse los protocolos.
-No quiero quedarme aquí.
-Es por tu bien, Jung Kook, por favor.
-Pero Kim Seok... él me necesita.
-Yo lo cuidaré, lo prometo. -Abrazó al pequeño de manera sincera, dejando que sus lágrimas se limpiaran sobre su camisa. Esperó a que el menor cerrara con seguro y acompañó a los oficiales hasta la estación más cercana, aún tenía pendiente su testimonio y uno que otro papeleo obligatorio.
El pecho les ardía, aún estando en diferentes ubicaciones, podían sentir el mismo lazo emocional conectado a la misma persona, no sólo Nam y Tae, sino también Jimin y Suga que rezaban a una deidad abstracta.
El tiempo parecía detenerse, se sentían estáticos y sin avances, como si miraran la vida ajena, una película que sin importar cuántas veces la pusieran, el final siempre sería el mismo, espectadores sin control.
-¿Nam? -Abrió los ojos por la exaltación. Visualizó de manera borrosa un vaso frente suyo que sostenía Tae Hyung.
-¿Tiene mucho tiempo que llegaste? -Parpadeó varias veces, tratando de acostumbrar sus ojos a la luz del hospital, estiró su cuerpo cansado de estar en la misma posición, sobre una silla incómoda.

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La musa secreta [NamJin]
FanfictionKim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...