Queremos que nos quieras, Jo.

La fiesta.

Iba en serio. La broma, la fiesta, el posible alcohol, los chicos restregándose entre sí, Shawn, mis ganas de vomitar, la música a tope, la pista de baile, el posible encuentro con Edrian. Todo era igual a esto va en serio y ni siquiera creía estar preparada.

Me invadían los nervios aun cuando era una simple reunión familiar pero ahora estaría rodeada de chicos con hormonas alborotadas, chicas con tacones de diez centímetros, baile juvenil, posible alcohol caro definitivamente ilegal y, añadiendo el peso de la broma que teníamos pensado gastar al matón más peligroso del Instituto Roosevelt, yo ni sabía cómo era que no había corrido de regreso a la seguridad de mi casa.

Scarlett te está agarrando del brazo y te ha dicho ya dos veces que no fueras una cobarde.

Oh, eso lo explica.

La casa estaba a nuestro lado, unos cuentos pasos más y estaríamos en el frente, solo tendríamos que seguir el camino hacia la puerta y entrar a la fiesta. La fiesta no se notaba como una, ni un minúsculo ruido interrumpía la brisa de la noche que me helaba la piel descubierta en mi estómago. ¿Se notaría mucho? Oh vamos, Jo. Estas a punto de ver a Shawn y gastar una broma épica, no es momento de ser insegura sobre tu aspecto, en la casa ni te interesaba.

Lógicamente, estaba en mi casa, mi lugar seguro. Ahí era valiente.

- Jo, te lo juro: si no te mueves te jalare de las mechas-sentí el mismo tirón d parte de Scarlett. No me había dado cuenta de que me detuve en medio del camino.

- No tengo mechas-aclaré como si fuera importante.

- Desearás tenerlas-me callé y preferí no volver a detenerme.

La puerta estaba a tres metros. Dos metros. Subíamos las escaleras. Un metro. Por dios estábamos al frente. No sé por qué esperaba que algo ocurriese pero no sucedió. Bueno, las pocas películas que veía tendrían que irse, estaban haciendo que se me subiera la expectativa.

- Abre-medio grite- O toca el timbre, mejor. Si te parece.

Claudia fue la valiente, toco el timbre y se alejó. Nosotras dimos un paso inconsciente hacia atrás. La puerta se abrió sin ninguna voz preguntando quienes éramos, desde mi ventana vi entrar a una cantidad considerable de adolescentes, seria tedioso que les hubieran preguntado a todos sus identidades. Se trataba de una fiesta cualquiera podría entrar ¿No? Pero sonaba extraño sabiendo que se trataba de unos billonarios como los Harries, algún tipo de seguridad encubierta había que tener.

Entramos y al instante una fiesta en pleno apogeo se asomó ante nuestros ojos.

Vale así que... así es.

Chicos y chicas regados por la estancia, no tenían los típicos vasos rojos que salían en las películas pero si estaban bebiendo, sentía el olor. Todos bien vestidos con accesorios caros, relojes y collares que parecían tener la etiqueta y los cientos de ceros aun pegados, y si había música.

Las paredes son insonorizadas. Vaya forma de camuflar una fiesta.

- Hay que ubicar a Bran-ordenó Claudia acomodándose los lentes- Y tenemos que ubicar la broma.

Diana hablo al segundo- Josephine y yo buscaremos a Bran. Ustedes pongan la broma.

- Hecho, nos reuniremos en la sala.

Scarlett y Claudia pasaron al lado de la escalera y se metieron por una entrada. Diana me haló la mano haciendo que caminara con ella, avanzamos por un pasillo lleno de pinturas, jarrones y puertas hasta llegar a lo que parecía ser la sala.

La sala más grande que he visto y llena de adolescentes causando escándalo.

Era difícil poder encontrar a alguien entre tantas personas moviéndose y riéndose, estar rodeada fue como un impacto directo a mi cerebro. Estoy en una fiesta. Las manos empezaron a temblarme sin poder controlarlas, las personas a mi alrededor parecían ir y venir con una velocidad alarmante, me preocupaba que fueran a llevarme por delante justo cuando perdía el control.