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Hoy era mi partido de voleibol.

Papá y Sebastian habían ido a verme.
Lo sé, puede resultar bastante obvio pero papá y el eran como hermanos de otra sangre, y lo comprendi perfectamente cuando Sebastian me contó su historia.

Papá había invitado a Sebastian el día que fue a recogerme de la clínica, el martes pasado, y para nada me molestó, obvio quería que estuviera ahí.

Estaba en los vestidores, poniéndome la playera de el equipo.

Y de repente oí gritar a mi mejor amiga.

Rebeka: ¡Abran paso perras, necesito entregar un mensaje!.

Ella llegó corriendo hacia mi.

Yo: ¿Que haces aquí?.

Dije riendo.

Rebeka: Bien, me encontré a tu hombre en las gradas junto a Carlos y me dio en secreto esto.

Yo vi a mi mejor amiga mostrarme un pequeño papel.

Rebeka: Dijo que te lo diera... Por si necesitabas algo de motivación antes de jugar.

Ella me giño el ojo.

Rebeka: Ay es que ustedes dos son tan lindos amiga.

Le sonreí.

Tome el papel.

Yo: Gracias Rebe...
Rebeka: No hay de que.

Nos dimos un abrazo.

Rebeka: Y oye... Lo harás bien okey, dale una jodida patada a ese balón ¿Si?.
Yo: Si si... Rebe, lo que sucede es que no son patadas, es con las manos.

Vi su cara de querer morirse de vergüenza.

Rebeka: ¡Ah!, Lo siento es que... Tu sabes... No se... Mucho de deportes pero aún así yo confío en ti, vas a darlo todo ¡Tu puedes!.

Yo me rei.

Yo: Lo haré.
Rebeka: Bueno, me voy te veré junto con Shawn y Patrick en las gradas amiga, vamos ¡T/N, T/N!, ¡Wuuh!.

Eso me dio risa.
Rebe salió de los vestidores y me voltie.
Abrí la puerta de mi pequeño casillero.
Discretamente abrí la carta que Sebastian me había mandado.

"Solo por si necesitabas un poco de motivación, lo harás increíble, tu eres increíble... Te amo".

Mordí mi labio.

Amaba que Sebastian me diera notas, esas malditas pero a la vez hermosas mariposas en mi barriga me gustaban, y más si venían directamente de el.

Metí la nota a mi bolso y metí mi bolso al casillero.

Después llego la maestra Verónica, la que maneja el equipo de Voleibol de mujeres.

Veronica: Okey chicas... Vengan aca.

Todas nos dirigimos a dónde estaba la maestra Verónica.

Veronica: De acuerdo, los hombres acaban de terminar el partido y tristemente nuestros contrincantes ganaron... Pero aún quedamos nosotras, así que demuestren que las mujeres somos capaces de vencer ¿De acuerdo? ¡Vallamos y pasemos al siguiente nivel! Pongan esos brazos en medio.

Todas juntamos las manos e hicimos una porra.

Veronica: Bien, salgan ahora.

Salimos de los vestidores, nos paramos justo enfrente de la puerta de el salón de voleibol.

Escuché a Lucy, la chica que era la presidenta de último año.

Lucy: ¡Y ahora todos porfavor, demos un fuerte aplauso a las chicas de el equipo de voleibol de nuestra preparatoria!.

Mi Psicólogo. (Sebastian Stan y tú). 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora