—Cariño ¿te sientes mejor? ¿El dolor de cabeza pasó?—preguntó mi madre picando un trozo de su panqueque.
—Si bueno, me tomé una pastilla y logro quitarme el dolor—respondió mi hermano removiendose en la silla, aún sin tocar su comida— Aunque pase gran parte del día sin ánimos de nada.
— Qué extraño que suena eso—le fastidió Denisse causando que sonriera.
Oliver la miró con molestia— No empieces.
—¿Por qué no trajiste mi helado, eh?
Tosí porque un pedazo de la cena quedó atascada en mi garganta, con cuidado limpie mi boca para responder:
— Te dije que fuimos directo al instituto y luego directo acá. No tuvimos tiempo de hacer ninguna parada.
Denisse bufó, pero siguió comiendo y dejó el tema.
Admito que me sentía mal por haberle mentido pero no me habría perdonado si supiera que en realidad si comimos helado. Mi hermana cuando se molestaba era de esas personas que utilizaban no solo la ley del hielo, sino también la de Medusa.
Cada que te veían preferías estar hecho piedra, con sus ojos te decía todo hasta del mal del que ibas a morir, y como hermanas normales en momentos logré ganarme esa actitud.
Y no estaba lista para tener que lidiar con ella otra vez, para mí ya era fácil ocultar la verdad. Solo no debía dudar y pensar que esa en serio si era la verdad.
Después de años haciéndolo ya hasta tenía el don de hacer que los demás pensaran que podían conocerme, pero siempre estando lejos de poder saber lo que ocurría en mi mente.
Por desgracia había veces en que los genes eran más fuertes y me descubrían, como lo había hecho Denisse.
— Chicos pronto tendremos que comprar sus uniformes, pero mañana estaremos ocupados haciendo los trámites restantes, entonces se quedarán solos—anunció papá, el estaba en la cabeza de la mesa ya cambiado con su pijama.
— ¿Qué tal fue todo?
Owen se pronunció, ya había terminado de comer. Cuando llegamos el salía de la sala, con la ropa que traía en la mañana.
Según se había quedado toda la tarde viendo su serie al grado de que no había comido, se almuerzo estaba en el microondas entonces se lo comió y acepto la cena también.
— Bastante bien, los quisieron de inmediato—respondió gustosa mamá.
— Bueno, de seguro quieren más a Josephine que a ustedes.
— Es que aún no nos conocen—declaró Oliver con mucha confianza.
— Y de seguro cuando lo hagan, seguirán queriendo a Josephine aunque... Tal vez con más fuerza—eso causo que la mayoría, a excepción de los gemelos, riera.
Ellos terminaron de comer y antes de que se levantaron con sus platos, mamá los interceptó con sus palabras:
— El instituto está feliz de tenerlos a los tres, Josephine por sus notas y ustedes por sus habilidades de robótica y fútbol. No empiecen a compararse por favor.
Ambos cayeron ante el tono suave y el rostro amable de mamá, asintieron y caminaron juntos a la cocina hablando entre ellos.
Nosotros seguimos conversando hasta que lavamos los trastes y cada quien subió a su cuarto.
Agarre la misma pijama de ayer, con cansancio me tire en la cama y me relaje en ella.
En mi mente todo era un desastre, pensaba en muchas cosas e imaginaba lo que podría suceder ahora que iba a entrar al Instituto de mis sueños.
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Queremos que nos quieras, Jo.
Fiksi RemajaJosephine Livingston (llamada Jo para los cercanos) tiene una misión muy importante en sus manos: Graduarse del Instituto Roosevelt y no morir en el intento por una crisis nerviosa. Para eso debe seguir estos sencillos pasos: • No llamar la atención...