capítulo 10.

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Ochako de a poco comenzó a sentir su alrededor y no tardó para notar como alguien la abrazaba, abrió los ojos de golpe y lo primero que vió fue el pecho vestido de un hombre, levantó la vista y vio el rostro dormido de Shoto, lentamente se levantó...

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Ochako de a poco comenzó a sentir su alrededor y no tardó para notar como alguien la abrazaba, abrió los ojos de golpe y lo primero que vió fue el pecho vestido de un hombre, levantó la vista y vio el rostro dormido de Shoto, lentamente se levantó de ahí más calmada.

Mientras salía de su cuarto y caminaba por el pasillo comenzó a recordar, ella al volver en el auto se había emborrachado y comenzó a hablar frente a su amigo, en la habitación el se quedó abrazándola y consolandola por haberse puesto mal, bien ahí la respuesta.

Le dolía la cabeza, al llegar a la cocina se quedó mirando confundida a una rubia tomando agua, la cuál solo llevaba una camisa abotonada, que le llegaba hasta medio muslo.

-oh? Hola! Tú debes ser Ochako, buen...- la castaña la ignoró olímpicamente.

-ya fuiste usada, largo. Y soy Uraraka-san, no Ochako.- su tono y mirada eran suficientes para hacerle saber a la chica que no era bienvenida.

-sabes, debes tenerme más respeto, yo estoy con tu padre- Ochako la miró desagradablemente de arriba a abajo mientras levantaba una ceja y tomaba agua.

-ajá, princesita, cuántos años tienes?- la rubia sonrió.

-tengo ventiuno- Ochako se quiso reír.

-me estás jodiendo? Soy mayor que tú, así que quién le debe respeto a la otra eres tú, vete de mi casa- en ese momento el Uraraka mayor entró, no le dió ni una mirada a la rubia y a modo de saludo de apretó el hombro a Ochako.

-Daii, tu hija me trata mal y no me respeta- el hombre estaba de espaldas a la chica, cuando se giró la vio sin expresión y luego miro a la castaña, aunque rápidamente frunció el ceño.

-que te sucedió en el pecho?- la chica bajo la vista y el maquillaje que anoche el rubio le había aplicado se había salido, dejando a simple vista un gran moretón.

-un accidente- la chica miro de reojo a la rubia, quién seguía haciendo berrinche.

-podrías irte? Debo trabajar y está no es tú casa.- la rubia pareció ofendida y comenzó a hechar humor por la cabeza, en ese momento apareció el Todoroki por la puerta.

-Sho! Querés algo para comer? Siéntate y ponete cómodo, estás en tú casa- la castaña le habló amablemente y dulcemente al bicolor, el cuál no pareció captar que sucedía.

-por qué estás de buen humor? Normalmente nunca me das de comer ni me tratas tan bien por la mañana, ese es tu padre- en ese momento el chico vio a la rubia -oh, ya se la razón- la castaña se mordió el labio para no reír.

-son todos unos irrespetuosos!- la chica salió demasiado enojada de ahí.

-ocúpate de tus conejitos sueltos~- el mayor asintió y salió de allí.

Minutos más tarde, mientras los amigos hablaban empezaron a escuchar gritos de la chica, la castaña sonrió complacida y el bicolor borró toda expresión de su rostro.

-sabes que amo? Que intentan infiltrar gente por todas partes, los hombres son unos idiotas que siempre terminan muertos y las mujeres siempre caen, como si con un acoston fueran a conseguir algo que no sea muerte- el bicolor asintió mientras terminaba de comer.

-el otro día me llegó una denuncia a la comisaría, dónde supuestamente un tipo decía que Midnight había abusado de él, lo cuál termino siendo al revés. Ella me dijo que te mandaba saludos- Ochako sonrió.

-crees que me puedas dar la dirección del nuevo club?- el chico asintió.

-es al lado de un gimnasio, creo que uno de los que trabaja allí o es dueño, es novio de Bakugo- la castaña lo vio confundida.

-cómo?- el bicolor aprovechó que estaba masticando para mandarle la dirección por su celular.

-cruzo seguido por la puerta, ya sea con la patrulla o con el auto, y varias veces lo veo al amigo abrazando por los hombros a Bakugo, o por medio de los vidrios ayudándolo a entrenar. El otro día ví que el chico estaba abierto de piernas sobre la cara de Bakugo mientras le cambiaba el peso de la máquina- la castaña no pudo evitar reírse a carcajadas.

-perdón, pero me parece irreal que justamente Katsuki Bakugo salga con un hombre, teniendo en cuenta que una vez en una fiesta lo retaron a darte un beso en la mejilla y se negó rotundamente, argumentando que era heterosexual, por casi veinte minutos- el bicolor sonrió ante el recuerdo.

-también hizo un escándalo cuando te besó a tí, y quién sabe? Los años cambian a la gente, es decir, si a los catorce me decían que diez años después ya no sería reservado y dejaría de ser serio con mis amigos más cercanos, no le creería ni cerca- la chica sonrió y asintió.

-tienes razón, eras muy reservado. Y respecto a lo de Bakugo, tal vez si se tiró para el otro lado pero, quiero dejar esto en claro, lo de esa vez no fue un beso, sino un roce de labios- el contrario rodó los ojos.

-claaro, y que me dices de los siete minutos en el armario en aquella fiesta?- la chica negó.

-no paso nada, simplemente discutimos- el bicolor levantó una ceja ante eso.

-saliste sonrojada, hasta los hombros los tenías rojos- toda gracia desapareció de la chica antes de aclararse la garganta.

-bueno no paso nada, solo peleabamos al igual que siempre y como siempre va a ser, a él no le caigo bien y tampoco me cae bien a mí, mientras más lejos tenga a ese idiota mujeriego mejor.- Todoroki la miró por un momento antes de negar con la cabeza y levantar las cosas.

-te dejo esto aquí y me voy que se me hace tarde, deberías ir a cambiarte- la castaña asintió -adiós Ochako- se dieron un abrazo antes de despedirse.

-adiós, en estos días paso por allá- el chico asintió y se fue.

Cuando la castaña quedó sola suspiró y recordó lo que había sucedido ese día.

"Vamos cara redonda, admitelo solo quieres eso para hacerte la grande" el cenizo estaba centímetros de ella.

"Es mentira Bakugo-kun, yo quiero hacerlo porque me gusta mucho..." En ese momento el hombre se terminó de pegar a su cuerpo, encerrandola contra él y la pared.

"Ah sí? De verdad? Entonces por qué estás exitada conmigo ahora?" Ella negó con la cabeza antes de dejar salir un jadeo cuando el chico la agarró por el cuello y con la otra mano le apretaba un pecho.

Antes de que alguien diga algo más, comenzaron a abrir la puerta y se separaron a la velocidad de la luz.

Sacudiendo la cabeza, volvió al presente y fue al baño, hoy tenía un día ocupado, no podía seguir distrayendose con el pasado enterrado.

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