[Ella]

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Capítulo ubicado después de piscina, decepción, la fiesta y eventos ocurridos antes de que la historia entre los Harries y Jo comenzara.

Narra Shawn.

Que sensación tan desgastante. Tener miles de cosas queriendo salir de tu boca pero quedándose atascadas en la garganta, como si no tuvieran espacio o fueran apresadas por una fuerza extraña.

La fuerza extraña en mi caso era la realidad.

No debía estar con Josephine. Era algo que por mucho que hubiera sucedido, al final quedaría reducido a cenizas como había pasado. Tristes y oscuras cenizas.

Aún no comprendía cómo habíamos pasado de no poder estar lejos del otro a sentirnos incómodos con nuestra presencia. Era inconcebible.

Esa noche, la peor noche que hubiera atravesado. Y en cierta manera, ya presentía que iba a suceder.

Me pasó igual que de niño cuando mamá me decía que no comiera mucha mezcla de panqueques porque me caería mal, pero no podía evitarlo porque sabía delicioso.

Entonces era un niño cuyos problemas eran tan grandes como las cucharadas de mezcla que lograba robarle a su madre.

Terminé llegando a la conclusión de que por muy deliciosa que supiera, no era suficiente para seguir soportando los retorcijones de estómago. Cuando mamá preparaba panqueques, yo subía a mi cuarto o me perdía con mis hermanos en nuestro inmenso patio hasta que pude estar cerca de aquel líquido y no caer en la tentación de robarme unas probadas.

Pero no estaba bien comparar a Josephine con una simple mezcla.

Ella tenía sentimientos y yo los había roto, sin muchos miramientos. Un jugador como las normales actitudes de Isaac para con las chicas del instituto.

Y lo peor del caso era que él tenía razón, más de lo que quería admitir. Por muchas conquistas que tuviera nunca había llegado a algo más fuerte que unas cuantas palabras hirientes o unas jalones de cabello que terminaban en amenazas superficiales. Pero a Jo la habían mordido, su mano parecía que la habían conectado a un inflador de globos.

Y por mi culpa. Mi estúpida culpa.

¿Cómo no me había dado cuenta? ¿Cómo no ví las señales?

Ella había sido medianamente clara el día que fuimos a la floristería y regresamos a casa, no deseaba hacer alarde de lo podíamos tener. Y lo entendí pero la realidad es que me sentí herido.

Imbécil.

¿Por qué querría hacerlo secreto cuando cualquier chica querría gritarlo a los cuatro vientos?

Porque ella no es cualquier chica, es Jo y sin duda alguna, ella tenía su cabeza para utilizarla y no solo para tener cabello.

Las veces en que me acercaba y ella se alejaba, no podía evitar llegar a la conclusión de que no le gustaba.

Cuando le hablaba y ella parecía encogerse en su lugar, no podía evitar llegar a la conclusión de que no quería desperdiciar saliva conmigo.

Mi apellido, y sonaría engreído, aumentaba de cierta forma, mi confianza. No es como si lo usase para obtener alguna clase de beneficio o privilegio pero cuando de chicas se trataba, resultaba efectivo.

A Isaac le iba bien. ¿Por qué a mí no?

La única chica que me importaba se acercase a mi, no lo hacía. ¡No lo hacía!

No pude comprenderlo, quizá mi confianza era muy mala o Josephine me gustaba demasiado que, lo que antes era suficiente para muchas chicas, para ella no lo era. Y no estaba acostumbrado a eso.

Queremos que nos quieras, Jo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora