Capítulo 85

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⚠️Aviso este capítulo contiene contenido sensible

El sonido del miembro de Sebastián forzando su camino en el cuerpo del beta retumbaba la habitación. Podía sentir un punzante dolor en su cavidad debido al desgarre que le había provocado el alfa.

—Dios, apuesto que la razón por la que ese alfa te mantiene a su lado, es por la manera en la que tu agujero se aferra a su pene cuando te penetra, puedes sentirlo, ¿cierto? Como cuando trato de sacarlo me succionas nuevamente aaggh hacia a ti.

Sabía exactamente de lo que hablaba Sebastián, podía sentir como su interior comenzaba a moldearse, y obstinadamente aseguraba aquel miembro.

—Te odio, te odio

—Puedes mentir todo lo que quieras, tu cuerpo es más honesto que tú, sé qué eres capaz de notar como comienzas a humedecerte, ¿lo oyes? El sonido que hace tu cuerpo cuando empieza a derretirse de placer.

—No, noo

—Me pregunto si tu querido "Luka" será capaz de verte de la misma manera, cuando vea como al igual que una prostituta cedes ante el placer, como cada vez tu ano traga con mayor facilidad mi pene, si ve de qué manera tu pene no puede dejar de eyacular, ¿crees que será capaz de quitar esa imagen de su cerebro y aceptarte de nuevo?

Se odiaba por no poder controlar las reacciones físicas de su cuerpo, de percibir como el dolor comenzaba a desaparecer para ser reemplazados por el placer. Sentía repulsión de sí mismo, como era posible que, a pesar de todo, no pudiera rechazar aquel contacto con Sebastián.

—Vamos, démosle una bonita vista —decía mientras sujetaba la barbilla del beta, y le giraba con el fin de que este viera la cámara que se hallaba grabándolos.

—Para, por favor, nooo, noo —sintió como la lengua del alfa invadía su boca y comenzaba de inmediato a enredarse con la suya con el fin de saborearla. Aquellos labios rosados se hallaban ahora presa de la boca de Sebastián, deseaba alejarle, pero la manera salvaje en la que este le devoraba lo hacía difícil. No quería sentir de nuevo el sabor de esa boca, no deseaba que este opacará el tenue sabor que Luka había dejado.

—Aaahhh ¡maldito! —exclamaba casi en gruñido el alfa al sentir como el beta le había mordido, sin dudar un segundo le dio una bofetada —te lo advertí ¿Por qué diablos sigues tentando mi paciencia?

—¡No importa lo que pase, no me importa si mi cuerpo reacciona a tu toque!, ¡te odio, te odio tanto, ¡¡ojalá te pudras en el infierno!, ¡te detesto!, ¡te odio! —seguía repitiendo entre llanto.

—¡Cállate! ¡Cierra esa maldita boca! ¿¡Cómo te atreves a alzarme la voz!? —Sebastián empezó a presionar el blanco y delgado cuello —¡Podría quebrarte el cuello si así lo quisiera!

Había sido algo normal en su relación el que Sebastián le ahorcara, pero esta vez el agarre del alfa se sentía más fuerte, trataba de sacar las esposas del gancho en donde las había colocado Sebastián, para tratar de alejarle.

—Mostrémosle a tu amado alfa como te corres mientras te ahorco, vamos deja que vea esta parte de ti que estoy seguro, nunca le has mostrado —proclamaba embistiendo con mayor fuerza, sin soltar el cuello. El interior del beta empezaba a palpitar, ver como aquellos luceros comenzaban a irse hacia atrás, le llenaba de éxtasis. El miembro erecto de Ezra, como la espalda de este se arqueaba con cada penetración, el rastro de saliva que comenzaba a descender de esa boca, todo era para el alfa el paisaje que había estado buscando.

—Aggghhh aah ahhh, jajajaja vamos a seguir enseñándole a ese alfa, lo que te causa placer —decía mientras tomaba el semen del beta y se lo mostraba.

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