capítulo 40.

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Ochako estaba en la ducha cuando Daichi subió y Katsuki le abrió

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Ochako estaba en la ducha cuando Daichi subió y Katsuki le abrió.

-vaya chico, que grata sorpresa, que haces aquí?- el hombre lo saludo con un apretón de manos, el rubio le sonrió.

-nada, estaba con Ochako pasando el rato... me dijo que usted vendría más tarde- el hombre sonrió de vuelta y fueron hasta los sillones.

-así es, voy a salir a cenar con Ochako, no se si lo recuerdas, pero hoy también es el cumpleaños de mi amada Yana...- de pronto el hombre se puso genuinamente triste.

-lo lamento... Ochako nunca lo comentó y yo tampoco lo sabía- el hombre le restó importancia.

-no te preocupes, la conozco, nunca dice nada o se hace la tonta- la chica en cuestión ingresó cubriéndose con una toalla enrollada al cuerpo y con otra secándose el cabello.

-amo hacerme la tonta papá, déjame que me cambió y ya nos podemos ir- saludo a su padre con un beso en el cachete antes de irse a su habitación.

Katsuki miró como su suegro miraba a su hija, estaba triste aunque con una sonrisa en su rostro.

-sabes, los hijos crecen rápido... aún los recuerdo jugando en el jardín, tú siempre querías salvarla de los peligros en los que ella misma se metía- el rubio rio.

-siempre jugábamos a eso...- el mayor asintió y volvió a verlo.

-eran inseparables hasta el accidente, realmente fue una pena que se distanciaran...- el rubio asintió nervioso, fue su culpa.

-si... Yo, realmente, hoy me arrepentido y...- Daichi le colocó una mano en el brazo.

-lo se, pero eso ya no importa. Cuida a mi niña si? Puede que sea grande, pero siempre será mi niña... es la única familia que me queda Katsuki, por favor cuidala y protegela con tu vida, aún si están peleados- el rubio tragó duro.

-lo prometo.- el hombre sonrió y siguieron hablando de temas triviales.

Claro sin percatarse de que ella los había escuchado, se había olvidado el cepillo en el baño, aunque al escuchar la última parte de la conversación volvió a su cuarto con un mal sentimiento.

Las promesas están hechas para romperse y no todo lo que se cuida y se protege dura.

Eso era algo de lo que Ochako estaba muy conciente.

Se vistió elegantemente de forma rápida, el vestido era uno negro pegado al cuerpo sencillo de mangas largas que le llegaba a medio muslo, tenía algunos detalles y le quedaba fantástico.

Se maquillo levemente y se colocó tacones antes de salir, los hombres en la sala la vieron pasar directo al baño, Katsuki no pudo evitar mirarla, se veía espectacular.

Daichi al percatarse le dió una leve patada y lo miró sonriendo amenazadoramente.

-chico sigo aquí y es mi hija.- el rubio asintió nervioso, ese hombre sabía cómo hacerlo.

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