capítulo 24.

186 28 16
                                    

Katsuki no pudo pegar un ojo en toda la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katsuki no pudo pegar un ojo en toda la noche.

Sabía que la castaña estaba mal y se iba a encerrar en si misma, por lo que fue a su departamento, acompañado de Kirishima, alrededor de las tres de la madrugada y forzó la cerradura para entrar.

Aunque nunca se espero ver esa escena.

La castaña estaba inconciente, tirada en el piso sobre vidrio, sangre y alcohol, se notaba kilómetros que había llorado y no durmió nada.

La cargó en brazos, teniendo cuidado de no tocarla mucho por los vidrios que tenía clavados y la llevó cuidadosamente hasta la cama.

La acostó panza abajo y le acomodo el rostro a un costado, cuando vió sus piernas hizo una mueca.

No había parte que no estuviera con vidrio o lastimada.

Kirishima estaba al lado de la puerta de entrada, por lo que fue a buscarlo.

-oi, pelo de mierda, necesito que limpies algo- el pelirrojo inmediatamente le prestó atención y lo siguió hasta adentro, aunque le alarmó ver la escena de vidrios rotos, alcohol y sangre en el piso.

-QUE PASO?!?- el rubio hizo una mueca.

-no tengo la puta bola de cristal. Entré y estaba arriba de todo eso, limpia el piso yo me encargo de la cara redonda- él contrario asintió.

-sabes dónde está al menos las cosas de limpieza?...- el cenizo lo pensó.

-cocina o baño, es lo lógico- el contrario asintió y fue a buscar primero a la cocina.

Katsuki fue al baño, allí busco lo necesario para quitarle todo el vidrio y limpiar correctamente a la mujer.

Volvió cerrando la puerta detrás de él para más privacidad. Se había clavado vidrio hasta la espalda baja, por lo que tendría que levantarle el vestido que llevaba, mataría al pelo de mierda antes de dejar que la vea así.

Se sentó a su lado, por suerte el velador de la chica alumbraba bastante fuerte y era a pila, inicialmente comenzó a sacarle los vidrios grandes por las piernas, se las tuvo que separar un poco ya que tenía hasta entre los muslos.

Luego siguió con los vidrios más pequeños, se aseguró de hacerlo bien.

Luego de asegurarse cinco veces que no tuviera más vidrio en sus piernas, respiró y le levantó el vestido.

No pudo evitar mirarla, ella tenía celulitis, estrías, su piel era suave y blanda a simple vista. A Ochako nunca le importó complacer a nadie con su físico, ella siempre busco ser feliz con su cuerpo y que le agradará a ella, no a los demás.

Recobrando la compostura y recordando su tarea, se dispuso a sacarle el vidrio que tenía, el cuál por suerte era poco.

Terminó aproximadamente veinte minutos después de sacarle todos los vidrios y en desinfectarle las heridas.

Ningún corte era muy grande, pero si eran algunos profundos y otro más superficiales.

A la mayoría les colocó banditas, haciendo así que terminara llena de banditas con diseño de Hello Kitty y Sailor Moon.

Teniendo cuidado, la movió y le abrió la cama, luego la tapo con cuidado bajó la sábana.

Agarró el recipiente dónde dejó todos los vidrios, juntó todo lo que había llevado y salió de la habitación. Kirishima ya había terminado y estaba sentado en la sala.

-donde está el vidrio?- el pelirrojo le mostró que tenía una bolsa en sus pies con diario. Hizo un puñado en el periódico y allí dentro colocó todo el cristal que le había sacado a la morena. Luego tiró eso dentro de la bolsa.

-tira esto y vete, me voy a quedar cuidandola. Al parecer no vomitó y va a estar como la mierda al despertar- el pelirrojo asintió.

-cuando sea una hora decente llamaré al encargado para que cambie la cerradura- el rubio asintió y el pelirrojo se fue. Katsuki colocó una maseta para cerrar la puerta.

Llenó un vaso con agua y fue a buscar una aspirina al baño, luego fue a dejarlos en su mesa de noche.

Viendo que no despertaría aún, se paseo por el cuarto de ella. Tenía un amplio escritorio llenó de papeles sin ordenar, una estantería repleta de libros y mangas, también tenía un rincón donde había un telescopio armado junto a libros y mantas. La pared era de un verde pastel y en una de las paredes tenía un espejo  pegado a la pared de cuerpo completo, al lado estaba el armario.

No paso por alto el detalle como aquí no tenía televisor, computadora o algún otro aparato, solamente había un parlante.

Miro nuevamente el estante de libros, la mayoría eran de romance, aunque se sorprendió al ver que en la punta opuesta de donde había comenzado eran más de fantasía y ciencia ficción.

Cuando se quedó sin cosas que ver, se acostó al lado de ella en la cama de dos plazas, Uraraka no despertaría y él tampoco había dormido, aunque mentía si decía que iba a dormir, su cabeza estaba en otro lado.

Solo se pregunta a que podría haberla llevado a hacer eso, la conocía lo suficiente como para saber que la noche anterior había colapsado emocionalmente, pero no sabía que más había sucedido, antes de que se fuera luego de comer parecía bien, estaba por colapsar cuando se despidió.

Agradeció que era su día libre. No podría trabajar pensando tanto en las incógnitas que ella le hacía tener.

Ayer también se había despertado abrazándola y con el aroma de su cabello.

Gruño al querer sonreir con el recuerdo.

Por el rabillo del ojos la notó arrugar la frente junto a su nariz, mientras enterraba su cara contra la almohada y murmuraban algo. Está vez no pudo reprimir su sonrisa.

 Está vez no pudo reprimir su sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vinilos Y Disparos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora