Kim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...
Yuong movía documentos de un lado a otro, metiendo algunos al folder que mantenía en el centro de su escritorio, lo único que estaba en orden. Lo cerró y sacó el celular con duda, pero al final decidió marcar.
—¿Hola? —se escuchó de inmediato al otro lado de la línea.
—Ésta chica es difícil de rastrear —dijo espontáneamente, mientras pasaba la vista por los documentos que había apartado.
—¿Estás diciéndome que no has encontrado nada? —su voz nerviosa delató su estado de hace días, su hermano estaba seguro que había tenido algunas crisis nerviosas.
—Estoy diciéndote que me ha costado obtener información, pero ya la tengo —suspiró. Se juró a él mismo no volver a hacer algún trabajo ordenado por su hermana, pero ahí estaba, haciéndolo—. La chica actualmente debería estar en cama, tuvo un accidente en las escaleras de su casa, por el momento no puede caminar.
—¿Se ha quedado invalida? —Yuong no pudo descifrar la voz, pero casi podía asegurar que tenía matices de esperanza.
—No, se ha lastimado levemente un tobillo y la muñeca, aunque lo más grave fue la factura de la pierna contraria al tobillo falseado.
—¿Hay algo sospechoso en su rutina?, algo que deje de hacerla rutina.
—Sus llamadas han sido irregulares a personas conocidas, pero hay un número desconocido que rastreé, sin embargo no hay alguna conexión. Rieron y hablaron de un paquete que fue enviado.
—¿Tienes información del paquete?, ¿Ella lo envió o lo recibió? —La piel alrededor de las uñas, estaba en carne viva.
—Claro que tengo información sobre el paquete. —Giró su silla para poder sentarse, sus pies dolían de tanto acomodar los datos que tenía pensado compartir con ella. — Sí, ella lo envió, pero ahí se pone todo muy raro. La persona recibió el paquete de un intermediario y al parecer esa era la persona a la que estaba dirigido, en él no había nada importante, sólo unos cuantos libros que he investigado también, sin algo relevante que haya encontrado. —Encendió un cigarro y se levantó para abrir la ventana. — Le seguí los pasos por una semana, pero durante esa semana sólo escribió cartas para sus amigos extranjeros, alrededor de setenta y ocho cartas, cuyo contenido eran saludos y planes de viaje, la persona les recordaba que tomaran sus medicinas. Tiene varios amigos enfermos.
—¿Por qué me estás diciendo esto?
—Me pediste información, te la estoy dando —mencionó sin importancia.
—Pero creí que sería útil.
—¿Preferías que te dijera que estaba tratando de matar a tu hijo?, la chica aparentemente es inofensiva.
—¿Aparentemente?, ¿tienes dudas?
—Soy detective desde hace años, hay tretas que me han obstaculizado investigaciones, pero lo peor es poder identificarlas y no tener el origen. Ésta chica se está tomando muy en serio el destruir a mi sobrino —pausó—, desde ahora, ella es mi problema.
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