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Narra Carlos.

Detuve el auto enfrente de la gasolina.

Josh: ¿Es aquí?.
Yo: Si...

Conocía a Sebastian lo suficientemente bien para saber cuál era su lugar favorito para refugiarse.
Cuando éramos adolescentes Sebastian y yo nos escapabamos de la preparatoria y veníamos a beber y a fumar de vez en cuando.
A ver las peleas de boxeo cada sábado y a coquetear con las chicas, son buenos recuerdos.

Josh: ¿Crees enserio que pueda estar en este lugar? No veo su auto por ningún lado.
Yo: Si no está aquí, no se dónde más pueda estar.

Ya habíamos recorrido casi toda la ciudad y no aparecía, está era la única opción que quedaba.
Soltó un puf, y cerramos las puertas del auto.
Caminamos hacía a el bar para entrar a el.

Al acercarnos me di cuenta que el bar seguía igual que hace años.
Igual de viejo y desgastado que antes, solo que mucha más gente al rededor.
El bar estaba muy alejado de la cuidad, estaba en medio de la carretera y casi la nada para salir de los angeles.
Cuando entramos la puerta hizo que sonará un timbre, ese ya me lo sabía, siempre ha estado ahí.

Y si, como lo sospeche, todo estaba como hace más de 15 años.
El reproductor de música contry y rock sonando, los motociclistas marihuanos en la sala de hasta atrás, la barra de bebidas, la mesa de billar y de ping pong y el mini casino dónde se hacían apuestas enormes.

Al voltear vi a una mujer sonreírme desde la barra.
Era Cassie, la dueña del bar.

Cassie: ¡Charlie!.

Ella me decía Charlie de cariño, dejo las cosas que estaba haciendo para venir a saludarme, se le iluminó una sonrisa muy grande en el rostro.

Cassie: Oh dios mío ¿Cómo has estado hijo?.

Cassie aparte de ser la dueña y señora de este lugar, era una muy buena amiga mía. Es una mujer muy amable y respetable, aunque ya mayor.
Ella nos cuidaba de jóvenes a Sebastian y a mi cada que nos escapabamos para venir aquí, era como nuestra segunda mamá, nos daba de comer, nos daba las bebidas gratis, nos defendía cuando nos metíamos en peleas, he incluso nos daba permiso de hacer fiestas en este lugar.
Incluso Sebastian y yo llegamos a llegar a trabajar aquí, siendo meseros de bar, sirviendo bebidas, limpiando y atendiendo a clientes.

Yo: He estado de maravilla, me alegra verte.

Le respondí el abrazo.

Cassie: Ya eres todo un adulto hijo, ¿Pues cuanto tiempo ha pasado?.
Yo: Supongo que demasiado.
Cassie: No puedo creer que estés aquí... Aparte cuando ya se que ahora eres un gran hombre millonario y uno de negocios.

Le sonreí.

Yo: Supongo que si.
Cassie: Lograste lo que querías... Oh, estoy orgullosa de ti.

Me volvió a dar un abrazo y no dude en volver a abrazarla.

Cassie: Me alegra saber que los dos estén aquí.
Yo: ¿Así que si recuerdas a mi hijo?.

Ella voltio a ver a Josh curiosa.

Cassie: Oh, ¿El es tu hijo?.

Josh le dio una sonrisa calida.

Cassie: No puedo creerlo, la última vez que te vi creo que usabas pañales... Eres todo un hombre igual que tú padre y bastante atractivo.

Josh se rió sarcásticamente.

Josh: Muchas gracias señora... Y es un placer conocerla...
Cassie: Cassie, pero dime Cass.
Josh: Soy Josh, y de acuerdo.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora