Capítulo 23

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Aunque Luka hubiera deseado ver a Ezra despertar, sabía que este se sentiría nervioso si despertaba en esa situación. Con cuidado comenzó a levantarse de la cama, al alzar la sábana, sus ojos se quedaron fijos en las muñecas descubiertas de Ezra. Estas mostraban moretones, era claro que el beta fue sujetado fuertemente.

Sintió como la ira comenzaba a crecer como una llama en su interior, deseaba saber quién había sido capaz de hacer algo así. Se contuvo de su impulso por despertar a Ezra y exigirle toda la verdad, con tal de dar con el culpable.

—¿Por qué no puedes confiar en mí? —susurró besando las marcas en la muñeca, para después salir de aquella habitación.

Después de un tiempo el beta comenzó a despertar, aunque su fiebre había bajado podía sentir su cabeza algo aturdida.

—¿Cómo llegué aquí? —decía, mientras notaba como botones de la pijama habían sido abiertos. Trataba de recordar, sin embargo, su mente no lograba ir más allá de tener su libreta en su regazo —De nuevo volví a causarle molestias —reprochaba, mientras sentía como si alguien apretara su pecho —No debí venir aquí.

Su mirada se dirigió a un sillón en la esquina de aquella habitación, este mostraba ropa doblada con una pequeña nota.

Tu vestimenta aún no está lista, así que por favor siéntete libre de usarla.

Unas calcetas negras, un pantalón gris claro, acompañado de un suéter color verde musgo se encontraban doblados. Con solo sentir y ver las costuras Ezra sabía que era cara. Tal como lo suponía la etiqueta mostraba Gucci. El beta tomó la ropa entre sus brazos y la apretó fuertemente. No era porque estas fueran de una marca lujosa, sino era el hecho de que sin que fuera necesario, sin que él lo pidiera, Luka se encontraba ahí para él. Sin darse cuenta el alfa, se hallaba cuidando de él sin necesidad de que dijera palabra alguna.

Después de lavar su cara y dientes, se quedó un momento contemplando su reflejo. Sus mejillas se mostraban levemente ruborizadas. Pasó su dedo índice sobre sus labios. Por alguna razón estos no se sentían sucios como el día anterior.

Al bajar y observar a Luka en la cocina parecía un déjà vu, como si todo lo que había pasado el día anterior hubiera sido una horrible pesadilla. Sin embargo, las marcas en sus muñecas y su mejilla no le permitían olvidar lo sucedido.

—Buenos días... —el color del suéter complementaba totalmente el color de cabello y piel de Ezra, de tal manera que el alfa al verle se quedó en silencio por unos segundos —ese color combina muy bien contigo... Toma asiento, es mejor que comas algo. Seguro aún estás débil —declaraba poniendo un plato de frutas para el beta.

Además del plato de frutas que contenía mango, plátano, fresas y diferentes bayas. Había mini pancakes, jaleas variadas, café y diferentes tipos de jugo.

—Buenos días... gracias.

—Bennet estaba preocupado por ti, ayer le dejé saber que te localicé. De igual manera deberías mandarle un mensaje, no quiero que piense que te tengo secuestrado.

—Claro, ¿sabes dónde quedo mi bolso? —el alfa hizo una seña con la barbilla apuntando hacia la sala.

—Aunque debo admitir que esa idea no me desagrada —murmuró para sí mismo, mientras veía a Ezra buscar en su bolso el celular.

—¿Tendrás un cargador?

—Iré a buscar uno, quizás entre tanto deberíamos mandarle una foto a Bennet.

—Supongo que es buena idea —decía tomando asiento.

Ezra mostraba una sonrisa al observar al alfa dirigir el celular hacia él con el fin de tomar la foto. Luka agradecía que el celular del beta no tuviera batería, pues después de mandar la prueba a Maika, esta fotografía aún quedaría en su galería.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora