Capítulo 92

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—Era algo normal en nuestra relación... el maltrato físico, psicológico, las degradaciones, todo eso llegó a ser algo normal en nuestra relación. No fue así desde un inicio, yo era feliz. Un alfa dominante, con su físico y su posición económica, que él se fijara en mí era como un sueño... un sueño que se tornó en mi más grande pesadilla... no pasó mucho tiempo antes de que Sebastián se tornara celoso.

—La cena estuvo deliciosa.

—Seguro que no solo fue la cena la que disfrutaste —decía con un tono gélido, tomando desprevenido al beta.

—... la compañía de las personas también fue agradable, por supuesto.

—Lo pude notar muy bien, como te sonrojabas con cada cumplido que esa alfa te decía.

—¿De qué hablas?

—Deja de actuar tan inocente, tu cuerpo se retorcía cada vez que esta te alababa o sonreía.

—No sé porque estás pensando eso, pero no fue así, Sebastián yo solo estaba siendo amable no hubo ningún otro

Una bofetada seca impactó la tersa mejilla, la mente del beta quedó en blanco, aquel alfa de cabello oscuro que le había dedicado palabras de amor, ahora mostraba una expresión fría y de molestia.

—¡Vi cómo le sonreías! ¿Crees que soy estúpido? —cuestionaba mientras le tomaba por la mandíbula presionando con fuerza.

—Me estas lastimando Sebastián por favor...

—Me das asco, creí que me querías, pero ya veo que te da lo mismo, mientras sea un alfa con dinero te da igual.

—No, claro que no, te amo, te amo —proclamaba posando sus manos sobre las del alfa intentando de alguna manera calmarlo, de que sus sentimientos lo alcanzaran.

—Esas son palabras vacías, quizás debería irme, dejarte libre para que te largues a engatusar a un nuevo prospecto.

—No te vayas, no me dejes, por favor no, perdón, perdóname. Seré más cuidadoso, no hablaré o sonreiré a alfas si no quieres. No me dejes, por favor —suplicaba con desesperación, mientras sus manos temblaban, memorias de cuando sus padres le habían abandonado, llegaban a su mente haciéndolo tener miedo, no deseaba encontrarse de nuevo solo... no podría soportarlo.

—Tsss —chistó con una sonrisa, se sentía satisfecho al ver vulnerable al beta. Someterlo a su voluntad, era consciente de que la sola idea de encontrarse de nuevo solo lo llenaba de miedo, y eso era algo que Sebastián disfrutaba.

—Desde ese instante, la vida ideal que había creado en mi cabeza se comenzaba a teñir de oscuridad. No podía dejarlo, era como una droga, que me consumía y mataba lentamente.

—Dijiste qué harías lo que fuera ¿no es así? Veo que solo hablabas por hablar.

—Déjame dilatarme, aunque sea un poco por favor.

—No, acaso no ves como no puedo esperar a que te prepares, así que decide ¿tu pequeño agujero se tragara mi pene o no?

—... —Ezra asintió —Mmm

—Y no quiero oírte lloriquear, de otra manera me quitarás las ganas.

—Ghhh —comenzó a bajar, conforme el miembro del alfa entraba, sentía como su cuerpo se desgarraba. Mordía sus labios para aguantar el dolor, no deseaba molestar aún más al alfa y sabía que si un sollozo se le escapaba eso sucedería.

—No importaba que, hacía cualquier cosa que Sebastián me pidiera. Sin importar que tan dolorosa o humillante fuera, si eso aseguraba que se quedara a mi lado, no importaba nada. Las manipulaciones mentales escalaron a violaciones, y no tardó mucho a que esto llegara a violencia física.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora