capítulo 50.

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Al escuchar las sirenas, todos inmediatamente comenzaron a preparar las cosas e irse por la salida oculta que debían ocupar

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Al escuchar las sirenas, todos inmediatamente comenzaron a preparar las cosas e irse por la salida oculta que debían ocupar. Momo y Ochako se encargaron de limpiar todo rastro de los Uraraka allí antes de irse.

Aunque en el momento en que la castaña estaba por ser la última en salir del lugar, se quedó unos momentos y luego maldijo por lo bajo.

-Ochako-san que haces?!- la pelinegra la había agarrado del brazo para detener de cualquier idea extraña que se le había formado en la cabeza.

-falta gente, mis nuevos guardaespaldas aún no llegan. Ire a buscarlos y volveré antes de que nos agarre la policía, no te preocupes. Dile a todos que les ordenó que se vayan- dándole una sonrisa tranquilizadora, se soltó e hizo unos pasos antes de detenerse y mirarla.

-si no vuelvo para dentro de tres minutos sigan con el plan inicial sin mi, nos reuniremos dónde acordamos, para mañana seguramente aparecemos todos en primera plana- dicho eso comenzó a correr al pasillo que antes la habían llevado.

Resultó ser más largo de lo que pensó, a cada paso parecía que el lugar se comenzaba a oscurecer más y más, a lo lejos vio una línea de luz.

Disminuyó el paso mientras agarraba un arma, era la penúltima que le quedaba, maldijo por lo bajo ante eso y su manía de ir perdiendo armas. Con cuidado de sus tacones, caminó sigilosamente hacia allí.

Se escuchaban murmullos y como si alguien llorara.

Respiro ondo y abrió la puerta abruptamente, sosteniendo su arma en alto e inspeccionando el lugar con la vista.

No había enemigo, sin embargo casi vomita.

De sus cuatro guardaespaldas solo quedaban dos vivos.

Los muertos estaban bañados en su propia sangre y con todas sus tripas hacia afuera, además que la piel se les veía notablemente quemada y magullada.

Los que quedaron con vida, estaban notablemente heridos y con una... situación.

Guardo el arma en su estuche y caminó hacia él pelivioleta y el rubio, uno de ellos estaba llorando mientras dos víboras le recorrían todo el torso, el rubio en vez de víboras tenía tarántulas.

-señorita Uraraka, por favor váyase, la policía está aquí- la castaña frunció el ceño.

-díganme sus nombres- intentaba distraerlos, no quería que vieran como ella también estaba nerviosa por culpa de la policía y los animales.

-Mirio Togata y Tamaki Amajiki...- Ochako con cuidado de no dañar al pelimorado, y deseando que los programas basura de Australia no sean mentira, agarró la cabeza de una de las serpientes y aplicó fuerza para que no abra la boca para morderla.

Inmediatamente el animal se inquieto y se le enrolló en su brazo, casi que cortándole la circulación. Con su mano libre agarró nuevamente su arma, se la acercó a a la cabeza del animal y lanzó un disparo.

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