Huí de casa de Shawn. Al cerrar la puerta corrí como si me persiguieran, como si el mismo chico al que había lanzado contra la pared viniera a exigir que terminara lo que había empezado. Porque algo había empezado en su parte inferior.Hubiera sentido vergüenza de no ser por la energía que aun contenía mi cuerpo. Había gastado una broma a un chico problema (quizás al mayor caso de un chico problema) había cobrado los insultos al insufrible de Isaac y por si fuera poco había sacado un lado dominante con Shawn que ni siquiera sabía que poseía. Si, hubiera sentido vergüenza de no ser porque en ese momento me sentía capaz de hasta imitar el rugido de un león.
Eran poco más de las doce de la noche, algo temprano pero dudaba que hubiera fiesta después del accidente de Bran. Pobre Shawn, le había dejado un desastre con el que lidiar después de mi retirada. Lo consideraba una retirada, una como las de Denisse; de esas donde en realidad no quieren que te vayas pero te haces la difícil y te vas. Shawn deseaba que me quedara, hasta posiblemente deseara que continuáramos la sesión de besos pero era una lección que debía aprender.
Me había graduado en docencia y ni siquiera enterada estaba.
Si me deseaba a mi o a mis labios (porque querer era algo más fuerte, con mayor significado para el tiempo que nos conocíamos) tendría que renunciar o huir de los de las demás.
Danna, cof, cof.
Hacía frio, una brisa potente pero no me hizo cosquillas. Estaba tan concentrada rebobinando los momentos anteriormente vividos que cuando unos brazos me agarraron y terminé apachurrada entre varios cuerpos, no dije ni pio. Las chicas saltaban y decían tonterías. Ellas también estaban emocionadas.
¿Y quién no lo estaría en nuestro lugar'? Había tantos factores que pudieron salir mal que parecía loco que hubiéramos logrado no solo una parte de la broma, no. Logrado la broma entera, de principio a fin y con tiempo a comer y divertirnos.
Sería la emoción en el ambiente pero me vi diciendo— Quédense a dormir—hicieron silencio— Si quieren.
— Menos mal porque yo ya no aguanto estos zapatos—se quejó Claudia acariciando sus tobillos.
— ¡Tienes sandalias! ¿De qué hablas?—Scarlett señaló sus zapatos con tacones bajos.
Parecía como que Claudia esperaba esa objeción porque rebatió— Ah, pero es que yo bailé casi todas las canciones, tu no. Se trata de cantidad, no calidad.
— Asi no se dice—pero Claudia pareció no oír aquello.
Diana codeo a Scarlett para cambiar de tema— Hey, bailaste con Edrian. ¿Qué tal esos pasos?
Por primera vez desde que vi a Scarllet, su piel se calentó en las mejillas— Fue una vez y ya pero se mueve bien.
— Eso dicen—y todas captamos el chiste sucio de Claudia.
----Me levanté a las cinco de la madrugada, llevándome un susto cuando note estar rodeada de cuerpos ajenos. Los recuerdos de la noche llegaron como las luces de flahs: mucha gente, mi ataque de pánico, la inolvidable belleza de Bran, la invitación de Edrian, cada cosa llegó una detrás de otra.
— ¿No puedes dormir?—sorprendida miré hacia la puerta de mi armario donde Claudia leía uno de mis libros con la ayuda de su linterna celular.
— Me levanto a esta hora—casi me golpeo a mí misma por decir aquello pero Claudia no le prestó mucha importancia— ¿Y tú?
— Padezco de insomnio—respondió con normalidad.
— ¿Crónico?—conocía de lo que hablaba, si bien no sufría eso mi propia condición de polimatía hacia que mis horarios de sueño fueran irregulares, podía dormir con facilidad sí, pero por una desconcertante cantidad de tiempo que incluso a mí me hacía doler la cabeza.
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Queremos que nos quieras, Jo.
Novela JuvenilJosephine Livingston (llamada Jo para los cercanos) tiene una misión muy importante en sus manos: Graduarse del Instituto Roosevelt y no morir en el intento por una crisis nerviosa. Para eso debe seguir estos sencillos pasos: • No llamar la atención...