66

930 63 5
                                    

De ida a casa de Sebastian después de la escuela, venía con una intuición, como que algo estaba pasando... Algo malo.

Tenía mis piernas subidas al asiento, y las estaba abrazando.
Todo el camino estuve callada, y notaba que Sebastian de vez en cuando ponía la mirada sobre mi.

El se estacionó y nuevamente me miró.

Sebastian: ¿Estás segura de que no tienes hambre?.
Yo: Estoy bien...

Solo le respondí, no lo mire.

Sebastian: ¿Estás bien amor?, ¿Sucedió algo en la mañana?.
Yo: No... O bueno no sé, tengo una intuición de que algo no anda bien.
Sebastian: Tal vez es por lo de Josh...

Di un suspiro.
Tal vez si tenía razón.

Yo: ¿Crees que cambiará de opinión?.
Sebastian: Lo único que se... Es que el jamás se atrevería a hacerte daño, te quiere más de lo que piensas.
Yo: No se que es lo que valla a pasar.
Sebastian: Yo tampoco... Pero nada ni nadie me separara de ti.

Lo mire, le acaricie su cuello hacía su mejilla para terminar en su pecho.
El me besó algunas veces.

Yo: Te amo...
Sebastian: Yo a ti.

Nos bajamos del auto.
Seb bajo mi mochila y nos metimos a la casa.

Sebastian: ¿Que quieres hacer?

Se acercó a mi, hizo mi cabello a un lado y en un segundo sus labios estaban sobre mi nuca.

Yo: Distraeme un poco...

Sentí sus manos recorrer mi cuerpo, desde arriba hacia abajo y después al revés.
Después sus dedos entrar por abajo de mi ropa, sentí sus huellas por mis entrepiernas y mis caderas.
Apretó fuerte mi entrepierna derechay tambien el casi mordiéndome el cuello me hizo soltar un gemido.
Lo queria ahora.

Me di la vuelta y sin dudarlo desabotone su camisa, toque sus pezones como si estuviera acariciando algo tan suave y preciado, aunque si soy sincera eso eran sus pechos.

El me quitó el uniforme y yo a él su pantalón.
Quedé rápidamente en ropa interior con el.

Me tomo de la mano y me tiro sobre el sofá.
Yo me quise dar la vuelta y quede arriba de el.

Le di un beso profundo, que hizo que mi espalda se fuera un poco para atrás ya que el se vino de enfrente.
Sentí como su lengua jugo con mis labios y después paso a lamerme por en medio de mi cara, desde mi frente hasta donde estaba mi barbilla.
Eso fue gracioso y exitante.

Empeze a besar su cuello y fui bajando lentamente, bese esos perfectos pezones y ese abdomen marcado. Mientras hacia eso le quite su boxer.

No dude en tocar a su amigo inmediatamente, no pedí permiso, solo lo toque. Sabía que era todo mío en ese momento.

Lo toque rozandolo de arriba hacia abajo, mientras mis labios seguían en su abdomen.
Oí los pequeños gemidos de Sebastián empezar a salir.
Quería bajar aún más.

Yo: ¿Puedo?.
Sebastian: Sabes que puedes hacer lo que quieras conmigo mi cielo.

Baje besando su cuerpo hasta llegar con su amigo.
Primero lo toque suavemente con mi lengua y después lo empeze a besar, chupar y succionar sin piedad.
Sentí las manos de Sebastián agarrar mi cabello hasta el punto de jalarlo muy fuerte, pero no me importa estaba tan concentrada en el.

Sebastian: Sigue así mi niña... No pares...

Su voz se escuchó tan ronca, tan posesiva y tan excitante, que me dio más motivación de seguir.
Guíe mis ojos en el, vi como se aclaraba la garganta y trataba de aguantar la respiración para no soltar un gemido enorme.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora