Queremos que nos quieras, Jo.

Un inolvidable primer día de Instituto.

— ¿Vienes conmigo?

¿Y ahora que hago?

— Ehh...

¿Donde estaban los gemelos? Si los encontraba podría irme con ellos y si el destino jugaba a mi favor encontrar a Diana.

Necesitaba llegar a mi casillero, pero ya no recordaba el trayecto y la cantidad de pasillos que había que cruzar.

— Necesito ir a mi casillero antes.

— Yo te llevo.

Azael se unió a nosotros en la puerta, sus manos buscaron cerrarse de nuevo en mi cintura pero Shawn lo hizo antes que el.

Quité su brazo pensando en que le sucedía. ¿Se había olvidado de su novia? ¿O de que estábamos rodeados de muchas chicas que podrían acabar conmigo debido a su osadía?

Primero debía soportar al irrespetuoso de su hermano menor y ahora sus repentinos movimientos. Estaba llegando a un límite.

— ¡No seas injusto, yo la vi primero!—¿Se estaba refiriéndo a mí como un objeto de interés?

— No seas ridículo—lo regaño Shawn.

No comente, no creía que fuera a decir algo bueno. Era mejor callar.

Llegamos a mi casillero por el otro lado. Ahora solo tenía que doblar y esperar a ver si mis hermanos estaban por casualidad en sus casilleros.

— Estaré en la mesa, bro—se despidió no sin antes lanzarme un beso— Preciosa.

¡Qué osado!

— Te espero.

Ash, coloque la contraseña y tomé el plumón que había dejado en la mañana. Hice como si estuviera buscando algo y no lo conseguía.

— Shawn, puedes ver si encuentras mi libro de dibujos, no sé por qué no lo veo—el accedió ocupando mi lugar.

Camine hacia la esquina. No había rastro de mis hermanos.

¡¿Qué estaba pasando que nada me salía bien?!

Volví a mi casillero y Shawn me dijo—; No hay nada, Jo. ¿Buscabas a tus hermanos?

Asentí cerrando el casillero.

— No te preocupes, ya hicieron amigos en su clase. Deben estar en la cafetería.

Al colgarme mi bolso en el hombro, una cabeza rubia apareció lanzándose sobre Shawn. Enrolló sus brazos en la cadera de él y se puso en puntillas, sus rostros quedaron cerca pero no mucho porque Angie era pequeña.

Si, era Angie.

— Hola, Shawn. ¡Te extrañé mucho!—con un pequeño salto lo beso cerca de sus labios.

Mi faceta de intrusa estaba regresando.

¿Sabría ella que Shawn tenía novia? Si era así debía importarle poco, pero ¿A ella no le gustaba Isaac?

El quitó sus brazos con cuidado, se veía incómodo por la falta de espacio entre ambos o eso pretendía hacer creer.

— Yo también, Angie. Me pareció extraño no verte en el desayuno. ¿Dónde estabas?

— Oh, sí. No tenía hambre ya sabes como soy—levanto un hombro mientras que sonreía al punto de que sus ojos se volvieron rasgados— Estaba en la biblioteca, buscando unos libros.

— Aún no empezamos a ver ningún tema.

— Es nuestro última año, quiero relucir entre las mejores.