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Toque la puerta desesperada.

El me abrió rápidamente.

Yo: Hola...
Sebastian: ¿Que estás haciendo aquí? ¿Que pasa?.
Yo: Perdón si te moleste.
Sebastian: No no para nada... ¿No deberías estar en la escuela ahorita?.
Yo: De hecho... Tuve que faltar hoy... No me he sentido bien...

En ese momento necesitaba a una persona que me entendiera, que me escuchará, que me diera un apoyo, a la única persona por la que mi corazón latiera con tanta fuerza.
Y ese era Sebastián.

Sebastian: Pasa... Sabes que puedes contarme que sucede...

Entre y su casa estaba totalmente desordenada, no me sorprendia, así era el.
Eso me hizo sacar una carcajada discreta.

Sebastian: Ignora... Todo el desorden, pero ven.

El tomo mi mano y me dirijio hacia el sofá.

Sebastian: Siéntate cielo...

Me senté sobre sus piernas, y mis pompis rozaron su entrepierna derecha.
Puse mi mano sobre su nuca y el me empezó a acariciar mi mejilla.

Yo: Es mi padre... Todo... Todo esto... Es que me trata como si fuera mierda.
Sebastian: ¿Acaso tu... No quieres seguir ahí?.

Le di un "no" con mi cabeza empezando a llorar.

Yo: Es un infierno para mí ahora estar en esa casa... Hay tanta tensión y... Odio... Que ya no quiero seguir ahí...

En ese momento las lágrimas que salían de mis ojos Sebastian las limpiaba a cada unas de ellas.

Sebastian: Cariño... Todo va a estar bien.

Sentí como sus brazos hicieron que callera en su nuca creando un abrazo.

Narra Sebastian.

Ver a T/N romperse en lágrimas en mi hombro mientras la abrazaba era la peor sensación que la vida me pudo haber puesto.
Odiaba ver su dolor, me estaba rompiendo al momento con ella. ¿Cómo explicarlo? Ver a lo que más quieres en la vida dolida y apagada era lo peor de el mundo, ni siquiera de eso, del universo.

"Todo estará bien".

Siempre le dije eso, y nada resultó así, lo peor es que ahora yo no estoy siendo el perjudicado es ella quien paga nuestras consecuencias.
Y me duele demasiado, porque no se merece lo que está sufriendo ella merece ser feliz, solo quería intentar hacer que se sintiera bien por un momento.

T/N: El ya no me quiere... Nunca me quiso...
Yo: T/N tu padre te ama... Solo que está intentando hacer lo mejor para ti.
T/N: ¿Lo mejor para mí, Sebastian? ¿Es enserio?... Tratarme de esa jodida manera ¿Es quererme?.
Yo: Lo se... Lo se, no era eso lo que quise decir... Era... Fue algo muy fuerte para el cariño, tienes que darle un tiempo...
T/N: Seb... No soy una novia, soy su hija.

Siendo sincero, no sabía que decirle, sentía su dolor tan profundo que empezaba a undirme con ella. Daría lo que fuera por qué una sonrisa saliera de ese rostro.

Yo: Mírame cielo...

Ella intentaba mirarme pero desviaba su mirada al momento de que salían lágrimas de sus ojos.

Yo: Ey... Mírame.

Toque sus mejillas obligandola a verme.

Yo: A veces... Las cosas se ponen complicadas, pero siempre tiene que haber una tormenta después del arcoiris... Y lo digo literalmente.

Ella soltó una risita.

Yo: Cariño, las cosas siempre mejoran, te lo prometo... Solo tienes que darles tiempo, todo va a mejorar.

Mi pequeña novia se limpio las lágrimas de su rostro mirándome fijamente.

T/N: ¿Estás seguro?.
Yo: ¿Confias en mi cierto?... Entonces tenlo por seguro.

Nos dimos un abrazo.

T/N: Gracias Seb... No se que haría sin ti... Creo que estaría perdida.
Yo: Nunca te voy a abandonar... Siempre estaré contigo, incluso en esas tormentas, eso es lo que tú y yo hacemos... Cuidarnos el uno al otro.

Narra T/N.

Tenía razón Sebastian al decir eso. Nos cuidabamos el uno del otro, nos necesitamos. No podríamos hacerlo si no estuviéramos juntos.
Se que el daría la vida por mi de la misma manera que yo la daría por el.

¿Han escuchado la canción Yellow de Coldplay? Bueno, espero que si, el era mi Yellow, que significa la persona que te hace feliz, la persona que sangraria por ti.

Sebastian me hacía sentir esas todas esas cosas, el era lo que siempre quise.

(...)

Llegó la noche y estábamos en el techo de su casa viendo las estrellas.

Sebastian: ¿Con quién te quedarás entonces?.
Yo: Rebe... Me dio un lugar en su casa... Me quedaré un tiempo con ella en lo que se arreglan las cosas.
Sebastian: Ah... Es genial.

Me dio esa sonrisa perfecta que tenía, pero no lo noté muy convencido.

Yo: ¿Pasa algo?.
Sebastian: No, es lindo y generoso que Rebe piense en ti, pero tenía la idea de decirte que te quedarás conmigo estos días.

La verdad es que quería quedarme con el, obviamente que nada me gustaría más, pero tenía miedo de todo. No era tan seguro quedarme porque sabía que mi padre en cualquier momento sabría que estaría aquí. Pero si quieren que sea sincera, me importa una mierda, el era el único que me podía hacer sentir bien en estos momentos.

Yo: Pues... Puedo cambiar de opinión.
Sebastian: ¿Enserio? ¿Vivirias conmigo por un tiempo?.
Yo: Ja, nada me haría más feliz.

El me volvió a sonreír.

Sebastian: Aunque tu hermano no te dejará... Y tú padre se enterara.

Me pare intentando protestar por lo que dijo.

Yo: ¡Me importa una mierda sabes! Mi papá me quitará...

Hay no, lo iba a decir.

Sebastian: ¿Te quitará que?.

Dijo frunciendo el ceño.

No le dije nada a Sebastian sobre lo que había pasado en la escuela hoy, solo le dije que había faltado. No quería que se preocupara por eso ahora ya eran bastantes problemas como para agregar uno más a la lista. Sabía que si le decía que mi padre no solo me iba a arrebatar mi beca, si no también mi futuro en Nueva York y todo lo que quería era como hechar más gasolina en el bosque ya se estaba incendiando.

Yo: Dije... Que ya está apunto de quitarme mi hogar... Je...

¡Mierda T/N!, Necesito que Loki, el dios de las mentiras venga y me de una cachetada conjunto una clase para saber mentir bien. Pero eso solo era fantasía, lamentablemente.

Sebastian: Okey...

El subió los hombros y despues fue conmigo.

Sebastian: Escucha... Esto es lo que haremos ¿Bien?.

Acenti con mi cabeza.

Sebastian: Quedate una semana con Rebe, y despues te vendrás conmigo... Despues nos iremos tu y yo, muy lejos de aquí a un lugar donde tú y yo solo podamos ser felices a Nueva York... Dónde nadie pueda lastimarte...

Eso se oía como en esas películas románticas de fantasía donde hay un amor prohibido. Pero esto era la vida real, era real, Sebastian quería irse conmigo, lejos, donde nadie nos molestará y lo mejor a Nueva York, mi cuidad favorita de todo el mundo y eso me hacía sentir como una niñita enamorada. Pásenme unas crayolas, necesito dibujar mi casa soñada con nuestro perro y a Sebastian y a mi en ella.

Yo: Esto se oye cómo misión imposible...

Nos reímos.

Yo: ¿De verdad te escaparías conmigo?.
Sebastian: Yo solo quiero que estés bien...

Y en eso sentí nuestra conexión encenderse, sus ojos brillaron con los míos al momento.

Ya no me importaba que pudiera pasar con mi futuro, sabía que sería feliz en Nueva York y con Sebastian alejada de todo lo que me lastimaba para siempre.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora