capítulo 3.

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Luego de ver qué su padre se fue, aprovechó y con sus amigas fueron al centro comercial

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Luego de ver qué su padre se fue, aprovechó y con sus amigas fueron al centro comercial.

Fue directamente a comprar muebles y pinturas nuevas, iba a redecorar su viejo estudio, cada tanto les pedía ayuda a las chicas para saber si les gustaba algo cuando ella estaba indecisa.

Estuvieron más de tres horas viendo tiendas y comprando, cuando estaban volviendo en el auto, la vio, una pequeña tienda de vinilos.

Mina dió la vuelta a la manzana y estaciono el auto frente a la tienda, Ochako bajo sola, aunque la tienda estaba cerrada se fijó en el horario, lamentablemente el lugar abría dos veces por semana y de una a siete de la tarde.

Volvió al auto y siguieron su camino hasta la casa, cuando llegaron llevaron las pinturas hasta el lugar que sería remodelado.

-segura que no quieres ayuda Ochako-chan?- Mina le pregunto al ver todo el lugar, la pintura se notaba desgastada y los muebles pasados de moda.

-si tranquilas, ustedes vayan a hacer lo suyo, yo me encargo- dudativamente todas se fueron.

Ochako no había vaciado el lugar, por lo que empezó a hacerlo, tenía dos cajas que ya había llevado anteriormente, una era para tirar y la otra para guardar.

Empezó a encontrar hojas de la escuela, dibujos viejos, lápices, carpetas, cuadernos, trofeos, etc.

A medida que pasaban las horas ambas cajas se iban llenando y el desorden del cuarto vaciando, estaba en su mundo cuando la puerta se abrió.

Su padre se apoyo cruzado de brazos en el umbral mientras la miraba.

-que?- el mayor suspiró y fue a sentarse en una silla.

-hoy hablé con Bakugo- la chica se tensó ante eso -Masaru, no Katsuki- se relajo un poco su postura pero la menor aún seguía tensa.

-y?- el hombre se quedó callado por momentos.

-me preguntó por tí... Si sabes que en algún momento los vas a tener que enfrentar, no? Huyes de ambos como una cobarde- la castaña frunció el ceño.

-no es verdad, que me caiga mal Katsuki Bakugo, no significa que me esconda, toda mi vida nos llevamos mal y el hecho de que no lo quiera ver ahora es justamente por eso, no me quiero hacer mala sangre- su padre la veía aburrido.

-es tu mejor excusa? Admitelo que no lo quieres ver por lo que pasó hace años- la chica no respondió -Ochako en algún momento lo vas a tener que enfrentar-

-dejalo vivir en su mundo de plástico mientras yo me quedo en mi mundo de sangre, es mejor así de todas formas, el tipo es un idiota mujeriego- el contrario levantó una ceja antes de levantarse.

-lo que digas... cuál es la caja para tirar?- Ochako le señaló la caja de la izquierda -okey, en media hora baja para comer- sin esperar respuesta se fue.

La chica quedó con un mal sabor de boca luego de eso, su padre no mentía, se escondía de ambos Bakugo como una cobarde, aunque con Masaru siempre se llevó bien, con Katsuki no.

La última vez que los vio fue hace unos años, justo días antes de viajar a Tokio para la universidad.

Recordaba como si fuera ayer todo lo ocurrido, no pudo evitar que una lágrima de vergüenza se le escapara, rápidamente la limpió y siguió con lo suyo.

Para lo único que había pedido ayuda fue a la hora de mover los muebles, se había retrasado con intención de comer sola, pero se maldijo al verlo en la mesa.

-llegas tarde- la chica no dijo nada y se sentó.

-los Todoroki ya confirmaron que vendrán a la fiesta- eso pareció captar la atención de la menor.

-sabes si vendrá Sho?- el hombre levantó sus hombros.

-no lo sé, solo recibí la confirmación, supongo que sí- la chica asintió con la cabeza.

-...también vendrán los Bakugo- la menor miro a su padre como si quisiera matarlo.

-te volviste a contactar con ellos verdad? Por qué lo hiciste?!- al hombre no parecía importarle el berrinche que le hacía su hija.

-son amigos de la familia, ustedes se conocen de toda la vida y Masaru te extraña- el hombre por fuera ignoraba olímpicamente a su hija pero por dentro estaba rezando, le daba un poco de miedo esa mujer.

-papá. No los quiero ver. Ni tampoco a él.- el hombre sonrió al saber de quién hablaba.

-quien es "él" hijita mía?- definitivamente el hombre se hacía el idiota con todo su ser.

-te conozco y se que invitaste al idiota, eres lo suficientemente sádico como para hacerlo- el mayor sonrió.

-ahora al idiota le decimos "él", okey. Solo digo que él va a venir y te voy a dar el tiempo suficiente para que te diviertas- la chica lo miro con sospecha.

-por qué lo invitarias a una fiesta donde inunda la mala gente? Papá eso no va a salir bien- el contrario sonrió.

-oh cariño, cuando te vas a dar cuenta que quien se mete con la princesa se mete con el rey?- diciendo eso el hombre se retiró.

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