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Narra Sebastian.

Llegué a el edificio de Carlos. Era uno de los más lujosos y prestigiosos de toda LA.

Entre lo más normal posible, había demasiadas personas entrando y saliendo. Algunas con papeles en las manos, otras corriendo desesperadas trayendo comida y otras simplemente con en celular en la mano.
Todos los hombres tanto mujeres iban bien vestidas.
Típico de Carlos, odiaba la mala vestimenta, siempre fue anticuado.

Me acerque a la recepción y me recargue en el escritorio.
Una señora gordita con el pelo amarrado se dio la vuelta y me sonrió.
Su nombre era Alice.

Alice: Buenos días señor... ¿Que se le ofrece?.
Yo: Vengo a ver al señor Carlos T/A, necesito hablar urgentemente con el.

Ella me miró con una cara de ofendida, y si lo entendía, Carlos era el dueño de todas estas empresas y también de este edificio enorme y elegante.
Era muy estúpido que alguien viniera a buscar a Carlos así nadamas.

Alice: Ahhh... Señor, no quiero parecer grosera pero... El señor T/A no recibe visitas nunca en su oficina, si viene a pedir algún tipo de trabajo mi compañero...
Yo: No vengo a pedir trabajo señorita... Vengo a hablar con Carlos, soy su... Amigo.

En realidad, creo que ya no lo era más, pero era lo único que podía decir.

Ella me dio un suspiro.

Alice: Lo lamento señor, pero si es su amigo ¿Porque lo vendría a buscar a su oficina? Puede hablar con el, el fin de semana ¿No?.

Esto sería difícil.

Yo: Escuché... Necesito que me deje entrar... Porfavor, ¿No hay algo que pueda hacer?.

Dije en tono de súplica.

Yo: Porfavor... Alice, es un tema importante que necesito tratar ahora.

Su cara parecía entenderme, rogaba al cielo que porfavor lo hiciera.

Alice: Permítame un segundo... Veré qué puedo hacer...

Ella se fue hacia un lado y yo me quedé esperando en la administración.

Me senté en una de las sillas de espera. Estaba muy nervioso, no por ver a Carlos, si no por como reaccionaria a lo que le pediré.
Sentía los nervios en todo mi cuerpo, mi ansiedad por mi cabeza y mis dedos temblando.

Hasta que después de unos minutos Alice volvio.

Alice: Acompañeme porfavor...

Volvimos a la recepción y Alice empezó a buscar algunas cosas en su computadora.

Alice: Dígame su nombre.
Yo: Sebastian Stan.

Y en ese instante Alice hizo una llamada.

Señor Carlos. Hum. Hum. Vienen a buscarlo... El señor Sebastian Stan. Hum. Hum. Claro. Si en seguida.

Lo único que esperaba era que en esos 6 minutos que llevaron hablando sea un si, para que me dejaran pasar.

Alice: El señor Carlos dice que lo espera ahora en su oficina.
Yo: ¿De... De verdad?.

No podía creerlo, Carlos sin dudarlo me había dicho que fuera. ¿Que estaba planeando?.

Alice: Último piso, le recomiendo que valla por el elevador, será un largo camino por las escaleras.
Yo: Muchas gracias por su ayuda.
Alice: No hay de que, adelante.

Fui hacia el elevador y apreté el botón de subir hacia el último piso.
El camino fue un poco largo.
Llegué y camine por dos pasillos, uno a la izquierda y otro a la derecha.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora