Cuidar

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El brazo se le adormeció y casi perdió el equilibrio, por tal motivo lo hizo tambalear.

—¡Lo siento! —Haneul masajeó el codo del chico que había recibido un golpe del picaporte, cuando la puerta fue abierta.

—Vi mi vida pasar frente a mis ojos —chilló, el dolor no fue gran cosa, pero era molesto tener aún esa sensación adormecida.

—No pensé que estuvieses ahí, Wong —regañó con un tono firme, pensando que quizá las intenciones del joven, eran verla mientras se bañaba, pero eso no sería nada nuevo, porque ellos ya habían dormido y hecho de todo, juntos. Observó la presencia que acompañaba la de su novio—. ¿Necesitas algo Mi Suk?

—No, solo quiero darte esto. —Extendió la mano, entregándole el aparato.

—Gracias.

—¿Tienes hambre? —Regresó sus pasos de una manera lenta, pretendiendo no haber tenido la intención de salir del cuarto.

—¿Mande?

—Perdón. ¿Tienennnnn hambre? —remarcó la "n", para que ambos fuesen conscientes de la equivocación intencional que había cometido.

—Haneul comerá en mi casa —pausó, deseando que su novia, no lo contradijera—. De hecho se quedará a dormir, tenemos mucho trabajo.

—¿Me vas a dejar sola?

—Lo lamentamos mucho, pero es trabajo para las disqueras de las familias. Sé que sabrás entender —el chico no dejó que la mayor de las hermanas contestara, la conocía y sabía que se apiadaría de la menor, quedándose.

Wong posó una mano sobre el hombro de An Mi Suk, tratando de ser considerado, pero la mirada que recibió lo heló de pies a cabeza. El joven no acostumbraba seguir las reglas sociales, era imprudente e impulsivo, le gustaba incomodar a la gente con bromas y actitudes de confianza inofensiva, así que no apartó su mano, pese al extraño semblante.

An Haneul sintió que su corazón se aceleró y agradeció haberse cambiado en el baño, no quería tardarse más, quería salir, simplemente quería que su novio saliera sano y salvo. Había provocado a su hermana, un error que ella al igual que muchos más, cometieron y pagaron.

Lo que la preocupaba demasiado, era el no saber en qué nivel de venganza se encontraba: en las bromas insensibles o los intentos de homicidio. Suk era impredecible, pero meticulosa, una mala combinación para quienes eran un estorbo en su camino.

—Amor, estoy lista —mencionó con toda la calma que pudo recolectar, logrando la atención de Wong que apartó su mano de la menor.

—¿Segura?, tu cabello aún está mojado, puede hacerte daño con este clima —mencionó inocentemente el nombrado.

—Muy segura, además... recuerda —dijo en tono marcado—, que nos están esperando.

No mencionaron otra cosa, se dispusieron a tomar sus pertenencias de la manera más normal que pudieron, tratando de mantenerse con las emociones más comunes bajo esa situación.

Haneul actuaba más preocupada, porque varias veces el chico le había hecho ver que era parte de su esencia y él solo actuaba como si la vida le valiera, queriendo morir cada mañana.

An Mi Suk se mantuvo al margen, recargada en una pared. Observó detenidamente cada movimiento por parte de sus acompañantes. Una sonrisa y la ausencia de presencia en el lugar, preocupó a su hermana, pero había llegado el momento de irse, lo que la calmó por completo.

—Hanni —susurró, erizando la piel de la mayor que sabía lo que había hecho la pequeña, con un simple diminutivo lo supo, sin embargo lo ignoró.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora