GAZOKS (parte 1)

CAPITULO 12

PABLO

Espere a que anocheciera y caminé de nuevo hacia el ascensor.

Los pasillos estaban desiertos y solo escuché alguna risa de fondo, hasta que levanté mi vista y pude ver a Abril caminando con gesto alegre hacia mi.

¿Por qué era tan diferente al resto?

Las puertas del ascensor se abrieron cuando pulsé el botón mientras ella terminaba de acercarse a mi.

-Me gusta que seas puntual

Sonreí tímidamente y por un momento me fijé en ella, ¿se había maquillado para ir a entrenar?

Abril entro en el ascensor y pulso el botón 0 mientras yo me posicionaba a su lado.

Llevaba unos llamativos labios rojos y un delineado de ojos que no hacia más que realzar su belleza natural.

-La batalla es pasado mañana -rompió el hielo después de darse cuenta de como la miraba -y solo espero que para ese día estés preparado.

Salió del ascensor y caminó hacia la sala de entrenamiento, se acercó a un pequeño perchero metálico lleno de cinturones y me lanzó uno.

-Entiendo que como antes pensabas que eras humano normal y corriente, no sepas cual puede ser tu habilidad -se abrochó su cinturón mientras yo la imitaba y continuó hablando -pero debemos averiguarlo.

Se acercó a mi mientras se recogía el pelo y me volvió a sonreír.

-Cuando llegamos a la batalla lo primero que aparecen son huesudos, huesudos que capturan los profesionales solo para que nos enfrentemos a nuestra realidad si salimos victoriosos -se acercó mucho más a mi dejándome percibir su suave aroma – pero lo peor viene después.

-¿Hay algo peor? -pregunté poniendo los ojos en blanco y dando un paso hacia atrás al sentirla tan cerca de mi.

-Los Gazoks que luchan para llevarse la victoria son peor que cualquier huesudo – contestó con semblante serio al sentir mi rechazo -esos que se pasean por los pasillos de esta nave te matarán a sangre fría si no haces algo para remediarlo.

Sacó su daga del bolsillo y me apuntó con ella.

-Con ellos no habrá segundas oportunidades – desvió la vista hacia la herida aún cicatrizando que me había causado Arima el primer día y como acto-reflejo bajó su arma.

Saqué mi daga y esta vez fui yo quien la apuntó..

-Intenta acabar conmigo – ella se acercó a mi y sin dudarlo me rajó el brazo causando así que la sangre comenzara a brotar de mi herida.

Corrí hacia ella y cuando fue a levantar el puño corté cerrando los ojos, incapaz de ver que había causado con ese corte.

Abril soltó una carcajada y apoyó su mano en mi hombro haciendo que con lentitud volviera a abrir los ojos.

-Tranquilo.. -susurró de nuevo cerca de mi – somos Gazoks, el liquido de la flor Ika que nos proporcionan las enfermeras hará desaparecer nuestras heridas en cuestión de segundos -puso los ojos en blanco y volvió a sonreír -siempre y cuando la herida no sea muy profunda.

Fruncí el ceño sin entenderla.

-La flor Ika suelta un liquido azulado que solemos beber para alimentarnos y parar curarnos – se explicó mientras intentaba contener la pequeña hemorragia que procedía de su mano – por eso es tan importante proteger a los humanos que la portan, porqué solo ellos y algún que otro Gazok pueden crear esa flor.

Intenté asimilar tanta información y de golpe me acordé de cuando 895 junto a Erick me obligaron a beber un liquido azul que tenían dentro de un cubo.

-¿Y si eres humano y bebes ese liquido? -pregunté acordándome de como me observaban detenidamente después de haberlo ingerido.

-Si eres humano mueres, no sé el motivo realmente, pero sé que nadie de ellos ha vivido para contar que sienten al ingerirlo – guardó su daga como pudo y miró su muñeca adolorida – solo Gazoks y humanos portadores de dicha flor logran sobrevivir después de beber su liquido.

Las piezas comenzaban a cuadrar en mi cabeza, por eso yo no había muerto. Era un portador de la flor y no un Gazok como ellos creían.

-¿Me acompañas a la enfermería? -preguntó ya comenzando a andar en dirección a la salida.

Asentí y corrí detrás de ella.

Solo una pregunta rondaba mi cabeza ¿Por qué aquella doctora que me examinó en el zulo afirmó que yo era un Gazok y no simplemente un portador?