Capítulo 91

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—Gracias —decía el alfa mientras limpiaba el resto de la pasta dental de su boca. Notaba como la barbilla del beta seguía temblando. —hubiera podido levantarme no era

—No se te ocurra volver a hacer algo así —exclamaba dando un golpe seco en el pecho del alfa, los luceros esmeraldas comenzaban a humedecerse.

—Ezra —proclamaba con voz suave sujetando el puño del beta.

—No me importaba, pasar por todo eso no importaba, porque sabía que él no iría tras de ti... podía soportarlo, pero cuando te vi muriendo frente a mis ojos —un mar de lágrimas caía sobre las pecas empapando las mejillas ruborizadas —me destruyó por completo. Así que no te atrevas, no te atrevas a poner tu vida en

Luka sintió la necesidad de silenciar aquella boca con un beso, entendía lo que Ezra estaba diciendo, pero no había manera en que pudiera prometer eso. Pondría su vida en riesgo una y mil veces si eso significaba asegurar el bienestar del beta, Ezra estaba, sobre todo, sobre todos.

No solo era la frescura de la pasta, la que percibía, era aquel delicioso sabor fresco que tenía la boca del alfa, lo había extrañado tanto. Esos labios que le devoraban, los gruesos dedos que sostenían su barbilla, el calor que invadía su pecho al contacto con el alfa, lo hacían sentir vivo.

—Ezra, perdóname, sin importar que estaré a tu lado. Hasta que tú lo desees.

—Más te vale que no rompas tu promesa —proclamaba entre sollozos.

—No lo haré —respondía besando con delicadeza las orillas de aquellos húmedos ojos.

—Por cierto, le avisaré a tu madre que despertaste.

—¿Qué dices? —el tono del alfa cambió, se notaba molesto.

—Ella, se disculpó, y sé que eso no borra lo que sucedió, ella lo comprende. Tu madre entiende que no desearía que te separarás de ellos, pero también está al tanto de que no voy a permitir que intenten separarnos. —amaba oír esas palabras salir de la boca del beta.

—Me encanta oír eso —decía con una sonrisa, haciendo sonrojar a Ezra. —Si has decidido darles una segunda oportunidad, entonces también lo haré yo. Por ahora centrémonos en nosotros, en sanar.

—...si —decía asintiendo.

Aunque su cuerpo aún estaba dañado, el que el alfa hubiera despertado, poder oír de nuevo su voz, comer a su lado, todo eso le brindaba felicidad. No tenía mucho tiempo de haber conocido a Luka, pero sabía que no podía imaginar su vida sin él a su lado. No podía conocer la conexión de un lazo, pero algo era indiscutible, su alma le pertenecía al alfa, y sabía que Luka sentía exactamente lo mismo, se lo había probado en más de una ocasión.

—Los médicos dicen que en corto tiempo no habrá rastro —proclamaba al ver como la mirada del alfa parecía decaer al ver las heridas de su cuerpo. —así que por favor no te preocupes —añadía acariciándole la mejilla.

—Me es difícil no hacerlo. —notó como el beta se veía decaído al oír esto —pero haré mi mayor esfuerzo, lo prometo. —amaba ver la forma en la que las comisuras de aquella boca rosada se curvaban cuando este sonreía.

—Bien.

—¿Te quedarás conmigo? —cuestionaba señalando su cama.

—No quiero lastimarte —respondía con un tono preocupado.

—Me ayudaría a descansar mejor, el tenerte a mi lado, puedes dormir del lado contrario —añadía señalando su herida. —¿me harías el honor? —preguntaba besando la palma de Ezra.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora