capítulo 8.

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Ochako solo podía pensar en lo mal que le había hecho volver a verlo

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Ochako solo podía pensar en lo mal que le había hecho volver a verlo.

Tenya Iida fue su primer novio, no fue ni su primer beso, ni con quién perdió su virginidad, eso había sucedido a los catorce y dieciséis, pero sí fué su primer novio.

Había aceptado salir con él, inicialmente por la insistencia del hombre y porque cuando le pidió de salir, por sexta vez, lo había hecho públicamente, por lo que tuvo que aceptar si o si debido a la presión social.

Luego de un año de salir, ella de verdad creyó que estaba empezando a enamorarse de él, nunca se había enamorado de nadie, si le habían gustado personas, pero jamás se enamoró.

Además que en los últimos años comenzó a despreciar a los hombres, en general los comenzó a considerar estúpidos y que solo pensaban con la cabeza de abajo la mayoría de las veces, denle el mayor crédito de eso a su padre.

Tampoco tenía un margen de referencia de que estaba bien o no en una pareja, tenía a sus compañeras y amigas, Momo y Kyoka, pero Iida le había dicho que las relaciones lésbicas no eran lo mismo que las heterosexuales, idiotamente le creyó.

El de lentes solo había conocido a su padre una vez en un café, cuando los Uraraka estuvieron a solas el mayor le dijo que se alejará de él, cosa que ella, por el simple hecho de llevarle la contraria, no hizo.

El peliazul había descubierto su verdadero apellido y siempre intentaba sacarle información sobre su padre y la yakuza, cosa que recién se dió cuenta del hecho, cuando estaban de vacaciones.

El tipo se había ido a bañar y dejó su correo abierto en la computadora, allí la castaña queriendo cerrarlo para abrir el suyo, vio cosas raras y se puso a buscar.

Quién busca encuentra.

Bueno ella encontró y descubrió que él era un policía encubierto, tenían nombres claves entre ellos, él era Ingenium.

En el momento se hizo la boba, aunque no le dolió tanto como creyó aquella traición, horas más tarde de descubrir eso y de fingir que se comía el cuento de que la amaba mientras tenían relaciones sexuales, ella dijo algo que marco la terminación de ellos.

"Ah... más fuerte!... INGENIUM ME VENGO"

Con eso el hombre frenó en seco y ella dejo de fingir gemidos y orgasmos, la castaña se preguntó si tenía motores en sus piernas, pero tan pronto la escuchó comenzó a vestirse y correr fuera del lugar.

Ella lo único que pudo hacerle fue dispararle en uno de sus brazos, con una pistola que había escondido detrás del colchón.

Desde entonces no se había contactado con él, aunque cuando su padre se enteró se burló y, obviamente, le dijo más de cinco veces un muy lindo "te lo dije".

Aunque ahora debía averiguar quiénes eran los hombres que vió en uno de los correos, había un chico pecoso peliverde, un rubio de ojos grises medio azulados, un pelimorado con ojeras y un albino con barbijo.

La puerta abriéndose la sacó de sus pensamientos, se giró y automáticamente su mal humor aumento.

-donde mierda está el baño?- la chica levantó una ceja y se cruzó de brazos.

-al final del pasillo.- el rubio ceniza asintió pero no se movió del marco -necesitas algo?- el tipo la miraba intensamente.

-no.- la castaña frunció el ceño y siguió la mirada del hombre, la cuál había justamente en su escote.

-eres un pervertido mujeriego de mierda- el cenizo frunció el ceño y se acercó a ella en zancadas.

-NO DIGAS IDIOTECES! No te estaba mirando los diminutos pechos que tienes idiota! Tienes un moretón del tamaño de mi estúpido puño ahí- la chica inmediatamente fue a verse a un espejo.

-...- como decía el hombre, se le estaba formando un moretón, Iida la había golpeado mientras lo ataba. Ignorando magistralmente al rubio fue a buscar un estuche de maquillaje que tenía allí para aplicarlo y tapar eso.

-de verdad te lo vas a maquillar así?- la chica estaba frente a un espejo, tratando con una mano no manchar el vestido y con la otra aplicar correctamente la base mientras que con la boca mordía la tapa de la base líquida.

-no debías ir al baño?- el rubio suspiró y cerró la puerta con seguro, aunque el siguió allí dentro.

-sientate y correte eso, yo te pongo esa mierda porque la vas a cagar con algo- la chica lo miró por medio del espejo confundida, sin paciencia el rubio la agarró por los hombros y la sentó en un sillón por las malas.

El intento correrle un poco el vestido, pero en un rápido movimiento ella ya tenía una pistola sobre su cuello.

-QUE MIERDA CARA REDONDA?! SOLO QUIERO AYUDAR- la mirada de ella era gélida.

-ajá, justamente tú quieres ayudarme, te creo y todo. Me llegas a tocar un pecho Bakugo y aquí se termina todo.- el rubio rodó los ojos y sintió la punta con más presión en su cuello.

-no tengo paciencia suficiente hoy, así que si quieres déjame la puta pistola en el cuello, pero déjame con esta mierda, no te quiero tocar nada- y a ambos importandole poco y nada el otro, siguieron en lo que estaban.

Ochako con una pistola sin seguro y lista para matarlo o herirlo en un mal movimiento, y Katsuki tapando el moretón, ni siquiera sabía por qué se había ofrecido, simplemente fue un impulso que su boca dijo antes de que pudiera callarse.

Unos minutos después, pareció como si no tuviera nada, recién ahí ella le sacó la pistola y él fue al baño.

Ninguno dijo nada, pero ambos sabían que un solo movimiento o alguna palabra sobre aquello y ella está vez directamente lo mataría, no esperaría a hacerlo.

Por segunda vez en esta vida, Ochako Uraraka le perdonó la vida a un muy afortunado Katsuki Bakugo.

Por segunda vez en esta vida, Ochako Uraraka le perdonó la vida a un muy afortunado Katsuki Bakugo

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