Situaciones ajenas

109 19 72
                                    

Después de haberse despedido de todos, tomaron un taxi y se dirigieron al departamento de Tae Hyung que durante todo el camino se mantuvo callado.

Abrió la puerta y permitió el paso a su compañera.

—Son agradables...

—Suong —susurró—, creo que es momento de terminar.

La chica se sentó con las piernas cruzadas, en total calma, sin apartar la vista del joven que observaba impaciente por una respuesta.

—No entiendo, ¿por qué?

—Sabes que nuestra relación sólo fue un acuerdo a beneficio de ambos, tu necesitabas apoyo antes de tu debut y yo que alejarás a mis pretendientes. Ambas cosas ya están hechas. —Agarró aire. — Ya debutaste y yo estoy lejos de mis pretendientes.

—No me refiero a eso, sabía que esto ocurriría en algún momento, pero lo que no entiendo, es el porqué me hiciste venir hasta aquí, me presentaste como tu prometida, si ibas a darlo por terminado todo. —Se levantó y rodeó con los brazos su Chamarra.

—Antes de terminarlo todo, necesitaba que alguien supiera que estoy bien, tratando de hacer mi vida. Al menos que creyera eso —susurró las últimas palabras—. Él necesita seguir con su vida y quiero facilitárselo, no quiero que la culpa lo venza, no quiero que se detenga por pensar en mis sentimientos.

—¿Ese chico que no dejabas de mirar?, el lindo, alto que se mantuvo neutral —mencionó y volvió a sentarse.

—Eres muy observadora... —Quiso preguntar por la reacción del joven, desde la perspectiva de ella, pero mordió su lengua para evitar ese deje de esperanza.

—¿Por qué no lo intentamos de verdad? —cuestionó, aprovechando el silencio instalado por el chico dudoso.

—No me gustas Suong, no eres el tipo de persona que me enamoraría, por ello, tampoco te enamorarías de mí, porque yo no trataría de que lo hicieras y cuando una persona no da nada en una relación, ¿qué es lo que queda? —Le dedicó una mirada despectiva, como si la propuesta dicha, hubiese sido una gran ofensa.

—No puedes verme así, por intentarlo —rió con orgullo—. Tú qué conociéndote, seguro aprovechaste cada respiración de mosca, para coquetearle a tu jefe lindo.

—¿Como supiste que era mi jefe?

—¿Quién no conoce a Kim Seok Jin?, sólo tuve que recordar a quién mirabas y até cabos.

Tae Hyung se dirigió a la cocina y tomó la bolsa de té que en la mañana, antes de partir al viaje, no había tenido la oportunidad de hacer y la observó sin ser consciente.

—¿A qué vine a la cocina?

—Supongo que ibas a hacer té. —Señaló la pequeña bolsa y con preocupación, posó su vista en él. — Ese hombre te ha dañado bastante, ¿cierto?

—¿Jin?, no, fui yo por mi estúpida insistencia, por creer que dar amor era la respuesta de conquistar.

—A veces simplemente no basta el amor.

—A veces simplemente, no eres la persona. El amor siempre ayuda.

—Dime Tae, ¿a ti en qué te ha ayudado amar?

—Por ahora estoy en el proceso de descubrirlo, pero sé que no seré el mismo Tae Hyung que fui.

Se quedaron callados, uno empezando a preparar la bebida caliente que le ofrecería a su cómplice y la otra sin comprender la persona que para su percepción: ya había cambiado mucho.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora