GAZOKS (parte 1)

CAPITULO 38

ARIMA

Abrí los ojos lentamente mientras fijaba la mirada en una chica que ya había visto en otro lado.
-Buenos días, me llamo Nime -me ofreció la mano para ayudarme a levantar.
Rechazando su gesto me incorporé y desvié la vista esta vez hacia Aiden que detrás de ella clavaba la mirada en mi.
-Bueno.. -la chica apartó su mano de mi y suspiró -he venido a sacarte de aquí.
Abrí los ojos como platos y me acerqué a ella.
-Pablo ha decidido que estás invitada a la ceremonia en la que le proclamaremos líder absoluto de los huesudos -me sonrió y me señaló la puerta abierta de la celda.
Me froté los ojos confusa y algo cansada.
¿Había escuchado bien? ¿Pablo líder de los huesudos?
-Ha decidido que te corresponde una habitación como a un ser normal -Aiden puso los ojos en blanco y resopló algo molesto .
-¿Desde cuando un Gazok puede ser un ser normal?
Le fulminé con la mirada comenzando a enfadarme.
-Quiero ver a Pablo y hablar con él -exigí.
La chica con dos perfectos moños y un ligero mechón cayendo por su rostro pecoso negó con la cabeza.
-Le verás en la ceremonia -me volvió a señalar la puerta abierta de la celda – igual que todos nosotros.
Me mordí el labio que comenzaba a temblar lleno de angustia e impotencia y caminé con desgana por donde me indicaban.
La chica se posicionó a mi lado y continuó hablando.
-En la habitación encontrarás una ducha, una cama muy cómoda y ropa con la que asistir a la ceremonia.
Fruncí el ceño confundida.
-¿Cuando aceptó Pablo ser uno más de vosotros? -pregunté.
-Esta misma mañana -contestó ella esbozando una sonrisa de oreja a oreja – por fin se hará justicia con nosotros.
La seguí por el pasillo sin comentar nada y frené cuando después de subir las escaleras me señaló una puerta.
-Esta será tu nueva habitación.
Con desconfianza caminé hacia la puerta y la abrí con lentitud. Una gran cama en tonos ocre adornaba el centro de la habitación. Sus paredes blancas me hicieron transportarme hasta la nave, donde había sido tan feliz…
Me mordí el labio tembloroso intentando ocultar mi emoción al recordar escenas donde Abril y yo reíamos hasta la madrugada mientras hablábamos de nuestras cosas.
-¿Te gusta? -preguntó la chica detrás de mi.
Di un paso dentro del cuarto agitando la cabeza para borrar esos estúpidos recuerdos de mi mente y solo entonces me fijé en un vestido negro que aún en su percha ocupaba parte de la cama.
-Es para la ceremonia de presentación – se acercó a mi y tocó ligeramente el vestido con los dedos - espero que mi elección te guste.
-Em… yo nunca -me quedé en silencio sintiéndome algo ridícula – jamás me he puesto algo parecido. La chica sonriendo agarró el vestido y me lo ofreció.
-No solo nacemos para matar, tenemos que divertirnos de vez en cuando como jóvenes que somos .
Cogí el vestido y suspirando me senté en la cama.
-Relajate – se sentó a mi lado y pasó su mano por mi hombro -esta noche hablarás con Pablo.
La miré durante un segundo y acaricié el vestido de seda.
-No creo que eso sea lo que él quiere.. -susurré siendo sincera por un instante – creo que él ya ha elegido a que bando pertenecer.
Era la primera vez que me sentaba cerca de una huesuda y no tenía ganas de acabar con su vida. ¿Qué diría Enzo si me viera en esta situación?
Era evidente que estaba cambiando sin apenas darme cuenta.
-No todo son bandos, yo solo me quedaría en como te mira él – sonrió y agachó la cabeza -de ese bando no creo que nadie le saque jamás.
Levantó la vista y clavó sus grandes ojos en mi, pero no dijo nada más, se puso de pie y me dedicó una sonrisa sincera.
-Te dejo para que te prepares – caminó hacia la puerta e hizo el amago de cerrarla , pero frenó recordando algo – por cierto, intenta no llegar tarde, a esas ceremonias hay que ser puntual.
Diciendo eso cerró la puerta dejándome con la cabeza agachada y acariciando de nuevo aquel hermoso vestido mientras pensaba en como iba a hacer para convencer a Pablo de que no cometiera el disparate de aliarse con seres tan peligrosos como los huesudos.