Capítulo 43

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Justo al salir del elevador pudo notar en el aire como las feromonas de Maika estaban inundadas de miedo, tristeza y desesperación. Siguió el rastro de ellas, y pudo ver aquel cuerpo pálido que se encontraba de alguna manera rodeándose así mismo mientras temblaba sin parar. Damián no pudo evitar abrir sus brazos con el fin de abrazarle, el omega parecía notar su presencia, pues se giró justo antes de que aquellos brazos le envolvieran por completo. Al sentir el calor del cuerpo del alfa, las manos temblorosas ahora se aferraban a la camisa mientras que rompía en llanto.

Damián apretó más a Maika al tiempo que depositaba un beso en la coronilla de la melena caramelo. Comenzó a liberar feromonas con el finde tranquilizarle. Podía sentir la humedad de las lágrimas, empapar su camisa. Sabía que, aunque le preguntara en aquel instante, el llanto le haría imposible poder responder, así que no le quedaba más que estar ahí para él.

Aun cuando el miedo aún era presente en su pecho, el permanecer aferrado al alfa le hacía sentir que todo estaría bien. Así que poco a poco el nudo que tenía en la garganta fue disminuyendo.

—¿Qué sucedió?

—Mi abuela... ella estaba inconsciente, traté de reanimarla, pero no pude.

—Todo estará bien —proclamaba con un tono de voz calmado pero seguro, al sentir como el omega empezaba a alterarse al recordar lo sucedido —Me aseguraré de que Lilian reciba la mejor atención.

Ambos se dirigieron a un rincón en la sala de espera.

—Necesito hacer una llamada —decía mientras colocaba su saco sobre los hombros de Maika —Ya vuelvo —este asintió.

Damián era consciente de que, si ayudaba a que Lilian fuese atendida, las cosas entre él y el omega mejorarían, pero la razón por la que se encontraba haciendo todo, era que realmente quería que la omega se recuperara. Además, sabía que ella era el familiar más importante para Maika, y no deseaba seguir viendo el miedo de perderla en aquellos ojos dorados.

Había sido cuestión de una llamada para que el personal del hospital entendiera que Lilian, era un paciente VIP. Les movieron a una área restringida, y asignaron a dos enfermeras exclusivas, para asegurarse de que la paciente estuviera vigilada y atendida en todo momento.

—Joven Bennet —Maika apretó la mano del alfa al oír a la enfermera decir su nombre —Su abuela se encuentra consciente, necesitamos hacer estudios, pero todo parece indicar que fue un desmayo por agotamiento. Aun así, la mantendremos en observación esta noche y si los resultados de las pruebas son positivos, podrá irse a casa mañana a mediodía.

Al escuchar esas palabras sintió como sus piernas perdieron fuerza, que Damián le tomara por la cintura fue la única razón de que no había caído al piso.

—¿Puedo verla?

—Aún no, como dije, necesitamos realizar algunos estudios. Me aseguraré de avisarle en cuanto sea posible.

—Gracias.

—Deberías descansar, los exámenes quizás lleguen a tardar bastante —decía Damián.

—No puedo irme, aunque me aseguren que se encuentra estable. Necesito estar aquí y saber que sus exámenes salieron bien —el omega apretaba sus puños, la impotencia que sentía en esos momentos no era un sentimiento desconocido.

—Entonces nos quedaremos, iré por café. ¿Quieres que le avise a Nolan?

—No vayas —aquellos delgados dedos se aferraban fuertemente a su brazo —Ezra debe de estar trabajando, y saldrá cansado después de su turno, así que ... si tú estás aquí está bien.

La nueva sala de espera asignada era aún más privada. Contaba con sillones más cómodos, una barra de bebidas, fruta y algunos frutos secos. Damián había pedido a una de sus asistentes que les trajera un latte macchiato y un espresso americano.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora