CAPITULO 40

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ARIMA

-Hola -sonreí con tristeza mientras corría la cortina para poder ver a Elena.
Ella me sonrió con el rostro algo apagado y pálido.
-Aunque no te lo creas, me gustó escuchar que ya habías despertado -me senté en una de las esquinas de la cama - pero debería estar furiosa por no haber escuchado a Pablo cuando te dijo que no podías venir con nosotros.
-Mis padres llevan mucho tiempo buscándole -intentó incorporarse a duras penas – no podía perderlo de vista.    Puso los ojos en blanco y tosió con fuerza.
-Además no me gusta que me oculten cosas.
-Hay cosas que es mejor no saber.. -susurré.
Arqueó una ceja sin darse por vencida mientras me daba un repaso con la mirada.
-¿Y ese vestido tan elegante?
Suspiré.
-Este vestido significa que nos quedaremos aquí por mucho tiempo.. -contesté desganada -así lo ha decidido Pablo.  Frunció el ceño y agitó la cabeza con desaprobación.
-Yo necesito irme -se quejó.
Sin saber que contestar miré aquella enfermería que era totalmente diferente a la enfermería que teníamos en la nave.
¿No había enfermeras?
-Pablo dijo que iba a contarme todo lo que no me contasteis cuando os conocí. 
De golpe hizo que dejara de mirar la enfermería y clavé la mirada en ella.
-El día que os conocí, los dos ibais vestidos de blanco y con la ropa algo manchada de sangre -puso los ojos en blanco y continuó hablando – cuando vi más tarde que un grupo de chicos querían matarnos me quedé pensando en que problema os habíais metido.
-El primer día que te conocimos, estábamos escapando de la nave -confesé -pero creo que este tema le corresponde a Pablo.
Elena se deshizo de las sábanas y se acercó más a mi, hasta conseguir así agarrar una de mis manos.
-¿Os habían secuestrado? -preguntó angustiada.
-Elena...yo.. -me quedé en silencio.
¿Debía ser sincera y contarle quienes eramos o era mejor seguir en silencio?
-¿Tú…
La miré de nuevo y continué hablando.
-No soy humana.
Ella lejos de tomarse en serio mis palabras, soltó una sonora carcajada que terminó en una fuerte tos.
-Soy una Gazok.
Su cara cambió de inmediato y tras captar su atención continué hablando.
-Tengo apariencia humana pero habilidades no naturales. En ese momento la puerta de la enfermería se abrió y el chico que disparó a Elena la primera vez que tuvimos el encuentro con los huesudos entró en la sala.
-Madu – le llamó con alegría.
El chico me saludó con un gesto de cabeza y acercándose a ella agarró una de manos, besándosela sin apartar la mirada de sus ojos.
-Madu me está cuidando y gracias a él estoy despierta -comentó ella.
-Gracias a él también estás en esa cama -dije.
Él sonrió con ironía.
-¿Tú también eres Gazok?
Miró a Elena con gesto lleno de sorpresa y negó con la cabeza de inmediato.
-Son mis principales enemigos -contestó esta vez sin apartar la vista de mi – detesto todo lo que tenga que ver con ellos.
Mi cuerpo se tensó de inmediato con sus palabras e intentando no meterme en más problemas caminé hacia la puerta antes de que no pudiera contener mis impulsos.
-Ya volveré a visitarte.. -sonreí a Elena y salí de la enfermería bajando esta vez despacio las escaleras para no caerme de bruces contra el suelo por llevar esos dichosos tacones.
Escuché a la perfección como aún los huesudos seguían festejando la llegada de su nuevo líder..
Sentí un pinchazo en el pecho y suspirando decepcionada con su decisión caminé hasta llegar a la puerta de mi nuevo cuarto.
¿Desde cuando yo aguantaba todo eso?
¿Por qué no me iba y dejaba todo esto atrás?
Abrí la puerta algo cabizbaja y tras levantar la vista, mis pupilas se dilataron y mi respiración se entrecortó cuando mi mirada se clavó en la de Pablo, que sentado en mi cama me observaba atentamente. De inmediato se puso de pie y no pude evitar sonreír al escuchar su respiración agitada al igual que la mía.
¿También estaba nervioso?
-Enhorabuena por tu ascenso -susurré.
Pablo sonrió sabiendo que no estaba muy contenta con su decisión y lentamente fue acercándose a mi.
Su pelo castaño un poco más largo que la primera vez que lo conocí le hacía aún más atractivo de lo que ya era. Escuché los latidos de mi corazón acompasados con los suyos cuando se posicionó a mi lado, e intenté no derretirme cuando pasó su mano por mi mejilla.
-Necesito que no te vayas ...-susurró desviando la vista hacia mis labios – necesito que te quedes aquí.
Le imité desviando la vista hacia sus labios y por primera vez desde hacía mucho tiempo me sentía como en casa.
-No podría aunque quisiera.. -susurré terminando de pegar mi cuerpo al suyo, dejando que el aire no pasara entre nosotros -sin la nave puedo sobrevivir, pero…
Me quedé en silencio, ¿Que me pasaba cuando estaba cerca de él?
Antes de que llegara a terminar mi frase, Pablo me besó pasando con delicadeza su mano por mi nuca.
Me...¡Me acababa de besar!
Lentamente se apartó de mi y volvió a desviar la vista hacia mis labios.
-Perdón, no quería…
Antes de darle tiempo a terminar su frase, me abalancé sobre él poniéndome de puntillas y le besé como jamás había besado a nadie.
Pablo me atrajo más a él y acarició mi espalda con ternura causándome verdaderos escalofríos. Sentía mi corazón al borde del colapso, apunto de reventar y hacerme caer al suelo.
Pero por otra parte me sentía en el cielo, tan en paz que la sensación comenzaba a darme algo de vértigo.
-Dime que no estoy soñando.. -separó sus labios de los míos y juntó su frente con la mía.
Esbocé una sonrisa y no pude evitar recordar a Enzo y sus sabias palabras..
“ -No cualquier persona es digna de tu corazón, sabes de sobra que Kano no es el Gazok que necesitas en tu vida. -Pero… -le he elegido yo… -susurré abrazando mis rodillas mientras le miraba desde la cama.
-Le has elegido tú, pero tu corazón es evidente que no -replicó sentándose a mi lado – cuando encuentres al indicado todo tu cuerpo lo sabrá. “
Pablo se separó ligeramente de mi y nuestros ojos se encontraron de nuevo. Mi cuerpo temblaba sin explicación y él ,ajeno a todo pasó su mano por mi espalda acariciándola con delicadeza.
-Solo pido que te quedes conmigo y no me abandones ahora… -se mordió el labio esta vez sin apartar la vista de mi – se que odias a los huesudos pero no sería capaz de seguir en este mundo si tu me abandonas.
Suspiré completamente embriagada y negué con la cabeza. -No lo haré -agaché la cabeza con timidez -siempre estaré aquí.
Pablo esbozó una ligera sonrisa y poniendo sus dedos en mi mentón me hizo levantar la vista.
-Te juro que haré que esto sea lo más ameno posible para ti -besó mi frente con ternura y apoyó sus manos en la pared dejándome sin salida.
Sus ojos volvieron a clavarse en mis labios y una de sus manos comenzó a pasearse lentamente por mi brazo erizando de esta forma cada bello de mi cuerpo. Dirigió sus labios a mi cuello y en un acto reflejo cerré los ojos con fuerza.
Era la primera vez que alguien me tocaba de aquella forma y no sabía como reaccionar.
Antes de continuar alguien tocó con fuerza la puerta. -Joder.. -maldijo Pablo esta vez alejándose completamente de mi y abriendo la puerta.
-Lo siento Pablo – un chico que había visto una vez en la enfermería miró a Pablo algo avergonzado – Zuko te está esperando en la sala.
Pablo giró su cabeza para mirarme y tras un largo segundo cerró la puerta a sus espaldas marchándose y dejándome a solas con mis pensamientos.
Me llevé lentamente una mano a los labios y suspiré.
¿Qué me estaba pasando?
Había estado con Kano y jamás me había sentido de aquella manera. Solté una risa nerviosa al llevar esta vez mi mano al estomago intentando vagamente calmar el cosquilleo que no cesaba.
¿Estaría Pablo sintiendo lo mismo?
Caminé hacia la cama algo nerviosa. Era evidente que algo sentía si no quería dejarme ir. Me deshice de los zapatos y me tumbé en la cama cerrando los ojos e intentando calmar mis nervios.
Unos golpecitos en la puerta hicieron que inmediatamente abriera los ojos y me incorporara.
-¿Puedo? -preguntó Nime abriendo ligeramente la puerta. Asentí esta vez cruzándome de piernas en la cama. -Deberías haberte quedado para ver como proclamaban líder a Pablo -se sentó a mi lado – se que le hubiese gustado porque no dejaba de buscarte con la mirada.
Me sonrojé al recordar lo que acababa de pasar entre nosotros, pero intenté como pude aparentar normalidad. -Sigo sin apoyar que se una a vosotros -dije con sinceridad. -Arima, deberías dejar de estar tan en alerta, nosotros no somos como te habrán hecho creer -se mordió el labio sin saber como convencerme -somos buenos.
Fruncí el ceño.
-¿De verdad crees que Abril es buena persona? -pregunté comenzando a enfadarme -ella fingió ser mi mejor amiga durante años con solo un objetivo.
-No todos somos iguales..
Me levanté de la cama indignada y caminé hacia la puerta. -Lo mejor sería que nos dejarais ir y no obligar a nadie a liderar este lugar -salí de la habitación descalza y agarrando el vestido con las dos manos para que no rozara el suelo caminé en dirección contraria al ruido que causaban aquellos huesudos.
Ande en silencio hasta que frené mis pasos al ver de reojo una gran sala llena de pantallas.
De puntillas en acerqué hasta el umbral de la puerta y sonreí triunfante al no encontrar a nadie.
Me deslicé dentro mientras con asombro miraba la cantidad de cables que cubrían el suelo. Desvié esta vez la vista hacia las pantallas donde se observaba cada rincón de aquella guarida, y entonces un pequeño detalle llamó mi atención. ¿Qué hacía una gran pecera en un lugar como ese? ¿De ahí provenía el olor a pescado?

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora