Después de largos años estaba volviendo a Japón, su vuelvo aterrizaba en dos horas y solo quería salir de allí adentro e irse a cualquier otra parte, pero no podía.
Iba en el avión privado que su padre le había mandado a abordar, no tenía la suficientemente energía mental para verlo pero tenía que hacerlo.
Cuando el avión aterrizó y le dieron sus maletas, camino hacia el estacionamiento, dónde allí vio a Mina, su chófer y una amiga muy querida.
-Ochako-chan!- la chica teñida de rosa se acercó a ella para abrazarla.
-Mina-chan es un gusto volverte a ver- se separaron y las chicas comenzaron a meter el equipaje en el maletero del automóvil.
-lo mismo digo abogada- la castaña rodó los ojos ante eso, era verdad hace menos de una semana le habían dado su título de la universidad.
-debemos festejar, que día estás libre?- la pelirrosa la miró confundida por momentos.
-no es una excusa para emborracharnos porque te dejaron hace poco, verdad?- la castaña negó con la cabeza lentamente.
-obviamente no, solo quiero festejar mi regreso jeje- la contraria la miró detenidamente, sabía que había una razón pero sin más suspiró y relajo sus hombros.
-si te veo muy borracha te regreso a casa y es el viernes de la semana que viene- la castaña sonrió y la volvió a abrazar antes de subirse de copiloto.
Ochako había vivido la mayor parte de su vida en una mansión, allí había conocido al padre de Mina, un hombre muy carismático y con siempre buen humor, también había conocido a más de sus amigas, las cuales también trabajaban para su padre cuidandola.
Su padre... un tema complicado, ella no dudaba que la amaba, pero era muy terco y siempre quería tener la última palabra, un hombre muy duro ante los ojos del mundo y muy peligroso, cuando estaban solos siempre se terminaban amenazando y tratándose mal.
Su madre había fallecido a sus tres años de edad, por lo que no la recuerda pero siempre la ve en fotos, era una mujer realmente bella y ella era su viva imagen.
No tenía tíos ni más familia, solamente pocos amigos y conocidos, recién hoy después de cinco años volvía a vivir en dónde lo hizo toda su vida.
Su padre podría ser millonario, pero se había encaprichado con que quería que ella viviera con él, ya tenía venticuatro años y ella dudaba si él sabía o no que ya no era virgen.
Salió de sus pensamientos cuando Mina estaciono el auto en la entrada, bajo lentamente viendo todo, el jardín delantero era enorme y la mansión era lo suficientemente grande como para apenas cruzarse con él.
Ayudo a Mina a bajar sus cosas y al entrar a la casa vio a sus amigas y guardaespaldas.
-Toru! Tsuyu!- inmediatamente fue a abrazarlas con fuerza, hacia mucho que no las veía.
-Uraraka! Es un gusto volver a verte- correspondieron el abrazo, pero alguien las interrumpió aclarandose la garganta, Ochako miro en su dirección con mala cara.
-a mi oficina, Ashido lleva su equipaje a su cuarto, Asui y Hagakure ayudenla- sin esperar respuesta el hombre se fue, Ochako suspiró y se despidió de sus amigas.
Caminó hasta esa oficina que conocía tan bien, entró y cerró la puerta detrás de ella, arriba del escritorio había un arma y sentado detrás mirando sus movimientos, él.
-pensé que llegarías hasta la noche- Ochako agarró el arma y se sentó mirándolo al otro lado del escritorio.
-también es un gusto verte sabes- el sarcasmo no tardó en escucharse, el hombre sonrió de medio lado.
-el sábado haremos una fiesta de bienvenida y por cierto, en unos meses debo ir a una fiesta, me vas a acompañar- ella levantó una ceja ante eso y lo miro con sospecha.
-nunca quieres que vaya a una de esas fiestas, que cambió?- el hombre se paró y fue a la ventana.
-ya tienes venticuatro años, te puedes comportar, además quiero qu- la castaña se había levantado, pero al ver hacia donde iba la conversación lo interrumpió.
-no. No voy a meterme con nadie, ni engañar a nadie para tus negocios si luego me vas a dejar de lado, si es por eso que me quieres llevar olvídalo. Me voy y gracias por devolverme el arma que había dejado escondida en mi cuarto- se dió vuelta y antes de tocar el pomo de la puerta, lo escucho hablar de nuevo.
-no es solo por eso que te quiero llevar, debes darte un lugar en esta organización Ochako- la castaña lo miro con el ceño fruncido.
-esto no es una organización.- salió de allí dando un portazo, asustando al guardaespaldas de su padre, el cuál estaba con el celular relajado contra la pared.
Se desvío en el camino a su cuarto y fue a la cocina a buscar algo para comer, luego de eso subió calmada hacia su cuarto.
Cuando entro se sentó sobre su cama y se puso a ver su celular, sonrió al ver a sus dos amigas y compañeras de habitación por años, Momo y Kyoka estaban con sus familias y descansando, habían subido fotos cada quien con su bienvenida, les comento y apagó el celular.
Momo Yaoyoruzu había estudiado algo empresarial, aún no sabía bien como se llamaba la carrera, se lo había dicho un montón de veces pero siempre se le olvidaba.
Kyoka Jiro había estudiado artes visuales, pero también tocaba y era una música excelente, Ochako amaba su música y sabía que tendría un gran futuro con eso.
Y bueno, ella había estudiado derecho para pasar el resto de su vida en la yakuza de su padre y que dentro de años le pertenecería a ella.
-por que no me pudo tocar una vida normal?- se lo dijo a nadie en particular, pero aún así se levantó y comenzó a acomodar sus cosas personales, iba a estar un largo tiempo aquí.
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Vinilos Y Disparos
Fanfiction¿Que sucedería cuando dos viejos conocidos de reencuentran? No tienen nada personal en común, no son adolescentes, no deben dejar de lado sus obligaciones, se soportaron toda su vida, la rivalidad nunca los abandonó. Entonces... ¿por que ya no sie...