Capítulo 41

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—Buenos días.

—Ezra adelante pasa, es un gusto verte —exclamaba Lilian dándole un abrazo.

—También extrañaba venir.

—Entonces no olvides visitarnos —añadía pellizcando la mejilla del beta.

—Perdón, no lo haré —decía sonriendo.

—Debo suponer que buscas a Maika, creo que aún duerme. Al parecer tuvo una mala noche. Toma asiento iré a llamarle.

El comedor era tal como lo recordaba, había llegado varias veces con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado aquel lugar. Y en estos momentos aquellos tiempos parecían algo ilógico e irreal. Agradecía la seguridad y felicidad que Luka había implementado en su vida.

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Toc toc

—Maika, Ezra espera en el comedor.

Las palabras de su abuela le resultaban confusas, ¿Por qué Ezra estaría ahí? Tomó con rapidez su celular.

—Diablos —espetaba al leer la pantalla.

—¿Entonces crees que puedas acompañarme mañana?

—Claro.

No recordaba haber enviado tal mensaje. Sabía que su yo consciente no hubiera aceptado, pues debía ayudar a su abuela con los eventos del día de hoy, con el fin de tratar de acabar lo más pronto posible y ver si de esa manera, la omega volvía a mostrar un semblante sin estrés, y falta de sueño.

Salió aun vistiendo su pijama después de lavar sus dientes y rostro.

—Lo siento Ezra, pero ayudaré a mi abuela con una planeación. En verdad no sé por qué acepté.

—Maika, no es necesario ve y diviértete.

—Sabes perfectamente que eso no sucederá.

—Está bien puedo ayudar —decía con una voz calmada el beta —será como en los viejos tiempos.

—Ezra, mi niño no es necesario.

—Lo sé, pero quiero hacerlo —declaraba alumbrando aquel semblante con una sonrisa sincera.

—¿Estás seguro de que Luka no me reclamará por las horas que no estés con él?

—Ja ja ja claro que no —El beta reía nervioso, pues al alfa no le había agradado la idea de que no pudieran pasar ese día juntos, ya que tenía que trabajar en el bar esa noche.

—¿Así que Luka? Me gustaría saber un poco más de este individuo —proclamaba, mientras colocaba en la mesa una jarra con té helado de durazno y jazmín, el beta asintió feliz —chicos les parece bien omelette para desayunar.

—Suena delicioso.

—Por mí está bien —añadía Ezra mientras se dirigía a la cocina con el fin de ayudar a picar las verduras para el omelette.

—De acuerdo entonces manos a la obra, ahora, cuéntame de Luka.

Entre el sonido del cuchillo sobre la tabla de cortar y el olor a mantequilla derritiéndose en la sartén, el beta comenzó a platicarle a Lilian acerca del alfa que le había hecho sentir seguro de nuevo. Le dijo como esta persona había estado para él en todo momento desde que se conocieron, y que agradecía demasiado el haberse topado con él. No podía evitar que sus ojos se humedecieran al recordar los tiempos en los que esos hoyuelos no eran parte de su vida. En la que esos cálidos brazos no se aferraban a él de forma tan delicada, pero firme, haciéndole saber que todo estaría bien.

—Me gustaría conocer a esta persona, me alegro de que te haga feliz. Mereces eso y más —proclamaba Lilian acariciando el cabello del beta a la par que tomaba asiento para degustar el desayuno.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora