Capítulo 49 (Parte 2)

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Y entonces  supe que para
nosotros jamas.

Existió un para siempre

— AyariQWQ

Flashbacks.

Realmete no sabías nada de él no es así Yiyi- con cariño sonríe revolviendo un poco su pelo.

— Oye Liu me despeinas.

—No estás tan peinado que digamos.

Yibo muerde su labio inferior regularmente lo hacía cuando tenía vergüenza y  cuando evitaba bajar la mirada.


– Esta bien Yiyi no te pongas como tomatito maduro- con dulzura le pica la nariz.


—¡¡Liu!! no soy un niño pequeño y agradece q..que mi madre y hermana están dormidas si no m..me la pagarías- como siempre los nervios se hacían presente junto aquel tartamudeo y juego de dedos que hacia.

—Esta bien no más-hace con sus dedos la seña de amor y paz- ¿Dime lo conociste en persona aquel CEO Xiao Zhan?- realmente emocionado Liu Haikuan pregunta a su tímido amigo.

Yibo asiente.

—¿Y como es? ¡¡Dime!!

—Lleno de si mismo, arrogante, frío y serio de una penetrante y oscura aura es una persona que no deseo volver a ver en mi vida- Yibo cierra su portátil y nuevamente la deja en aquella mesita de caoba.

—Veo que  no te agrado ni un poco.

Yibo suspira no quería tener esa conversación con su amigo pero el se lo estaba poniendo difícil.

—Liu es hora que vayamos a descansar en unas horas debemos ir a la universidad yo entro pasando de medio día pero tu -señala- Tienes clases a primera hora de la mañana así que vete a bañar para que después descanses tan siquiera un poco- como si fuese una mamá le ordena escuchando las diversas quejas que soltaba.


Yibo mira hacia al techo realmente Liu era todo un caso, pero era su mejor amigo que había sufrido y pasado por mucho desde que fue echado de su casa sus propios padres le gritaran que estaba muerto para ellos. Realmente Yibo no deseaba recordar aquellos años que fueron realmente difíciles para todos agradecia que poco a poco iban saliendo adelante. No tendrían mucho pero con lo que tenían podían comer y podía pagar su matricula de la universidad y con los gastos de la casa.


Yibo tuvo que madurar y crecer muy rápidamente desde muy temprana edad y a sus dieciocho años ya sabía manejar a una familia y cubrir todos los gatos que surgían, sin importar si el llegar a colapsar tenía que darles una mejor vida a su madre y hermana.

— Pude que haya dicho todo eso de aquel Chico pero también había una gran soledad en su mirada se podía ver lo roto que estaba- habla para si mismo recordado por breves momentos aquel par de ojos que desbordaban tristeza sin desear pensar más se levanta y se mete en su habitación tirándose en la cómoda cama cerrando sus ojos viendo por último aquellos ojos que sin siquiera saber le habían fascinado.

Dulce Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora