Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1

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Hoy era el día de la boda de el amigo de papa y Sebastian.

Vi a papá bajar las escaleras.

Yo: Wow, nunca te había visto tan formal para una cita.
Papá: Es porque nunca me habías visto salir con alguien.

Me reí.

Papá: ¿Segura que no quieres acompañarme? Rebe estará en la fiesta, me sorprende que no quieras ir.
Yo: No tengo ganas... Es enserio, saldré con Shawn al rato.
Papá: Si, no te quiero en casa tan tarde ¿de acuerdo?.
Yo: Claro... Bueno, diviértete y no hagas nada estúpido, te quiero antes de las tres de la mañana y sin una llamada de que te quedarás en su casa.
Papá: Jaja oye... ¿Desde cuándo supliste a mi madre?.
Yo: Desde hoy.

Papá se rió.

Yo: Es broma... Solo diviértete.
Papá: Gracias cariño...

Me dio una sonrisa y me abrazo.

Papá salió de la casa, se fue media hora antes ya que pasaría por la mamá de Rebe a su casa.

La verdad esto no me hacía sentir celos, realmente estaba feliz de que papá se diera la oportunidad de salir con alguien.

(...)

Oí que tocaron el timbre.

Yo: ¡Un segundo!.

Corrí a abrir la puerta.

Vi a Sebastian en la puerta con un ramo de girasoles.

Sebastian: Hola hermosa.
Yo: ¡Hola!, Creí que nos veríamos en tu casa.
Sebastian: Quise pasar por ti, te traje un obsequio.

Me pasó el ramo de flores, yo las respiré, olían delicioso.

Yo: Son hermosas cariño...
Sebastian: Eran las más hermosas, tenía que escoger las más bellas para la mujer más bella.

Los cumplidos que Sebastian me hacían sentir millones de mariposas en mi estómago.

Le di una calida sonrisa.

Yo: ¿Me esperas un segundo?, Iré por mi mochila.
Sebastian: Si, seguro.

Fui a la cocina y puse las flores en agua, y en cuanto las saque del pequeño papel que las envolvía vi que traía una nota.

La leí y decía:

"Espero que te gusten, nunca dejes de mostrarme esa hermosa sonrisa. Te amo. Sebastian".

Y mi sonrisa salió de mi rostro y también hizo que me mordiera el maldito labio.
Era tan lindo para mí.

Subí a mi habitación y dejé la nota sobre uno de mis cuadernos en mi escritorio.
Tome mi mochila y volví a bajar.

Yo: Ya estoy lista.
Sebastian: Vamos...

Salimos de mi casa.

El me abrió la puerta de su auto y puso mi mochila en el respaldo de atrás.

Yo: ¿A dónde iremos?.
Sebastian: Te llevaré a comer y después iremos al autocinema, ¿Te parece?.
Yo: Mhmm.

Me besó.

El prendió el auto y nos fuimos.

(...)

En cuanto terminamos de comer fuimos al autocinema, hicimos media hora de camino.

El sol estaba empezando a ocultarse, así que sería el momento perfecto para nosotros.

Llegamos, compramos los boletos y nos estacionamos en la segunda fila, solo que me extraño que Sebastian se estacionara de espaldas.