CAPITULO 11

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PABLO

Entre en el ascensor recordando que el botón 0 me llevaría a la planta de entrenamiento.

Tragué saliva sintiéndome incómodo con mi nuevo uniforme y cuando la puerta comenzó a cerrarse una mano la frenó.

La mirada de Arima se clavó en la mía y con aire de superioridad volvió a pulsar el botón.

-Buenos días -dije mirándola de reojo.

Llevaba el pelo suelto e igual de oscuro que 895, su piel algo pálida me recordaba tanto a ella que me parecía extraño no poder acercarme más.

Pero cuando su mirada me fulminó dándose cuenta de que la observaba, volví a la realidad. Sus ojos no eran iguales, los ojos de Arima con heterocromía eran igual que los del resto de Gazoks e igual que los míos, mientras que los de 895 eran claros, tan claros que me recordaban a un cielo despejado , a la flor Ika en todo su esplendor..

Las puertas del ascensor se abrieron y ella pasando a mi lado comenzó a caminar dejándome atrás.

Poco conocía sobre los Gazoks, pero lo único que tenía claro era que su tecnología para conseguir clonar el cuerpo de Arima y del resto de ellos era de otro mundo.

Caminé tras Arima observando mi alrededor. El lugar era realmente enorme y aún así podía sentir la mirada de todos en mi nuca.

-Bueno -comenzó a hablar Arima al reunirse con otros tres Gazoks – no hace falta ni que le presente -los tres me miraron con el mismo gesto de asombro , como si yo no fuera normal para ellos , como si en el fondo ellos supieran que yo era humano y que no era hijo de ningún líder.

-Lo único que no entiendo es porqué Zafir le ha entregado un uniforme negro y verde cuando es obvio que debería de llevar el rojo -terminó de decir.

-Aquí tienes – dejé de mirar mi uniforme y me centré en la chica de pelo dorado que con gesto amable me extendía un cinturón lleno de fundas que guardaban armas – tenemos poco tiempo para prepararte -esta vez ella miró a Arima con aire desafiante y continuó hablando -no dejaremos que mueras en la batalla.

-¿Morir? -pregunté aterrado ante la idea.

Un chico bastante corpulento soltó una carcajada ante mi reacción y me pegó un golpe amistoso en la espalda.

-Solo morirás si no aprendes rápido a como defenderte.

Le miré intentando sonreír de forma amigable y no pude evitar confesar:

-Yo solo quiero irme

-Este es tu nuevo hogar y..

-Aquí venimos a entrenar -la voz de Arima interrumpió a la chica de pelo dorado.

Me giré para observarla y ella sacó su daga sin apartar la mirada de la mía.

-¿Qué sabes hacer? -preguntó apuntándome con su arma.

La miré atónito, ¿hacer de qué?

Entonces mis ojos se desviaron hacia la chica de pelo dorado que dejando atrás su hermoso aspecto se convirtió en una gran bestia.

Aterrorizado di un paso hacia atrás soltando el cinturón que minutos antes me había dado. Mis pulsaciones se aceleraron y mis piernas perdieron el equilibrio cuando esa criatura que ya había visto en la muerte de 895 avanzó hacia mi haciéndome caer de golpe.

Ante mis ojos una figura casi invisible se abalanzó sobre la criatura y cortó su cuello con una rapidez asombrosa.

La bestia acabó en el suelo mientras lentamente iba desapareciendo hasta volver a su cuerpo original.

-¿Y bien? -preguntó esta vez ella poniéndose de pie y acomodándose el pelo -¿tú que es lo que haces?

-Nada -confesé aún en el suelo.

Los cuatro se miraron entre ellos y solo Arima caminó hacia mí.

-Es imposible que el hijo de Zafir no sepa hacer absolutamente nada -se agachó a mi lado y me centré en su penetrante mirada – no vamos a tener tiempo de protegerte.

Respló algo agobiada y lanzando la daga al suelo caminó enfadada hacia la salida de la sala de entrenamiento.

No tardaron en seguirla los demás, todos menos la chica de pelo dorado. Ella se acercó a mi y me extendió la mano.

-Me llamo Abril -intentó calmar mis nervios con una sonrisa mientras yo pensaba si agarrar su mano o no después de haber visto su otro aspecto.

-Arima es así de impulsiva, pero jamás dejaría a nadie de su equipo morir en el campo de batalla -agarré al fin su mano y me levanté -y ahora mismo eres su responsabilidad.

Giré mi cabeza para mirar a Arima que aún caminaba con furia y no pude evitar sentir una punzada en el pecho.

-¿Tú sabes por qué es tan parecida al robot que se encargó de mi en aquel zulo? -pregunté sin poder apartar la vista de su figura.

Abril sonrió posicionándose delante de mi y haciendo que mi mirada se centrase en ella al fin.

-Los Gazoks no nos fiamos de nada y de nadie, por eso todos los médicos y enfermeros son hechos a nuestra imagen y semejanza -sacó una daga de su funda y continuó hablando -solo así nos sentimos seguros.

Acarició el arma y me la ofreció mientras se mordía el labio con nerviosismo.

-¿Quieres que sea yo la que te entrene?

Asentí agarrando por primera vez la daga.

-Primera regla – se alejó de mi mientras mis ojos seguían clavados en el arma que portaba -jamás debes temer ni dudar en matar a alguien si tu vida corre peligro.

Aparté la mirada de ella y me fijé en como agarraba un arco y me apuntaba con una de las flechas mientras entornaba un ojo.

Lanzó la flecha que rozó mi mejilla haciendo que yo diera dos pasos hacia atrás con brusquedad.

-Segunda regla -volvió a coger una flecha y me apuntó de nuevo entornando un ojo -jamás debes dejar con vida a un huesudo.

Disparó golpeando mi daga, y sin perder tiempo se hizo de nuevo con otra flecha.

-Tercera regla -esta vez me sonrió, pero su gesto no tuvo el efecto que ella quería – los Gazoks no podemos tener miedo y sigo esperando a que me ataques.

Lanzó la flecha que aterrizó a milímetros de mis pies y sin pensármelo mucho corrí hacia ella levantando la daga, pero cuando su rostro quedó frente al mío , frené en seco sin poder evitarlo.

Ella aprovechó mi debilidad para levantar la pierna y golpearme tan fuerte que caí al suelo mareado y adolorido.

-Irás aprendiendo poco a poco -me dijo ofreciéndome su mano y ayudándome a levantar.

-¿Qué son los huesudos? -pregunté lleno de intriga – es decir, sé que son bestia, pero

-Son seres monstruosos que solo desean la destrucción de nuestra nave – miró a su alrededor y se acercó más a mi -son Gazoks desterrados que solo buscan el fin de nuestra especie.

-Pero. .¿por qué son así de..

-Son aberraciones genéticas.. -continuó hablando mientras caminaba hacia la salida -son monstruos a los que se empezaron a matar al nacer demasiado tarde.

Seguí sus pasos sin soltar la daga de mi mano. Era obvio que aquel lugar no era seguro y ya había sido demasiado estúpido como para seguir siéndolo.

Abril se dio la vuelta de golpe y me miró con entusiasmo.

-Te veré esta noche aquí -desvió la vista hacia mi mano que intentaba ocultar la daga sin éxito alguno -no tardes, te estaré esperando para darte otra clase.

Asentí y ella giñándome un ojo caminó hacia el ascensor.

Me quedé quieto y pensé en su confesión.

¿Mataban a los suyos solo por nacer con otro aspecto?

Sonreí con tristeza pensando de nuevo en 895, era un robot, pero tenía más sentimientos que cualquiera de los que estaban allí.

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora