Capítulo 71

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La manera en la que aquel cuerpo se movía con cada compresión recibida era un escenario aterrador.

—¡POR FAVOR! ¡MAIKA POR FAVOR! —suplicaba mientras continuaba con la resucitación.

El rosado que usualmente vestía aquellas mejillas se hallaba ausente. El alfa seguía esperando ver aquel cuerpo inerte tomar una bocanada de aire, pero, aunque le seguía pidiendo al cielo que fuese así, este no parecía cumplir su deseo.

—¡NO, MAIKA NO ME DEJES TE LO SUPLICO!

La sensación de sentir la falta de calor en aquellos labios era una pesadilla.

—¡POR FAVOR, MAIKA! ¡MAIKAAAA!

Necesitaba hacer reaccionar al omega, era consciente de que, aunque los servicios de emergencia llegaran, sería demasiado tarde. Nunca había sentido el terror que estaba experimentando en esos momentos. La pérdida de su hijo le había roto el corazón, pero tan solo pensar en perder a su omega le pulverizaba el alma. Un dolor en el pecho inescrutable le invadía, no importaba que tanto dolía debía seguir, necesitaba ver aquel pecho, tomar suspiro por el mismo.

—Miau

—¿Qué sucede? —preguntaba al ver aquellos enormes ojos grises viéndole de forma triste.

—Miiiau —el pequeño felino negaba con la cabeza, al tiempo que empujaba su patita contra el pecho del omega.

—No, no quiero dejarte... No —entendía lo que ese ser le decía, debía dejarlo ir, quería que volviera al lado de aquella persona que se encontraba llamándolo con tanta desesperación. —por favor no, déjame quedarme aquí, por favor.

—Mi..miau miuua —los maullidos tenían una nota de súplica. Maika apretó más fuerte aquel ser peludo contra su pecho.

—Deseo quedarme aquí... Te he extrañado, demasiado —declaraba derrochando su llanto.

—Miau— sintió como el felino lamía sus lágrimas para después depositar un beso.

—¡MAIKAAAA! —el grito del alfa apareció como un rayo al tiempo que recobraba la conciencia.

Cough cough

Damián le ayudó a colocarse de lado, el cuerpo del omega se hallaba tosiendo sin parar, con el fin de expulsar el agua que había tragado, los rayos de luz que reflejaba aquella piscina le resultaban molestos a la vista.

Cough cough

Las manos del alfa temblaban conforme se acercaban al cuerpo de Maika, llegó a pensar por un momento que estaba alucinando. Aquella horrible pesadilla que había vivido en vida instantes atrás aún le acechaba. Necesitaba borrar de su mente la imagen de aquel cuerpo inerte, le haló hacia él para abrazarlo con fervor. Colocó su oreja en el pecho de Maika, escuchar ese corazón latir lo tranquilizaba un poco.

—Debiste dejarme ir —decía con voz baja. Damián se separó de inmediato tras oír esas palabras, no entendía como es que su omega era capaz de decir eso. —estoy roto, serias más feliz si tan solo me hubieras dejado ir.

El alfa se encontraba en silencio, pero por sus mejillas corrían sin parar lágrimas.

—¿En verdad crees que sería capaz de seguir adelante?... Mi existencia sin tenerte a mi lado no tiene sentido. Verte ahí, sin vida ha sido lo más aterrador que he experimentado. Podía sentir como tu vida se iba, mi alma se desgarraba con cada segundo que trascurría. —Nunca antes había visto aquellos luceros grises, tener una mirada tan desgarradora. —Así que te lo suplico, llévame contigo si es necesario, pero no me abandones.

—No, yo no podría no —proclamaba tapando con sus manos la boca de Damián, solo pensar en que su existencia llegara a su fin, hacia que su sangre se helara, y entendiera completamente el dolor que acababa de experimentar el alfa. —Perdóname, por favor, por favor —los ojos dorados se encontraban inundados, Maika había roto en llanto, mientras seguía pidiendo disculpas una y otra vez —Damián perdóname, perdóname.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora