Capítulo 40

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—Llegaste temprano, tendremos que pedir comida. He estado bastante ocupada, no me di cuenta de la hora.

—¿Sigues arreglando los últimos detalles? —Maika notó el tono apagado de su voz —aun así, debes de tomar algún alimento.

—Uff si, ya sabes cómo es esto —Lilian se percató del que su nieto estaba haciendo un esfuerzo para que su voz mostrara algún tipo de emoción, así que decidió seguir su juego —no hay suficientes orquídeas, los candelabros no poseen la cantidad de piedras preciosas requeridas, lo normal.

—Me sigue sorprendiendo, la pretensión que tienen.

—Maika, para la mayoría de estas personas, la imagen con la que el mundo los percibe lo es todo.

—Lo sé.

—¿Debo suponer que Damián no vendrá el día de hoy...?

—No, ¿estarás bien con comida china? —el omega trataba de evadir de cualquier manera hablar del alfa.

—Uuuy sí.

Dzyn Dzyn

—¿Estás esperando algo? —cuestionaba mientras se dirigía a la puerta.

—No, el día de hoy.

A través de la mirilla se podía notar una figura masculina, esta traía en sus manos dos grandes bolsas. Daba la apariencia de ser un repartidor, pero de alguna manera más elegante.

—Buenas tardes, entrega para Lilian Bennet.

—Es aquí; sin embargo, no hemos pedido nada —el hombre entregó un sobre color vino, el cual mostraba el nombre de Lilian en tonalidad dorada.

—El joven Walker ha dado claras instrucciones de que el pedido se entregue diligente y puntualmente.

La voz de aquel repartidor dejaba ver el hecho de que sin importar que el omega tratara de rechazar el paquete, este tendría que verse en la necesidad de seguir insistiendo hasta que lo aceptaran. Además, el sobre tenía el nombre de su abuela en él, así que por más que quisiera rechazarlo, era algo que no le pertenecía decidir.

—Uff —bufó —bien déjalo en la mesa de la entrada —el hombre hizo una pequeña reverencia y salió después de dejar el envío —¡Abuela, llego una entrega a tu nombre!

—Qué raro —exclamaba tomando el sobre vino que le daba Maika.

—D... Damián lo envió —dijo con una voz tenue. Lilian pudo ver de nuevo como el semblante de su nieto cambiaba al mencionar al alfa.

—Espero todo sea de su agrado. Y podamos compartir una comida juntos, de nuevo. Atte.: Damián.

Un suculento aroma se desprendía de los contenedores.

—Bien, será mejor que llevemos esto al comedor, muero de hambre.

Al ver las bolsas de cerca, Maika notó que estás portaban el logo del restaurante Sunflower donde él y Damián habían comido antes. Mordió el interior de su labio inferior al recordar los momentos que habían pasado juntos en esa ocasión.

—¿En verdad tenías que jugar esta carta, cierto? —murmuró.

—¿Sucede algo Maika?

—No... solo quería saber si quieres comenzar con la ensalada o únicamente el plato principal.

—Creo que sería una falta de respeto si no ingerimos todos los platillos.

—Tienes razón... —proclamó en voz baja.

Y ahí estaba esa ensalada de frutos rojos, el Filet Minog sazonado con finas hierbas, cada uno de esos sabores y aromas le hacían recordar a su cita con el alfa. Aun cuando la sazón era igual de perfecta, en esta ocasión una opresión en el pecho y un nudo en la garganta, hacían imposible de disfrutar aquella comida.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora