Maika no podía creer que Damián estuviera dispuesto a cobrar hasta la última hora apostada. Sabía que él solo se había metido en eso, así que sacó una maleta pequeña de su closet y comenzó a elegir los atuendos.
—¿Un abrigo? —decía mientras bajaba uno de color verde azulado oscuro.
El omega había sentido aquella noche y las clases volar, cuando menos lo pensó se encontraba subiendo su maleta al automóvil del alfa.
—Adelante —decía Damián, abriendo la puerta. El corazón de Maika se encontraba latiendo rápidamente. Respiró profundo con el fin de tranquilizarse, pues le esperaban 48 hrs al lado del alfa, y sentía que de no hacerlo su corazón podría salirse de su pecho.
—¿Me dirás a donde nos dirigimos?
—Umm no.
—¿Es en serio?
—Ja ja ja, Maika te lo había dicho antes, es un secreto —decía poniendo aquella sonrisa juguetona que hacía que el corazón del omega saltara —Supongo que debes de tener hambre, ya que no comiste nada en el almuerzo... dime ¿estabas nervioso?
—...No, solo no tengo apetito —después de un momento de silencio, el cuerpo de Maika había decidido desmentirlo, su estómago gruñó reclamando alimento.
—¿Con qué no tienes hambre eh? —dijo mientras volteaba a verlo. El omega no respondió en lo absoluto, tenía demasiada vergüenza.
El alfa manejó hacia el este, atravesando la ciudad y dirigiéndose camino a la costa. El sol comenzaba a ponerse, haciendo de su reflejo un paisaje en llamas, Maika pensó por un momento que ese panorama, era precisamente como su pecho se sentía, cada vez que estaba en contacto con el toque de Damián.
Arribaron al restaurante de comida italiana Fiori, con solo ver el exterior del lugar Maika sabía que este era exclusivo de las clases altas.
—Le estábamos esperando joven Walker, por favor síganos.
Y tal como lo suponía el interior se encontraba plagado de alfas, y uno que otro omega dominante. Ahora entendía un poco más por qué Damián llevaba un pantalón de vestir y saco azul oscuro, una camisa de botones y zapatos negros. Si bien el omega portaba también un pantalón de vestir gris oscuro, mocasines, el hecho de haber optado por un suéter negro de cuello alto lo hacía sentir fuera de lugar.
El personal les guio a una sala exclusiva, esta se hallaba en un tercer piso y tenía vista al mar. Notó que eran los únicos ahí, a excepción del personal a cargo de atenderlos. Damián se dispuso a retirar la silla para que él tomara asiento, y justo al empujarla, este le susurró.
—No te preocupes, luces estupendo.
El omega no tuvo tiempo de reaccionar, cuando le habían proporcionado el menú. Este no tenía el precio de los platillos, suponía que era algo normal en un ambiente de clases altas, el hecho de no preocuparse en lo absoluto por la cuenta.
Ambos pidieron la Insalata Di Astice como aperitivo. El vino que el alfa mando a pedir era, un Pinot Noir de Domaine George & Christophe Roumier. Maika sabía que la botella era bastante cara, pues su abuela solía comentar con él algunas veces, los productos que sus clientes solicitaban en sus fiestas.
—No creí que tuviera ese toque dulce —declaraba el omega después de dar un sorbo.
—Tu paladar es bueno, muchos no logran percibirlo.
—Te lo advierto, si pretendes embriagarme no sucederá.
—Me aseguraré de que cualquier cosa que pase, no este ligado al alcohol de esa manera no podrás usarlo como excusa.
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Fragancias.
RandomMaika, es uno de los mejores miembros del club de esgrima aun siendo un omega recesivo, quien no puede evitar tener poca tolerancia a los alfas. De repente ve como su vida comienza a verse alterada por la presencia del nuevo alumno, Damián Walker un...