Capítulo 55

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—¿Es necesario que vayas a ayudar? Es decir, Bennet debería ser suficiente.

—Jajaja es una tradición, siempre apoyo a Maika y a la abuela a preparar la cena de navidad. Además, te veré allá luego —decía acomodando la solapa del abrigo del alfa.

—Sabes que no podría negarte las cosas que te hacen feliz, vayamos a dejarte a casa de Lilian.

Desde que Ezra había conocido a Maika y su abuela, estos no solo lo hicieron sentir bienvenido, sino que además le dejaron claro que este tenía un lugar en su casa, y que las celebraciones de navidad, no debían por qué seguir siendo una festividad, que tuviera el sabor a soledad. El beta aun así guardaba en su memoria la época en la que había celebrado con su familia, no guardaba rencor hacia ellos, pero no podía evitar que un dolor en su pecho apareciera si comenzaba a pensar, que era casi imposible que este volviera a tener a su familia a su lado de nuevo.

Hubo veces en las que odió ser un beta, ya que su padre se encargó de repetirle una y otra vez la gran decepción que era para la familia. El hecho de que fuera un beta había sido suficiente para que este se convirtiera en una sombra en su propio hogar, pero cuando su padre le encontró besándose con otro chico beta, este perdió la cabeza.

Paf

—Das asco, no te es suficiente con ser un inútil, ¡¡¿sino qué ahora has decidido avergonzarnos?! — gritaba tomándolo del cuello de la camisa después de abofetearlo.

Paf paf

—¡Suéltelo, le está haciendo daño!

—¡Tú lárgate de aquí! —espetaba dirigiéndose al beta. Ezra miró por un instante a su amigo, negó con la cabeza al tiempo que sus labios dejaban escapar un lo siento en forma de susurro.

Sabía que era muy probable que su amigo saliera lastimado si se quedaba ahí, así que se sintió aliviado al ver que este se había ido tras aquellas palabras. Sentía el impacto y el ardor de cada cachetada que su padre le propinaba, pero su mente no se encontraba en esa habitación.

—No te atrevas a salir, te vas a quedar aquí hasta que yo lo decida, y olvídate de ver de nuevo a ese joven.

Lavó su cara, vio como sus mejillas se encontraban marcadas por completo por los golpes y su nariz sangraba. Colocó un pedazo de papel con el fin de cortar la hemorragia nasal.

—Estoy tan cansado —se decía a sí mismo limpiando con la manga de su camisa sus lágrimas.

No sabía cuándo se había quedado dormido, pero los ruidos que provenían de la sala le despertaron. Después de unos minutos de silencio, vio como alguien comenzaba a girar la manija de su puerta.

—¿Ezra? —la voz de su madre se notaba preocupada —¿Cómo se atrevió a hacerte esto? —cuestionaba acariciando sus mejillas.

—Se ven peor de lo que duele, no te asustes.

—Ezra... crees que podrías encontrar quizás —percibía la voz temblorosa de su madre —una chica beta o un omega, sé que tu padre se calmaría al saber que le darás un nieto. De esa manera todos podríamos seguir siendo una familia.

Contuvo las lágrimas, entendía que las palabras de su madre se debían al deseo de salvar a su familia y que esta permaneciera unida, pero no por ello dolían menos.

—... Lo intentaré —notó como una chispa de esperanza alumbró los ojos de su madre. Si mentir era necesario para evitar el conflicto con su padre, y haría que ella y su hermano tuvieran su familia feliz, había decidido hacerlo.

Haber conocido a Maika hizo que la situación familiar fuese más ligera, ya que su padre creía que ambos eran pareja. Al entrar a la preparatoria, sus esfuerzos por guardas sus sentimientos llegaron al punto de quiebre. Hemmet un alfa llegó a la vida del beta para despertar esas emociones que había guardado.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora