CAPITULO 14

66 46 1
                                    

PABLO

Vi a la gente sentada en las gradas mientras aplaudían con entusiasmo cuando los equipos comenzaron a entrar en aquella gran plaza que me recordaba a una plaza de toros, y así me sentía, como un indefenso animal atrapado que se dirigía a su muerte.

Tragué saliva observando mi alrededor y me quedé sin aliento cuando mis ojos se fijaron en el gran laberinto que se extendía ante mis ojos.

¿Estábamos en el exterior o aún seguíamos en un interior con grandes ventanales?

Arima encabezando nuestro equipo se dirigió hacia la gran entrada de aquel laberinto de enormes setos que daba la sensación de que podían tocar las nubes.

-¿Estáis preparados? -preguntó con nervios evidentes.

¿Por qué era tan importante para ellos hacer todo esto? ¿De verdad no había una salida más fácil?

Sus ojos se desviaron hacia los tres equipos rivales y soltó un suspiro que me estremeció.

-Ganaremos nosotros -dijo Abril pasando una mano por el hombro de esta, apartándolo de inmediato cuando la voz del líder sonó por el megáfono.

-Queridos Gazoks, estáis apunto de emprender un nuevo viaje que no traerá más que beneficios a esta nuestra nave – Zafir miró a todos desde lo más alto de las gradas y sonrió para relajar aquel tenso momento -el equipo que salga con vida del gran laberinto y logre traer el trofeo de las dos espadas y la corona será premiado con la libertad para que lejos de la nave pueda proteger a los humanos y a los gazoks de su alrededor, ese es el mayor premio que se llevaran.

Todos aplaudieron y entonces un fuerte sonido comenzó a sonar dando por comenzada la gran Batalla de los Guerreros.

Arima sacó sus dos dagas sin perder tiempo mientras Abril se colocaba bien el arco que había decidido elegir.

Yo en cambio saqué mi daga de la funda y me quede quieto analizándola .¿Estaba dispuesto a matar por mi libertad? ¿Y si aún así no conseguía volver a mi vida anterior?

Tragué saliva sintiendo que mis piernas comenzaban a temblar, si moría aquí jamás nadie volvería a saber de mi paradero.

-¡Pablo! -gritó Abril llamando mi atención cuando ya estaban bastante avanzados.

Saliendo de mis pensamientos corrí detrás de ellos.

La tensión se palpaba en el aire, aquel lugar estaba completamente en silencio y solo nuestros pasos lo rompían.

Caminamos en silencio por aquel sendero hasta que dos caminos diferentes nos hicieron frenar.

-Están cerca.. -susurró Arima mirando a Abril y le hizo un gesto con la cabeza a modo de despedida, como si aquella fuese la última vez que se verían -sal de esta con vida.

¿Ha esto se referían cuando decían que me iban a dejar de cebo?

-Son dos huesudos bastante grandes -avanzó entre nosotros Eros y entorno los ojos sin dejar de mirar aquel largo y nublado camino donde aún un ojo humano como el mío no veía nada.

-Nosotros seguiremos avanzando por la izquierda -Arima me miró de reojo y volvió a mirar a Abril- suerte.

Los tres comenzaron a correr por el lado derecho hasta que sus pasos se dejaron de escuchar, en ese momento solo mis latidos interrumpían el sepulcral silencio.

Sabía que iba a morir, sabía que de esta era prácticamente imposible salir con vida.

-¿Por qué les atrae mi sangre? - pregunté intentando dejar de escuchar mis latidos.

-No es momento de preguntar -contestó Abril temblando cuando en la niebla ya se podía distinguir la figura de los dos huesudos.

Tiró el arco al suelo y en segundos se transformó en un huesudo.

Las dos criaturas corrieron hacia nosotros y cubrí mi cara cuando Abril echó también a correr levantando consigo una enorme polvoreda.

Ella se abalanzó sobre uno de los huesudos mientras intentaba llegar a su cuello con desesperación intentando matarlo antes de que pudiesen llegar a mi.

El otro huesudo que había frenado sus pasos al ver el ataque de Abril hacia su compañero, al fin centro su mirada en mi y tras gruñir con fuerza volvió a correr aún más rápido.

Sin perder tiempo cogí el arco y la flecha que segundos antes Abril había tirado al suelo.

Tenía al huesudo a escasos metros de distancia, así que con las manos temblorosas agarré el arco con fuerza y apunté la flecha.

Tragué saliva y disparé con tan mala suerte que por culpa de mis manos temblorosas la flecha acabó en su brazo.

-¡Abril! -grité antes de que la criatura de un golpe me lanzara por los aires.

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora