Capítulo 97

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El beta seguía analizando lo que acababa de pasar, debía de estar teniendo una pesadilla, no había manera en la que aquellas palabras hubieran salido de la boca durazno.

—... Efectivamente aún contamos con tiempo, pero les puedo garantizar que estaremos monitoreando este embarazo si es necesario 24/7, con el fin de tener una taza de éxito.

—¿30%? Dígame, dentro de esas estadísticas ¿cuál es el porcentaje real en donde tanto la madre como los bebes sobreviven?

—Es verdad que el porcentaje sería más bajo, pero no es imposible. Hay casos registrados, y con la tecnología que tenemos al alcance de la mano hoy en día, estoy segura de que podremos lograrlo.

—No me interesa, si el porcentaje de éxito no es un 100%, no me interesa en lo absoluto. Agende lo más pronto posible la cita para terminar con el embarazo.

—... No —musitó el pelirrojo —No, no, no...

—Ezra —intentó tranquilizar al beta, pues este comenzaba a hiperventilar. Sentir como rechazaba su agarre con un manotazo le había desconcertado, pero la manera en la que esos luceros esmeralda le veían lo dejó petrificado. No era odio, si no decepción, era como si pudiera ver en aquellos ojos como a Ezra se le estaba rompiendo el corazón.

—Dijo que son gemelos, ¿cierto? —Denise asintió, al tiempo que una sonrisa se dibujó en el rostro de Ezra. —Yo no puedo, no puedo quitarles la oportunidad de vivir ... Ellos serán, ellos serán hermosos, yo lo sé ... Ellos —lágrimas brotaban de sus ojos, su garganta ardía impidiéndole seguir hablando.

—Tranquilízate, el alterarte no te hace bien, además como ya dije aún hay tiempo, —era claro para la Dra. Carter que aquella pareja no decidiría en esos momentos lo que harían. —les sugeriría que conversen y tomen una decisión.

—Vamos Ezra —la frialdad con la que aquellos ojos le vieron le hacían saber que no deseaba que le tocara, el alfa se limitó a seguirlo guardando su distancia después de que el beta saliera del consultorio.

Por más que trataba de entenderlo le estaba siendo imposible, hace poco habían jurado que sin importar nada, estarían al lado del otro compartiendo sus vidas hasta que llegaran a la vejez, y ahora Ezra estaba dispuesto a sacrificarse. Se encontraba molesto, con la situación, pero más que nada con él mismo, si no le hubiera anudado. Si hubiera controlado su instinto y se hubiera detenido, esto no estaría pasando, de nuevo la persona que más amaba estaba en peligro por sus descuidos. Se odiaba, en esos instantes repugnaba su existencia, ya que de alguna u otra manera seguía lastimándolo.

—... Dime que solo fue parte de una horrible pesadilla lo que dijiste en el consultorio. —decía colocando una mano sobre su vientre. Al ver aquel semblante sombrío lo entendió. —No fue un sueño, no ¿Por qué? ¿Cómo pudiste ser capaz siquiera de pensar en esa posibilidad? —estaba dolido, se notaba en su voz, pero más allá de eso había rabia, ¿Cómo se había atrevido a poner sobre la mesa la posibilidad de perder a sus gemelos?... Esos bebés eran el fruto de su amor, un milagro, algo tan valioso que debían proteger.

—¿Es que no escuchaste lo que la Dra. dijo? ¡Podrías morir!

—¡Eso no lo sabes, hay posibilidad de que todo salga bien!

—¡Menos del 30%! ¡No voy a permitir que arriesgues tu vida por esa cosa!

—No es tu decisión, no puedes obligarme... si no piensas siquiera considerarlo, no tengo nada de qué hablar contigo.

—No puedes estar hablando en serio —declaraba halando al beta por el brazo evitando que este se alejara.

—Agh me estás lastimando Luka, suéltame.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora