Capítulo 10

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La cara de Maika estaba ruborizada y aquellos gemidos seguían, aun estando despierto. El omega vio de reojo su bolso. Damián buscó las píldoras, había logrado hallar el frasco, pero este se encontraba vacío. La enfermería estaba a unos salones de ahí, sabía que si corría sería capaz de buscar las pastillas y traerlas de vuelta a Maika.

—Vuelvo en un momento, de acuerdo.

Al escuchar aquellas palabras Maika no pudo evitar pensar en los alfas que habían estado a punto de abusar de él. Y sin darse cuenta se encontraba aferrado al brazo de Damián.

—No te vayas... —el cuerpo del omega temblaba.

—Debo darme prisa de otra manera.

—Por favor no me dejes —aquellos ojos dorados, se habían llenado de lágrimas las cuales comenzaron a rodar por las mejillas.

—De acuerdo —Damián cerró con seguro la puerta —En serio que te gusta tentarme demasiado —decía, para después morder levemente aquella oreja pálida.

Maika soltó un gemido, y se dispuso a buscar aquella boca, lamió levemente los labios del alfa para después liberar sus feromonas. El alfa al sentir el calor de aquella lengua acompañado del delicioso aroma, le acercó para poder besarle, amaba el sabor de esa boca, y el sentir como sus labios y sus lenguas se complementaban, hacían de aquel beso algo exquisito.

Maika se separó un poco, había estado tan inmerso en el beso que su respiración estaba demasiado agitada. Damián trató de besarle de nuevo, pero el omega le detuvo, posando el dedo índice sobre sus labios, y se dispuso a besarle el cuello mientras que empezó a quitarle la camisa a Damián. Maika quien ahora besaba esos musculosos pectorales, comenzó a descender hacia el abdomen, para luego abrir con los dientes la bragueta del pantalón.

—Quiero aah —proclamó, sin dejar de verlo a los ojos y lamiendo la ropa interior de Damián.

—Maika aah aah —pronunció, pasando sus dedos entre el cabello del omega. Quien por su parte se dispuso a sacar el pene del alfa y comenzó a besarlo poco a poco.

—Es muy grande —dijo, pasando su lengua por la cabeza de aquel miembro, para después comenzar a introducirlo en su boca. Aun cuando le costaba meterlo debido al tamaño, no podía evitar querer seguir saboreándole. Las manos de Damián ahora se encontraban aferradas firmemente a la cabellera color caramelo. El interior de la boca del omega se sentía increíble.

Maika seguía introduciendo el miembro cada vez más a la par que enrollaba su lengua, y continuaba estimulándolo con una mano, mientras que con la otra había comenzado a masturbarse, pues el placer parecía desbordarse de su cuerpo. Podía sentir, como su parte posterior comenzaba a palpitar inconscientemente. Sintió que el pene del alfa crecía aún más y de alguna manera daba la impresión de temblar levemente.

—Maika detente —aun cuando sabía que, de no hacerlo este acabaría dentro de su boca no le importó, por el contrario, deseaba más. Logró meterlo al fondo de su garganta y sintió como el semen de Damián le llenaba, por su parte el omega eyaculaba, mientras sentía aquel fluido tibio recorrer su garganta.

Damián levantó al omega y lo colocó en la mesa de conferencias. Retiró los zapatos, y terminó de quitar el pantalón y la ropa interior de Maika. Tomo la pierna izquierda, le beso suavemente la planta de los pies, conforme iba avanzando hacia los muslos, podía oír a Maika cada vez que le mordía.

—Aaahh aaah.

—Estás muy mojado —dijo mientras comenzaba a introducir sus dedos, Maika no pudo evitar correrse de nuevo, al sentir como estos seguían rozando efusivamente el punto sensible de su interior —¿Así que te bastó con eso? —decía subiéndole la camisa, mientras comenzaba a pasar su lengua sobre las areolas, estas respondían al sentir el camino que trazaba y al percibir dientes mordiéndolo levemente.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora