Capítulo 38

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—Veo que estás emocionado —declaraba Luka, al ver como los ojos de Ezra parecían de alguna manera brillar conforme se iban acercando al centro comercial, con el fin de comprar los adornos navideños.

—Es muy obvio, ¿cierto? Lo siento.

—No lo sientas, es bueno verte feliz.

El alfa había notado la mirada entusiasmada del beta, desde que este no había terminado su desayuno. Además, sus ojos no habían dejado de mostrar ese brillo durante las clases. Por tal razón, Luka decidió llevar a Ezra a una tienda especializada en adornos de festividades. Giuseppe era a donde debías ir si querías tener la mayor cantidad de opciones a elegir para tus festejos. No importaba si era a mediados de primavera, si necesitabas algo de Halloween, Giuseppe lo tenía.

—¿Podrías hacerme un favor?

—Si.

—Escoge los adornos que desees sin importar el precio que muestren —si bien esta tienda tendría lo que buscaras, también era conocida por ser un negocio que manejaba costos altos.

—Pero

—No sería un regalo completo, si no tiene los adornos, ¿no lo crees? —interrumpió el alfa —déjame darte este obsequio.

—De acuerdo... gracias.

Al poner un pie en la tienda, los ojos de Ezra fueron testigos de múltiples colores, todos ellos parecían estar en armonía entre sí. El olor a pino y limpieza reinaban el lugar. Los empleados, por su parte, vestían traje, lo que dejaba ver que era claramente una tienda de renombre.

El beta se dirigió primero hacia las luces, además de las tradicionales tricolores, había rosa, azul, negras, rojas.

—Aquí están —decía tomando las de color dorado, la imagen que vino a su mente le hizo poner una tenue sonrisa.

Cogió varios paquetes, pues el árbol que Luka compró era enorme. Siguieron recorriendo las opciones decorativas. Ezra buscaba ornamentos de estrellas y piñas de pinos en color dorado. Esperaba encontrar una cadena como la que su madre colocaba en el árbol.

—Es perfecta —proclamaba tomando en sus manos un rollo de cadena tornasol, la cual contaba con un diseño de pequeños renos y copos de nieve. El beta sabía que esta reflejaría de maravilla el dorado de las luces.

—Es una muy buena elección.

—Siii... —Ezra recordó como el alfa compartió algunas experiencias que tuvo con su familia para las épocas decembrinas. Así que parte de él quería saber con qué tipo de decoración había crecido —Luka.

El escuchar su nombre salir de aquellos labios rosados lo tomo por sorpresa, pero deseaba seguir oyendo al beta pronunciar su nombre en muchísimas más ocasiones en el futuro.

—Dime.

—¿Recuerdas de qué color eran las esferas en tu casa? —preguntaba Ezra mordiendo el interior de sus labios.

—Mis padres escogían diferentes decoraciones cada año.

—... Ya veo —al escuchar eso, el beta no pudo evitar sentirse un poco desanimado, pues en verdad anhelaba saber los colores que aquellos ojos habían visto. El alfa notó de inmediato la reacción de Ezra.

—Pero si tuviera que elegir mi favorita, escogería las de color dorado.

Amaba que el beta era tan puro al demostrar sus emociones sin filtro, como esos ojos verde esmeralda no podían evitar iluminarse, cuando este encontraba algo que lo emocionaba.

—Bien, bien —apresuró su paso hacia las esferas. Había demasiadas opciones en todas las tonalidades posibles —Woo creí que sería más fácil, pero ¿qué te parecen estas? —decía sosteniendo una caja de esferas doradas. Algunas de ellas se mostraban lisas, y otras tenían grabado un diseño cubierto con brillantina.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora