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El viernes fui a casa de Sebastian.

Yo: Ni se te ocurra...

Sebastian estaba apunto de agarrar el último pedazo de pizza que quedaba. Y era mío por ley.

Sebastian: ¿Y si la partimos a la mitad?.
Yo: ¡No!, ¡Tu me dijiste que esa pieza era mía!.
Sebastian: Lo se pero corazón, es la última no seas así.
Yo: Dame esa pizza.

Dije con la mirada firme sobre el.

Sebastian: Hagámoslo justo ¿Si?.
Yo: ¿Y de que manera?.

Lo mire de la misma manera, y me cruce de hombros.

El camino un poco hacia la cocina y saco una botella vacia.

Sebastian: De acuerdo...

Volvió conmigo.

Yo: ¿Que?.
Sebastian: Giraremos la botella y si a uno de los dos le toca la parte de enfrente, se quedará con el pedazo.

Buena jugada Stan.

Yo: De acuerdo.
Sebastian: Bien.

Nos sentamos en el suelo y puso la botella en posición.

Sebastian: Lista.

Dijo con una sonrisa manipuladora.

Yo: Hazlo...

Yo lo mire de la misma forma.

Sebastian giro la botella y para variar la punta no apunto hacía ninguno de los, apunto hacía el sofá.

Yo: ¡De nuevo!.
Sebastian: Okey.

La volvió a girar y nada.
Seis veces más y lo mismo, maldita suerte.

Yo: ¡Dame eso!.

Yo tomé la botella y la gire, y calló la punta hacia Sebastian.

Yo: ¡Agh no!.
Sebastian: ¡Si!, Te gane.

El fue por el pedazo de pizza y lo mordió frente a mi.

Yo suspiré enojada, pero de broma.

Sebastian: No sabes que... Toma, cometela por mi...

Awww, era tan lindo, me daría el pedazo de pizza aunque se la hubiera ganado limpiamente.

Yo: Sabes que... A la mierda con el pedazo de pizza, yo quiero comer algo más...

Aventé la pizza hacía la mesa y me aventé hacía Sebastian para darle un beso.

Me cargó y entrelaze mis piernas a su cadera.
El beso creció y nuestras lenguas se empezaron a pelear.
Sebastian empezó a tocarme por debajo y yo cortaba el beso gracias a mis pequeños gemidos.

Nos llevo al sofá y yo me encime en el.

Le desabroche el pantalón y le baje el boxer hasta que salió su amigo.

Al tocarlo más note que su amigo iba creciendo.
Baje besando todo su cuerpo y después chupando y saboreando a su amigo.

Los gemidos y las manos de Sebastián en mi cabeza jalando mi cabello me hacían ver qué esto le gustaba.

Cuando termine, me hizo lo mismo que yo con el.

Notaba el sudor en todo mi cuerpo, sentía como mi sostén estaba empapado y más y más con cada segundo que Sebastian estaba chupando y besando mi parte íntima.

Y en eso, sin previo aviso volvió a subir, besando y mordiendo mi cuello, al mismo tiempo sentí como me obligó a volver a abrir las piernas y sin permiso entro en mi.

Yo solté un gritó enorme al sentirlo adentro mío.
Empezó a moverse con rapidez, sentía su respiración pasar por mi cuello y mi barbilla.

Me sostenía del respaldo del sofá, lo apretaba demasiado fuerte hasta el punto que sentí que lo rompería.

Cuando salió de mi me baje de la nube otra vez de una maldita caída libre.

Respiré ondo.

Yo: Me dejas sin aliento...

Dije con la garganta ardiente.

Sebastian: Lo siento cariño...

Y en ese momento recordé el día que pensé de manera sucia de Sebastián el primer día de escuela.
Eso me hizo sonreír.

Fue de la misma manera en que lo había imagino, solo que más excitante y escalofriante.

Nos sentamos y yo sobre sus piernas.
Me había quitado la ropa y después le quite a Sebastian su camisa.

Toque su pecho delicadamente, como si estuviera tocando una estatua de porcelana fina.

Nos miramos a los ojos.

Yo: Te amo...
Sebastian: Te amo corazón.

Me besó mi nariz.

Lo abraze por el cuello y el me acariciaba la espalda de arriba hacia abajo.
Nos quedamos callados unos minutos.

Sebastian: ¿Vemos una película?.
Yo: Si cariño...
Sebastian: Tu elije.

Me pasó el control y empeze a ver qué películas había.

Al final elegí la de "Hotel Transylvania" ya que Sebastian me dijo que jamás la había visto.

Cuando terminamos de verla me dijo que le había gustado mucho.

Sebastian: Oye...
Yo: ¿Mhmm?.

Dije volteando a verlo y las puntas de nuestra narices se tocaron.

Sebastian: Tu eres mi click...
Yo: Jaja, y tú el mío...

Nos besamos.

Era lindo que dijera eso, aunque fuera literalmente sacado de una película, se sentía real cuando lo dijo.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora