Capítulo 63

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Era claro para Luka que algo había sucedido la noche anterior en Enigma. Ezra parecía absorto en sus pensamientos y este solo fue capaz de dormir, después de que lo hubiera abrazado. Sostener al beta en sus brazos durante toda la noche era una de las cosas que amaba, pero no si esto se debía que algo estuviera inquietándolo.

—Luka, regresaste antes.

—Quería verte lo más pronto posible, así que hice mi rutina rápido inconscientemente. ¿Te sientes mejor? —preguntaba pellizcando levemente la mejilla.

—... Sí, perdón, no era mi intención preocuparte.

—No tienes por qué disculparte, lo único que me importa es que te encuentres bien. Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿cierto?

El beta miró con un poco de vergüenza aquellos luceros azules, se sentía culpable por mentirle al alfa la noche anterior al decirle que no había ocurrido nada. Deseaba contarle lo que había sucedido, pero un miedo enorme lo invadió, quería evitar que Luka llegara a tener cualquier tipo de interacción con Sebastián. Era consciente de lo que este alfa era capaz de hacer, y el solo imaginar que Luka saliera herido de alguna manera, le impedía decirle lo que había pasado.

—Si lo se... ¿crees que podrías mandar a alguien para cubrirme en el trabajo? —veía claramente como los ojos esmeralda eran nublados por la preocupación, trataba de controlarse para no exigir que le dijera lo que le estaba molestando, ya que sabía que presionarlo haría que este se cerrara más.

—Claro, no te preocupes, me encargaré de tener a alguien, así que tómate el tiempo que necesites. ¿Te parece si compramos donas y café para desayunar? —retrocedió con el fin de evitar invadir el espacio de Ezra, y no hacerlo sentir presionado.

—Amo las donas.

—Bien, tomaré una ducha rápido y luego iré por el desayuno.

—De acuerdo.

Recuerdos oscuros comenzaron a llegar a la mente del beta, conforme veía al alfa dirigirse a la planta alta.

Plaf

—Te lo dije no es así.

—Solo es un amigo, y además es un proyecto escolar

Plaf

—No me interesan tus excusas —replicaba tomando con fuerza las mejillas golpeadas del beta —Me cuesta creer que en verdad eres tan estúpido, como para pensar que no habría un castigo por hacerme perder mi tiempo.

—Por favor, Sebastián no, tengo que ir a traba —un golpe en seco en el estómago había interrumpido las palabras del beta.

Cough cough

—Deja de hacer esos molestos sonidos. Sabes que esto apenas comienza —espetaba tomándolo del cuello y aventándolo a la cama —Ezra en verdad no quieres hacerme enojar más, ¡Cállate de una buena vez! —el beta mordía sus labios para cesar sus sollozos. —Estoy conteniéndome lo más que puedo, para no causarte tanto daño.

Las lágrimas se abrían camino entre las pecas de las mejillas de Ezra. Sabia que era mejor aguantar en silencio el castigo que el alfa le pusiera. Ya que, de no ser así, este solo se extendería y sería aún más brutal.

—¿Ezra? —los ojos parecían aún perdidos en sus recuerdos.

—Perdón, no escuche cuando saliste.

—...No te preocupes, no puedo evitar sentirme intranquilo al ver ese semblante en tu rostro.

—Estoy bien, solo un poco cansado.

—Si tú lo dices, confiaré en ti —declaraba besando la cabellera naranja. —será mejor que vaya de una buena vez por esas donas.

El beta lavó su rostro, para tratar de borrar de su mente los desagradables recuerdos.

—Todo estará bien —se repetía viendo su reflejo.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora