Al llegar al departamento Mina la dejo en la puerta, ya que la castaña la había mandado a comprarle medicamentos.
Subió de a tropezones, no quería decir nada antes, pero la rozadura de esa bala le dolió, le había estado saliendo sangre pero se camufló exitosamente con la venda y el pantalón negro.
Entró a su departamento apurada, dejó la puerta abierta, se volvió a reajustar la correa unos centímetros por encima de la herida y se quitó la venda. Caminó hasta el baño dejando un rastro de sangre por el piso.
Se sentó en la tapa del inodoro, como pudo agarró el alcohol puro, se hecho un chorro directamente en la herida, inmediatamente gimió y siseó del dolor.
-carajo- importandole poco y nada su ropa, rompió el pantalón y vio que lo que creía era un roce, era verdaderamente una herida de gravedad.
Como pudo haber ignorado aquello tanto tiempo? Y más importante, cómo una bala le hizo eso?!
Busco a tiendas el algodón y las gasas, rápidamente se hizo un mal parche sobre la herida, después busco a tiendas el celular, cuando lo encontró llamó a Toga, la mujer le contesto luego de dos tonos.
-Ochako-chan!- una mueca se hizo presente en la cara de la castaña.
-Toga, necesito que me pongas al teléfono a Iida ahora. Es una orden.- escucho un gemido de frustración de la rubia antes de escuchar pasos y el sonido de una cremallera.
-hola?...- la voz del hombre era por encima de un susurro.
-es verdad que la clave es una tarjeta de memoria?- un silencio se hizo presente.
-como sabes?...- eso lo confirmaba, sin decir nada más colgó.
Caminó a rastras hacia la sala, allí tenía su computadora, sentandose en el piso e ignorando el dolor de su pierna, buscó el nombre que le había dicho aquel rubio.
Cuando encontró a Tetsutetsu sonrió, no fue difícil ya que al parecer, tenía bastantes conocidos y seguidores en Instagram.
-cara redonda- la confusión invadió la cara de la chica mientras miraba a la puerta de entrada.
Parado allí, con un traje elegante negro y tan enojado como de costumbre, Katsuki Bakugo.
-que haces aquí?- el hombre levantó una ceja.
-eres idiota o te haces? Es el armuerzo anual, el viejo me mandó a buscarte- la chica se golpeó la cabeza contra la mesa, por supuesto que era hoy.
-lo había olvidado completamente, dame diez minutos- se paró con una pierna y comenzó a cojear, el dolor se había extendido por toda su pierna y no la podía apoyar.
Sintió como él la cargo estilo princesa de un momento para otro.
-eres una maldita puta estúpida, que tan mal puede hacerte esa mierda?! Joder, te vas a morir un día y todo va a ser por tu estúpida responsabilidad al intentar curarte sin ayuda. Tienes que desinfectar la herida, mira esa porquería que te hiciste- el hombre la llevó hasta el baño sentandola en el inodoro, le saco la gasa con alcohol para hacerle presión con un trapo húmedo -ten fuerte-
Ochako no respondió, simplemente hizo lo que le dijo mientras lo miraba, estaba desinfectando una aguja e hilo para la herida.
-no se cómo carajo te hiciste esto Uraraka, pero te juro que un día te vas a morir sola por descuidada. Joder no puedo estar siempre ahí mujer- aún no respondía, sabía que si lo hacía lo primero que iba a soltar sería veneno.
Bakugo se volvió a agachar frente a ella y le saco el trapo húmedo sobre la herida, sin aviso previo comenzó a coserle la herida.
-MIERDA IMBÉCIL DEL INFIERNO ESTÚPIDO RUBIO IDIOTA SIN CEREBRO- sonrió divertido al ver cómo ella se retorcía sobre si misma.
-shh quieta chica- la castaña gruño.
-no soy un AH! perro- ella se estaba clavando las uñas en sus palmas mientras aguantaba el llanto.
-pues te pareces a una perra, te estás retociendo por mi y es tan divertido- ante eso se ganó una patada con la pierna sana.
-solo... acaba de una vez- las lágrimas le picaban en los ojos, ninguno dijo más luego de eso, solamente Ochako gemía y gritaba del dolor.
Al terminar de coserla, él le desinfecto la herida y le colocó la venda correctamente. Bakugo la ayudo a pararse y llevarla hacia su habitación.
-donde está tu ropa?- la chica lo miró confundida.
-yo me cambio, vete por favor- el rubio la miró, pero al ver la súplica en la mirada solo chasqueo la lengua y salió de allí.
-EN CUÁNTO ESCUCHÉ UN GOLPE VOY A ENTRAR!- la chica suspiró nuevamente, apoyándose en la pared, comenzó a buscar su ropa.
-mejillas eres tonta! Debes saber cuidarte!- Katsuki le estaba vendado el brazo.
-lo lamento Bakugo-kun, pero creo que sí me esfuerzo más voy a hacer que papá al fin este orgulloso de mí!- ella le sonrió, aunque obtuvo un golpe con dos dedos en la frente a cambio.
-no debes matar ni pelear con nadie para que lo haga mejillas, él debe ver qué eres malditamente increíble!- él la miraba, inconscientemente ella se sonrojo.
-nunca me habían dicho algo bueno de mí...- desvío la mirada, pero Bakugo hizo que lo viera agarrándole el menton.
-pues te grabas estas palabras, no necesitas fingir alguien que no eres para buscar la aprobación de nadie Ochako.-
Se despertó del recuerdo sacudiendo la cabeza, eso había pasado hace exactamente diez años, el tenía dieciséis y ella catorce, eran niños.
Se colocó un vestido negro, unas zapatillas, se peino el cabello y se maquilló levemente.
-CARA REDONDA TE TARDAS MUCHO!- la castaña gruño mientras buscaba su bolso y celular, salió de allí buscando el contacto de su chófer.
-deja que le aviso a Mina que nos busque, la había mandado a la tienda pero aún no volvió- Bakugo le quitó el celular antes de llamar.
-y una mierda- él comenzó a buscar entre sus chats -mapache, me llevo a la cara redonda conmigo, avísales a la cara de rana y a la invisible que nos vamos a la casa Uraraka- luego de mandar ese audio el rubio le devolvió el celular y salió del departamento.
Uraraka suspiró mirando su espalda, definitivamente daría lo que fuera por empezar de nuevo su vida y cambiar el pasado.
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Vinilos Y Disparos
Fanfiction¿Que sucedería cuando dos viejos conocidos de reencuentran? No tienen nada personal en común, no son adolescentes, no deben dejar de lado sus obligaciones, se soportaron toda su vida, la rivalidad nunca los abandonó. Entonces... ¿por que ya no sie...