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Habíamos llegado a Miami.
Fue un largo vuelo, me había quedado dormida recargada en el hombro suave de Sebastián. El me despertó acariciando mi cuello y besando mi cabeza.
Fuimos por las maletas y subimos a un taxi del aeropuerto para que nos llevará a la casa de la playa.

Todo el camino en el taxi Sebastian y yo nos íbamos besando suavemente. Esto era muy lindo.

Al llegar a la casa vi un auto totalmente desconocido, supuse que alguien lo había estacionado ahí.

Yo iba a ir a abrir la puerta mientras Sebastian iba por las maletas.
Y en eso me di cuenta que la puerta no estaba cerrada con llave.
Esto es muy extraño, estaba comenzando a sospechar si me equivoqué de casa.

Yo: ¿Hola?...

Dije por si alguien se encontraba adentro.

Después oí pasos bajar de las escaleras.
Mierda ¿Quién podría ser?.

Cuando voltie vi a una señora bajar de las escaleras, era Danielle, ella a trabajado en esta casa durante muchísimos años, incluso mucho antes de que yo llegara al mundo.
Pero ¿Que hacía aquí? Le dije a mi padre que no quería a nadie aquí, precisamente porque traía a Sebastian y nadie se podía enterar.

Danielle: ¡Señorita T/N! ¡Que gusto verla por aquí!.
Yo: Danielle... Hola... ¿Que estás haciendo aquí?...
Danielle: Bueno vine a cuidar la casa estás 3 semanas que sus amigos y usted se quedarán.
Yo: Aaaah... Si...

Ay no, mierda.

Yo: No quiero sonar... Grosera... Pero le dije a mi padre precisamente que no quería a absolutamente nadie aquí...
Danielle: Si señorita, pero recibí una llamada de su padre diciendo que me quedé con ustedes estos días, solo por si ocurre algo.

Genial, muchas gracias papá.

Yo: Danielle te lo agradezco demasiado pero... Estaremos bien... Puedes irte ¿Okey? No te preocupes por tu pago, le diré a mi padre que te lo de aún así.
Danielle: Lo siento señorita pero su padre no me deja moverme de está casa hasta que terminen sus vacaciones.

Ay no joder, ¿Y ahora que?.

Y en eso, para empeorar las cosas, Sebastian había entrado a la casa.

Danielle: ¿Quién eres tú?.

Le pregunto a Sebastian.
Yo voltie a verlo con cara de que mintiera.

Sebastian: ... Ho.. hola... Yo soy... Da... David.... El mayordomo de el señor... Shawn...

Dios mío que nombre tan más original Sebastian, carajo.

Danielle: ¿Ah si que usted es quien se hará cargo de los niños?.

Sebastian se quedó callado por un minuto.

Yo: ¡Así es!, Sip, exactamente... David... Se hará cargo de... Nosotros estos... Días... Por eso te decía que no había ningún cargo con que estuvieras aquí...
Danielle: Oh okey entonces... Creo que me iré... ¿Pero y tus amigos? ¿Porque no han pasado?.

Ay dios, no sabía que decir.

Sebastian: Los chicos se fueron a la playa del norte, acompañe a la señorita... T/N... A dejar las cosas y después iremos con ellos...

Gracias Sebastian, me salvaste.

Danielle: Oh... De acuerdo... Entonces creo que mejor ya no los molesto...

Fiuuu.

Yo: Gracias por venir Danielle, te dije que no te preocupes por tu pago, yo le diré a mi padre que te lo de completo.
Danielle: De acuerdo señorita, oiga, si necesita algo solo llámeme ¿Okey?.
Yo: Lo haré...

Acompañe a Danielle con sus cosas a la puerta, arranco su auto y se fue.
Y como supuse, el auto que estaba estacionado en mi casa era de ella.

Suspiré.

Yo: Ahhh... Que alivió...

Sebastian solo se me quedó mirándome y sonriendo.

Yo: ¿Que?.
Sebastian: Nada...

El se me acercó, me besó y me cargó.

Yo: Espero que no te artes de mi viviendo juntos 3 semanas... Ja...
Sebastian: ¿Cómo podría? La que te artaras eres tú.

Me reí.

Subimos después y le dije a seb que nos quedaramos en la habitación principal,
La cama tenía una tela hermosa colgando de los palos de los costados de la cama.
Un baño, un televisor enorme, un armario extremadamente grande e incluso una chimenea teníamos en nuestra habitación.
Afuera, en el balcón teníamos un yacuzzi, una mini sala y dos camastros.

No la recordaba así, solía de pequeña venir casi 2 meses cada año, pero a pasado tanto tiempo.
Desde que mamá murió no he venido a esta casa.
Era como un sentimiento de nostalgia.

(...)

Sebastian y yo estábamos en el patio trasero, en la sala, una fogata estaba en medio de nosotros.

Yo estaba acostada en el pecho de Sebastián.

Sebastian: ¿Sabes que quiero hacer ahora?.
Yo: ¿Que?...
Sebastian: Quiero hacerte mia...

Pasé saliva.

Yo: ¿De verdad?.
Sebastian: Si...

El estaba apunto de tocarme cuando le detuve la mano.

Sebastian: Buenos reflejos...

Me reí suavemente.
Lo mire a los ojos.

Sebastian: Tus ojos brillan más que las estrellas.
Yo: Es porque te estoy viendo a ti...

Lo bese.
Me encime en el y el beso creció.
El me desabrochó el short mientras yo intentaba quitarle la camisa.
El me mordió el cuello y yo solté un gemido.
Al estar apunto de acabar desnudos el me cargó y me llevo al pequeño cuarto que estaba en la playa.
Era como un mini despecho, pero tenía una cama.
Después de ahí lo comenzamos a hacer.
Sebastian se comportó como un total animal esa noche, mordió cada parte de mi cuerpo y me follaba super rápido y bruscamente.
Eso dolía bastante, hacía que gritara y apretara fuertemente sus hombros y sus brazos, pero me gustaba.

Cuando paramos miramos hacía el techo, la ventana del techo hacía que viéramos las pequeñas estrellas.
Ese fue un momento lindo.

Sebastian: Te quiero...
Yo: Te quiero...

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora