Capítulo 44

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—Realmente no me agrada la idea que tengas que trabajar hasta tarde.

—Estoy bien —decía a la par que tallaba sus ojos —es solo que hoy... Fue un poco más pesado —añadía al recordar las palabras que aquellas omegas habían dicho —bastará con que tome una ducha.

—Te prepararé un té mientras tanto.

Ezra asintió, si bien los invitados de la fiesta se habían encargado de hacerlo trabajar bastante, el cansancio que sentía era mental. Se encontraba seguro que Luka estaría dispuesto a contarle acerca de Ian, pero no sabía si él estaba preparado para conocer más de esa historia.

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—¿Qué es todo esto?

—Vamos arriba —proclamaba Luka mientras daba unas palmaditas en el colchón en forma de invitación. El beta lograba percibir el aroma a lavanda de las velas, la luz de estas aportaba un ambiente más sereno. Y el tener al alfa, listo para darle un masaje de pies era sin dudas la cereza del pastel —¿Sucedió algo hoy? —cuestionó presionando la planta del pie.

—Umm no, ¿por qué lo preguntas? —aquellos ojos azules que le veían fijamente, parecían querer quebrar aquel falso muro de seguridad que había levantado, con el fin de ocultar su inquietud.

—Estás demasiado tenso —decía mientras deslizaba sus dedos suavemente en aquella planta con el fin de hacerle cosquillas.

—Jajaja estás mintiendo —declaraba entre pequeñas risas nerviosas.

—No podría mentirte —añadía a la par que subía sus manos y comenzaba a masajear las piernas.

—Solo hubo mucho trabajo —no sabía si era la manera en la que esa mirada le observaba o el sentir aquellas manos avanzar hacia sus piernas, pero su corazón comenzaba a acelerarse.

—Rayos, como se supone que me controle si me seduces de esa manera —proclamaba poniendo su frente en las piernas de Ezra para después depositar un beso. Aquella pijama de seda aperlada que dejaba ver las tersas piernas del beta, resultaba ser una vista demasiado apetecible para que el alfa lograra frenar su deseo de seguir tocándole.

—Era la única pijama limpia... además —mordió un poco sus labios, trataba de frenar su voz, pero no fue suficiente —me gusta cuando me tocas.

—Esas palabras son demasiado peligrosas —decía avanzando hacia el muslo, la respiración de Ezra se aceleraba con cada uno de sus movimientos, y el rubor ahora adornaba aquellas mejillas.

—Uggh —el beta frenaba su gemido al sentir como Luka mordía su muslo.

—Quiero oírte —avanzó con rapidez para comenzar a devorar los labios rosados. Sentía como la boca de Ezra ardía de deseo al igual que la suya. Comenzó a introducir su mano bajo la camisa, con el objetivo de removerla lentamente. Las corrientes de electricidad se hacían presentes con el camino que las manos del alfa dejaban en su piel, al tiempo que le quitaba la camisa. Al levantar la parte superior de la pijama, aquel pecho mostraba unas areolas rosadas acompañadas de unos erectos pezones.

—Lukaaa.

Necesitaba seguir oyendo el placer, apoderarse de aquella voz. Para Luka parecía que cada parte de la piel de Ezra que saboreaba era dulce, que iba simplemente mucho más allá de lo delicioso. Su lengua recorrió el diámetro de sus pezones... Deseaba más.

—Agggh L...ukaa —decía entre gemidos, colocando sus manos en la melena clara, al sentir como el alfa succionaba su pezón derecho y seguía estimulando el izquierdo.

—Te lo dije ¿cierto? Que tus palabras eran peligrosas —proclamaba abarcando con su mano izquierda la barbilla y parte de aquel terso cuello. Mientras que presionaba con su rodilla la entre pierna del beta, y dibujaba un camino por los expuestos muslos.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora