Al tiempo que Luka hacia su rutina de ejercicio de cada mañana, podía ver como las tiendas comenzaban a prepararse para recibir la época navideña. Las principales avenidas se veían adornadas de luces.
—Buenos días —decía con una voz adormilada Ezra desde la cocina mientras cortaba fruta —por alguna razón, no creí que fueras a correr entre semana.
—¿Qué haces despierto? —preguntaba el alfa secando el sudor de su cara con una toalla.—Esperaba tener el desayuno listo para cuando regresaras, pero no logré levantarme a tiempo —declaraba avergonzado.
—No era necesario que te despertaras tan temprano, debiste dormir un poco más —decía acariciando la parte trasera de la cabellera del beta.
—Dijiste que me permitirías al menos cocinar para ti... —la voz de Ezra sonaba algo desanimada.
— Si, pero no necesitas exigirte —el alfa podía notar claramente como sus palabras de alguna manera habían hecho que el ánimo del beta decayera, aun cuando deseaba hacer totalmente lo contrario —No me malinterpretes, el saber que estás haciendo el desayuno para mi me hace muy feliz... Solo no te exijas ¿de acuerdo?
—Bien.
—Vuelvo enseguida, iré a tomar una ducha. El desayuno huele delicioso, por cierto, estoy ansioso por degustarlo.
Una sonrisa apareció en la cara de Ezra al oír esas palabras. El saber que de alguna manera sus actos alegraban o ayudaban, aunque fuera un poco a aquella persona que había estado llevando luz y calidez a su vida, lo llenaban.Ezra recordó la noche en la que Luka apareció en el bar, el sentimiento de querer aferrarse aquel alfa despertó en cuanto oyó su voz tras aquella puerta de metal. Luchó con su instinto que le decía que la abriera y fuera a su lado. Y aunque estaba decidido a no volver a la vida de Luka, para evitarle problemas. Al sentir esos brazos envolviéndolo, se derrumbó. Pues por más que trató de alejarse de aquella presencia cálida, esta encontraba la forma de seguir regresando a su lado.
Se sacudió los recuerdos, pues sus ojos aún se nublaban al darse cuenta de lo afortunado que era. Y sabía que, si derramaba lágrimas Luka le preguntaría la razón. Además, debía acabar de poner la mesa para que todo estuviera preparado cuando el alfa terminara de bañarse.
—Listo —proclamaba sonriendo satisfecho al ver la mesa puesta.
Tomó una taza de café y se dirigió al ventanal, a esas horas de la mañana se podía ver como el sol atravesaba con sus rayos la neblina, creando una especie de espectro que al beta le encantaba.
—¿Sucede algo? —preguntaba Luka mientras secaba su cabello mojado.
—...n... No —Ezra tartamudeo al ver al alfa mostrando sus músculos debido a la camisa sin mangas.
—Entonces vamos a comer —añadía moviendo su cabeza de lado en manera de invitación.
—Si.
—Realmente te esmeraste, todo luce estupendo y ... Está exquisito —declaraba después de probar un bocado de omelette. Los ojos del beta se iluminaron tras saber que el alfa estaba disfrutando de la comida.—Quizás debería comenzar a ejercitarme —decía mirando disimuladamente los bíceps de Luka.
—Si te parece bien, podrías acompañarme a correr los días que no tengas que trabajar.
—¿En serio? —preguntaba con una voz animada —me encantaría... aunque de seguro haré que te atrases en tu rutina, así que mejor
—En lo absoluto —interrumpió —Estaría honrado de tener tu compañía mientras corro. Además, ese no es el único ejercicio que hago así que no te preocupes.
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Fragancias.
RandomMaika, es uno de los mejores miembros del club de esgrima aun siendo un omega recesivo, quien no puede evitar tener poca tolerancia a los alfas. De repente ve como su vida comienza a verse alterada por la presencia del nuevo alumno, Damián Walker un...